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Tribuna Libre

Respirar aire limpio no debería ser un privilegio, sino un derecho

Publicado: 23/05/2025 ·06:00
Actualizado: 23/05/2025 · 06:00
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Respirar es un acto biológico que hacemos de forma automática, sin pensar. Pero lo que respiramos influye directamente en nuestra salud y bienestar. La calidad del aire que nos rodea afecta no solo a nuestros pulmones, sino también al corazón, al sistema inmunológico e incluso al estado de ánimo.

Por razones como éstas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la contaminación del aire uno de los principales riesgos ambientales para la salud humana y reclama que sea tratada como un problema sanitario de primer orden. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), cada año mueren de forma prematura unas 25.000 personas en España debido a enfermedades agravadas por la mala calidad del aire. En el caso de Cartagena, un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) estima que se podrían evitar 104 muertes anuales si se cumplieran las recomendaciones de la OMS.

En la Región de Murcia, la calidad del aire ha sido motivo de inquietud creciente en los últimos años, especialmente en comparación con otras regiones del país. Los niveles de contaminación están siendo cada vez más vigilados y no es para menos: respirar aire limpio no debería ser un lujo, sino un derecho fundamental.

Aunque a simple vista el cielo de Cartagena pueda parecer despejado, los datos científicos cuentan otra historia. ¿Está realmente el aire que respiramos dentro de límites seguros? ¿Qué papel desempeñan las industrias, las estaciones de medición y las autoridades?

Entre micropartículas invisibles y contaminantes persistentes

Según la última evaluación de impacto sobre la calidad del aire de la AEMA, una de las formas más peligrosas de contaminación es la exposición a las diminutas partículas PM2.5, que flotan en el aire sin ser visibles. Estas partículas provienen del humo de industrias o del tráfico rodado, de incendios forestales, de la quema de residuos agrícolas o urbanos y de las emisiones derivadas de la calefacción de edificios.

Lo preocupante es que estas micropartículas pueden penetrar profundamente en los pulmones e incluso llegar al torrente sanguíneo, afectando al sistema respiratorio, el corazón, el cerebro y otros órganos. Su presencia está relacionada con el desarrollo o agravamiento de enfermedades crónicas como el asma o la bronquitis y con un mayor riesgo de muerte prematura por dolencias cardíacas y pulmonares. De hecho, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), dependiente de la OMS, las ha clasificado como material cancerígeno del Grupo I.

En Cartagena, durante 2024, las superaciones diarias del límite recomendado por la OMS para partículas PM2.5 han oscilado entre 40 y 67 veces, según la estación medidora. El tráfico en áreas urbanas y periurbanas es una de las principales fuentes de estas emisiones. Por ello, se están implementando en la ciudad las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), aunque muchas de las medidas se centran en fomentar la movilidad sostenible sin aplicar restricciones efectivas al uso del vehículo privado, lo que reduce considerablemente su capacidad real para combatir la contaminación.

Otra clase de partículas son las PM10, más visibles, ya que suelen presentarse en forma de polvo. Aunque son menos tóxicas que las PM2.5, también resultan dañinas, especialmente para las vías respiratorias superiores. Sus efectos perniciosos se agravan cuando alcanzan altas concentraciones o la exposición se prolonga en el tiempo. Las fuentes más comunes de PM10 incluyen el desgaste de neumáticos y frenos, obras, labranza agrícola, polen, combustión de carbón o leña, partículas de sal marina por erosión costera y polvo sahariano. Además, estas partículas pueden actuar como vehículos de sustancias cancerígenas presentes en el ambiente.

La legislación española establece un valor límite diario para PM10 que no puede superarse más de 35 veces al año. En el municipio cartagenero y en el año pasado, las estaciones de medición han registrado entre 12 y 25 superaciones del máximo aceptable. A esto se suman los episodios de polvo sahariano, que en 2024 motivaron dos veces la activación del Nivel 3 o de alerta en la ciudad. En lo que va de 2025, una concentración media diaria de partículas PM10 de 158,27 µg/m³ ha vuelto a activar el Nivel 3 (alerta).

