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Tribuna libre

Nuevas dinámicas turísticas en un escenario cambiante

"Las empresas que sepan adaptarse a esta nueva realidad tendrán una ventaja competitiva en los próximos años"

Publicado: 09/08/2025 ·06:00
Actualizado: 09/08/2025 · 06:00
  • Zona costera de Cabo de Palos.
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El verano de 2025 está marcando un punto de inflexión para el sector turístico desde una perspectiva claramente empresarial. Aunque julio y agosto siguen concentrado el grueso de la actividad, este año se están dando casuísticas que invitan a una reflexión profunda sobre la sostenibilidad operativa, la rentabilidad y la planificación a medio plazo.

Uno de los datos más significativos es la ligera bajada de turismo en el mes de agosto, especialmente en algunos destinos de sol y playa que tradicionalmente disfrutan alta ocupación. Según estimaciones del sector, algunos municipios costeros han visto una reducción del 7-10% en la ocupación hotelera respecto al mismo mes del año anterior. Lejos de interpretarlo como una señal negativa, muchas empresas están viendo en este descenso una oportunidad para equilibrar flujos y mejorar la experiencia del cliente.

La descongestión de destinos en temporada alta es una medida que empieza a estar alineada con estrategias de diversificación y desconcentración, y los ayuntamientos tienen un papel muy relevante. Desde el punto de vista empresarial, esto puede ayudar a reducir costes operativos asociados al overbooking, reclamaciones o desgaste del personal y al mismo tiempo, favorecer la fidelización de un cliente que valora la calidad del servicio por encima del volumen.

Este movimiento está ocurriendo en paralelo al auge de destinos alternativos. El turismo rural ha crecido un 12% en comparación con el 2024 y los campings están experimentando una ocupación media del 85% en julio y agosto, cifras muy competitivas que antes solo alcanzaban los hoteles de playa. Además, las ciudades de interior con oferta cultural, gastronómica y musical han mantenido un flujo constante de visitantes con un gasto medio por turista incluso superior al del litoral, según  algunas asociaciones del sector.

 

La temida estacionalidad comienza a romperse tímidamente"

 

Para las empresas, esto se traduce en una diversificación de producto y en la posibilidad de alargar la temporada más allá del verano. La temida estacionalidad comienza a romperse tímidamente, permitiendo una planificación más estable y sostenible a lo largo del año. No obstante, este cambio requiere una adaptación del modelo de negocio: desde la flexibilidad en los contratos laborales hasta la estrategia de precios y comunicación. Con todo lo mencionado anteriormente el Sol y Playa, continua siendo un gran potencial turístico.

Otro de los fenómenos que más ha sorprendido a nivel empresarial este verano es la creciente cantidad de establecimientos de restauración que están cerrando entre semana incluso en los meses tradicionalmente más intensos, como julio y agosto. Resulta paradójico ver bares y restaurantes con cartel de “cerrado por descanso del personal".

¿A qué responde esta decisión?

Desde el punto de vista económico, hay varias hipótesis. La primera es la dificultad para encontrar personal cualificado que permita organizar turnos con libranzas razonables. A esto se suma el aumento de costes de todo tipo que obliga a muchas empresas a reestructurar su horario para garantizar la rentabilidad. En algunos casos, cerrar un día a la semana reduce entre un 8% y un 12% los costes operativos, sin una pérdida significativa de ingresos, especialmente si se concentra la actividad en los días de mayor demanda.

Cabe reseñar, una vez más, que son altamente necesarias las mejoras salariales, las revisiones de convenios tienen que ser activas, como el sector al que pertenecen.

La profesión de camarero/a, que así debe ser, tiene que ser digna y altamente considerada como cualquier otra. Para eso hay: formación y salarios.

En resumen, el verano de 2025 deja lecciones claras para el tejido empresarial turístico. La diversificación de destinos, la leve descongestión estival, alargamiento de las temporadas y los cambios operativos en restauración apuntan hacia un modelo más flexible, orientado a la sostenibilidad económica y laboral. Las empresas que sepan adaptarse a esta nueva realidad, anticiparse a los cambios de comportamiento del consumidor y optimizar su gestión interna, tendrán una ventaja competitiva en los próximos años.

 

Soledad Díaz

Hotelera

Miembro de la Mesa del Turismo de España

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