El pueblo hermano de la comunidad valenciana sufrió una de las más devastadoras inundaciones de su historia. Digo pueblo hermano, puesto que tenemos muchas similitudes en las tradiciones, juegos, hechos históricos e incluso hemos formado parte de un mismo reino en el medievo; sin olvidar, claro está, las tan temidas inundaciones que asolan a menudo nuestras tierras.

La madrugada del 29 de octubre, en Murcia, se produjeron fuertes lluvias, nada anormal. A nadie se la pasaba por la cabeza en un principio lo que ocurriría en Valencia y Letur (Albacete) la tarde de ese mismo día. Ya entrada la noche, a través de los medios de comunicación televisivos y emisoras de radio, nos ofrecían imágenes y sonidos escalofriantes de todo lo que estaba comenzando a suceder en los dos lugares anteriormente mencionados. No éramos conscientes, de momento, de las proporciones apocalípticas de este desastre sin igual.

Al amanecer del día siguiente, miércoles 30 de octubre, continuaban los medios ofreciendo sin descanso imágenes de lo ocurrido la tarde anterior y actuales de lo que acontecía en ese momento en las zonas afectadas, en nuestras comunidades vecinas: coches arrastrados por el agua, desbordamiento de los barrancos, personas encaramadas en arboles con su vida pendiente de un hilo,… una barbaridad. El agua y el barro en esos momentos eran los dueños de L'Horta Sud y Letur.

La situación que se transmitía en imágenes por la televisión parecía surrealista"

Ya entrada la tarde se palpaba realmente la magnitud de esta tragedia, cuando se narraban las primeras cifras de fallecidos y afectados por las avenidas. La emisora de radio pública de la Región de Murcia, en solidaridad con los afectados, ofreció aquella tarde canciones de artistas valencianos hasta el anochecer. Inmediatamente, la sociedad murciana se movilizaría para mitigar en medida de lo posible, las necesidades básicas de valencianos y letureños, iniciándose así tanto por asociaciones como de forma individual, acopio de agua, ropa, alimentos de primera necesitad.

Poblaciones como Murcia, Cartagena, Lorca, Molina de Segura, Caravaca de la Cruz, Águilas, Torreagüera, La Alberca, Cabezo de Torres, Beniaján…, por citar unas pocas, se movilizarían para lograr ese fin común. Tanto el Gobierno regional como los distintos ayuntamientos comenzaron a enviar a partir del jueves 31 de octubre efectivos, como, por ejemplo, agentes medioambientales, brigadas forestales, policías, personal de limpieza,… para comenzar las labores de vuelta a la normalidad, vislumbrándose que esta tardaría en llegar. Todo el mundo quería ayudar a paliar esta situación, inclusive varias asociaciones o comunidades islámicas de Murcia.

La situación que se transmitía en imágenes por la televisión parecía surrealista para la época en la que estamos viviendo: gente pidiendo ayuda desesperadamente ante las cámaras de televisión y quejas amargas por el abandono en la gestión de tal desastre, de las distintas administraciones a nivel nacional, regional y local.  

Continuaban pasando los días y proseguía la solidaridad"

Desde la distancia, y en particular desde Torreagüera, la asociación hospitalaria Caballeros y Damas del Cristo del Valle, junta municipal y varias personas a nivel individual realizaron entre sus habitantes una recolecta de alimentos, ropa, agua… para enviar un camión tráiler completamente cargado al territorio valenciano. Cabe mencionar que la asociación hospitalaria no se olvidó de los afectados en el pueblo de Letur, haciendo lo propio con los vecinos afectados.

Los días pasaron y los comentarios de algunos murcianos desplazados como voluntarios, para la ayuda en las tareas de recuperación de la normalidad fueron demoledores. Por ejemplo, una chica decía: "Hemos abierto tres casas que no se podían abrir por estar obstruidas las puertas, pero, aunque hay muchos voluntarios, es impresionante la labor y empatía que toda España está mostrando. La catástrofe es tan grande que los voluntarios parecían hormigas". Un experto montañero narraba: "He visto morir compañeros en montaña y no ha sido tan duro como esta situación".

Continuaban pasando los días y proseguía la solidaridad. En la ciudad de Murcia, padres y madres de alumnos y estos mismos formaron brigadas para desplazarse a las zonas afectadas para comenzar a limpiar centros educativos. En Torreagüera, mientras tanto, se recogían utensilios de menaje y productos de limpieza a través de la asociación Caballeros y Damas del Cristo del Valle, para transportarlos a la localidad de Alacuás y en concreto a la zona que tenía habilitada la concejalía de servicios sociales. El transporte del material recopilado no fue fácil, los accesos a L´Horta Sud, no resultarían sencillos, con retenciones de tráfico desde Torrent hasta Alacuás, de hasta tres horas.

Finalmente, miembros de la asociación llegaron a su destino de una forma sorpresiva. Desde el ayuntamiento de Alacuás hasta el punto de entrega del material donado fueron acompañados amablemente por miembros de la policía local. El personal voluntario, muy agradecido, ayudó a estos en la descarga. De vuelta a Torreagüera, un sonido muy esperanzador: los niños de un colegio de esta localidad gritaban jugando en su patio, ajenos en ese momento, a todo lo que había ocurrido y lo que todavía tendrían que vivir. Esta situación es sinónimo de que hay que seguir para delante, sin olvidar a las personas que perecieron ni lo ocurrido. Poco a poco se está volviendo a la normalidad, aunque tardará algún tiempo en llegar, pero lo que nos enseñan este tipo de situaciones es que, la humanidad y solidaridad de los ciudadanos españoles y residentes en nuestro país, en momentos críticos, sigue intacta. “Anem, Valéncia”.

En recuerdo de los fallecidos y afectados por la Dana del 29 de octubre de 2024.

Raúl Jiménez y Lorca.

Cronista de Torreagüera.