 

                                               

 

Ecologistas en Acción ha advertido también sobre la contaminación por dióxido de nitrógeno (NO) en la Región de Murcia, incluyendo Cartagena, donde regularmente se superan los límites recomendados por la OMS. Este contaminante proviene mayoritariamente del tráfico, la actividad industrial y las quemas agrícolas. La estación urbana de Mompeán (Los Mateos) alcanzó el año pasado 105 superaciones diarias del valor límite diario de la OMS. Además, un estudio de la misma organización en mayo de 2024 reveló que todos los entornos educativos de Cartagena registran niveles de NO superiores al valor medio anual recomendado (10 µg/m³). En algunas zonas, las concentraciones duplican ese límite, lo que representa un riesgo significativo para la salud infantil y juvenil, al estar asociado al desarrollo o empeoramiento de enfermedades respiratorias crónicas, cardiovasculares e incluso, en casos graves, edema pulmonar.

En la Región de Murcia, la calidad del aire ha sido motivo de inquietud creciente en los últimos años, especialmente en comparación con otras regiones del país. Los niveles de contaminación están siendo cada vez más vigilados y no es para menos: respirar aire limpio no debería ser un lujo, sino un derecho fundamental.

El ozono troposférico (O), por su parte, es un contaminante que se forma en la atmósfera por reacciones químicas derivadas de emisiones de vehículos e industrias, favorecidas por la radiación solar y las altas temperaturas. Es especialmente frecuente en regiones mediterráneas como Murcia. Aunque en 2024 sus niveles fueron "sustancialmente más bajos" que en 2023, debido a un verano menos caluroso, la estación de Alumbres, cercana al Valle de Escombreras, sigue registrando los peores niveles de la ciudad. Allí, la calidad del aire ha sido calificada como mala durante tres años consecutivos, superando ampliamente los valores legales permitidos.

En cuanto al dióxido de azufre (SO), su impacto fue relevante en décadas pasadas, pero ha disminuido considerablemente gracias al abandono de combustibles altamente contaminantes. Aun así, en 2024 se registraron dos superaciones del valor límite diario en el Valle de Escombreras (las únicas en toda la Región). Un dato positivo es la reducción de emisiones de SO en la zona urbana de Cartagena durante el mismo año. Sin embargo, persiste una laguna importante: no existen mediciones específicas en el muelle de cruceros del Puerto de Cartagena, a pesar de que estos buques, según estudios europeos, llegan a contaminar hasta diez veces más que todo el parque automovilístico de Europa.

Suelos contaminados, un riesgo ambiental permanente en Cartagena

En Cartagena persiste un riesgo ambiental añadido vinculado a la presencia de numerosos suelos contaminados, herencia de antiguas instalaciones industriales ubicadas cerca del casco urbano, como la fundición de Peñarroya, Potasas y Derivados o Española del Zinc.

Cuando se registran vientos con velocidades superiores a los cuatro metros por segundo, estos terrenos pueden sufrir procesos de erosión que liberan partículas con elementos tóxicos (en algunos casos radiactivos) como cadmio, zinc, plomo o arsénico. Estas partículas quedan suspendidas en el aire y pueden ser transportadas a kilómetros de distancia, depositándose sobre viviendas, cultivos y otras superficies, tanto en zonas rurales como urbanas, lo que incrementa el riesgo de exposición por inhalación para la población.

Aunque a simple vista el cielo de Cartagena pueda parecer despejado, los datos científicos cuentan otra historia. ¿Está realmente el aire que respiramos dentro de límites seguros? ¿Qué papel desempeñan las industrias, las estaciones de medición y las autoridades?

La situación de la calidad del aire en Cartagena respecto a la presencia de metales pesados es compleja y, en muchos casos, contradictoria, dependiendo de la fuente consultada. Un estudio realizado en 2024 por la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, tras once meses de toma de muestras en los entornos de las antiguas zonas mineras de Cartagena, La Unión y Mazarrón, concluyó que las concentraciones de metales pesados en el aire no superan los límites establecidos por la normativa vigente. Sin embargo, organizaciones como Ecologistas en Acción discrepan de esta conclusión. Señalan que la red de estaciones de medición es insuficiente y que el análisis de metales pesados y otros contaminantes se realiza de forma esporádica, lo que, según afirman, podría comprometer la fiabilidad de los datos y la evaluación del riesgo real.

 

En el barrio cartagenero de Torreciega, diversos informes, respaldados por estudios universitarios, han detectado concentraciones elevadas de metales pesados en el aire, lo que supone un serio riesgo para la salud de la población. Estos estudios han impulsado demandas vecinales para que se adopten medidas paliativas urgentes. Esta visión contrasta con la postura oficial de la Consejería de Medio Ambiente, que insiste en que los estudios que manejan no evidencian riesgos para la población por la inhalación de metales presentes en el aire.

Retos para la red de control del aire

La Red de Vigilancia y Control de la Calidad del Aire de la Región de Murcia está compuesta por 11 estaciones fijas y una unidad móvil. De éstas, cuatro están situadas en el área de Cartagena:  Mompeán, Alumbres, Valle de Escombreras y La Aljorra. Estas estaciones miden en tiempo real contaminantes clave como las partículas PM2,5 y PM10, dióxido de nitrógeno (NO) y ozono troposférico (O).

Por otro lado, la Autoridad Portuaria de Cartagena ha instalado dos medidores de calidad del aire en la dársena de Escombreras. No obstante, la información recogida por estos dispositivos no ha sido publicada ni incorporada a la red regional, lo que plantea dudas sobre la transparencia y la utilidad pública de la misma.

No todos los contaminantes recogidos en el Real Decreto 102/2011 sobre la mejora de la calidad del aire se controlan en cada una de las once estaciones fijas de la Región. Entre los ausentes destacan los metales pesados, cuya vigilancia sistemática continúa pendiente, a pesar de su elevado riesgo para la salud humana. En este contexto, resulta esencial la instalación de una estación de medición en la zona de El Llano–El Estrecho de San Ginés, dotada de tecnología capaz de detectar elementos como plomo, arsénico, cadmio o níquel. Estos metales, liberados por la dispersión aérea de suelos contaminados del entorno, ya han sido relacionados con problemas de salud pública en barrios próximos.

Durante 2024, las estaciones de la red han continuado presentando fallos técnicos en los equipos medidores, lo que ha ocasionado interrupciones en las comunicaciones, ausencia o pérdida de datos, errores en las lecturas e incluso falsas superaciones. Estos problemas reflejan la necesidad urgente de modernizar la red y sustituir una parte significativa de los analizadores que ya han superado su vida útil.

Como avance positivo, desde principios de 2025, la Comunidad Autónoma ha puesto en marcha un modelo de medición en tiempo real de la calidad del aire para cada municipio incluido en la red. Esta herramienta también ofrece predicciones para las siguientes 24 horas y representa un paso importante en la aplicación de inteligencia artificial (IA) para mejorar la gestión y la prevención de la contaminación atmosférica. En consecuencia, las autoridades regionales y locales deben dar la debida prioridad a la modernización de la red de vigilancia, mejorar su plan de mantenimiento, incrementar el acceso público y fácil de los datos y extender el control a todos los contaminantes relevantes, ya que sin una medición fiable, completa y transparente, no puede haber soluciones efectivas.

Hora de actuar por un aire más limpio

La calidad del aire en Cartagena sigue siendo motivo de gran preocupación debido a la persistencia de niveles elevados de contaminación, especialmente por partículas en suspensión (PM2,5 y PM10), dióxido de nitrógeno (NO) y ozono troposférico (O). En repetidas ocasiones, estos contaminantes superan los valores límite establecidos tanto por las directrices de la OMS, como por la normativa española vigente.

El informe "La calidad del aire en la Región de Murcia" de Ecologistas en Acción, correspondiente a 2024, destaca que un 93% de la población de la Región ha respirado aire insalubre durante gran parte del año, según los valores guía establecidos por la OMS. La exposición prolongada a estos contaminantes puede tener consecuencias muy graves para la salud, como enfermedades respiratorias, cardiovasculares, algunos tipos de cáncer y otros trastornos crónicos.

A este problema se suma un factor estructural: la persistencia de suelos contaminados en el entorno del antiguo cinturón químico industrial y la Sierra Minera, que continúan siendo fuentes de dispersión de sustancias tóxicas a través del aire, a pesar de que las actividades industriales y mineras cesaron hace años.

Frente a este panorama, las actuaciones adoptadas por las distintas administraciones han sido limitadas y, en muchos casos, insuficientes. Aunque se han llevado a cabo algunas iniciativas, la ausencia desde 2019 de una Estrategia Regional para la Mejora de la Calidad del Aire, junto con la falta de una intervención efectiva sobre los suelos contaminados, demuestran la urgente necesidad de una respuesta proporcional a un problema, que se ha vuelto crónico.

A la luz de los datos y la situación descrita, resulta evidente que Cartagena necesita una estrategia clara, coordinada y decidida para mejorar la calidad del aire y reducir los riesgos ambientales acumulados durante décadas. No se trata solo de proteger el entorno, sino de garantizar un derecho básico: la salud de la población. Cartagena no necesita más discursos, sino medidas urgentes y efectivas para mejorar el aire que respiramos.ç

 

Francisco José Conesa Cánovas

Doctor Ingeniero Industrial

 

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