Pedro Sánchez dijo una vez que no podría dormir tranquilo si Pablo Iglesias entraba en el Gobierno. Y tenía razón. Iglesias no iba a dormir, iba a gobernar. Pero con Ábalos, con Santos Cerdán, con sus amigos de 40 y 50 años, con sus tramas, sus contratos y sus silencios… con esos sí ha dormido a pierna suelta. Hasta ahora.

Desde que irrumpimos en 2015 con 69 escaños y más de cinco millones de votos, Podemos fue una piedra en el zapato del régimen. El “Sí se puede” no fue un lema. Fue una amenaza. Dijimos que queríamos gobernar para cambiarlo todo: RTVE, Fiscalía, CNI. Dijimos que el poder no era propiedad privada del bipartidismo. Y el sistema reaccionó como siempre reacciona cuando se siente en peligro: vetos, portadas, cloacas, campañas.

Queríamos aire fresco, y nos cerraron todas las ventanas.

Resistir ha sido duro. Pero no es el fin. Es solo el medio. El objetivo sigue siendo cambiarlo todo"

En 2017, Pablo Iglesias presentó una moción de censura sabiendo que no había votos suficientes. Lo hizo porque era lo justo. Porque hacía falta dignidad. Un año después, Sánchez sí la sacó adelante. ¿La diferencia? Que nosotros ya no éramos tan peligrosos. Ya nos podían dejar estar… si no molestábamos.

Desde entonces, el camino ha sido cuesta arriba. Pasar de 69 a 4 escaños no fue solo un revés electoral. Fue un golpe emocional, político y personal. Dolió. Y duele. Pero aquí seguimos. No por cabezonería. No por orgullo vacío. Resistimos porque nuestras convicciones siguen intactas. Porque no vinimos solo a resistir. Vinimos a gobernar. A cambiarlo todo.

Y aún estamos a tiempo.

Hoy, esos cuatro escaños pesan más de lo que parecen:

• - Ione Belarra, que no ha dejado de decir la verdad: “El Gobierno está en la UVI y no se puede seguir como si nada”.
• - Javier Sánchez Serna, exigiendo comisiones de investigación, responsabilidades y que se devuelva cada euro robado.
• - Martina Velarde y Noemí Santana, peleando día a día por derechos concretos mientras otros se reparten titulares y silencios.

Pero Podemos no son solo cuatro escaños.

Somos los que nos quedamos. Y los que volverán"

Somos también quienes siguen levantando la voz en los parlamentos autonómicos, en los ayuntamientos, en los barrios. Somos las concejalas sin focos, los portavoces invisibilizados, las diputadas regionales que siguen hablando cuando ya nadie quiere escuchar. Somos los que nos quedamos. Y los que volverán.

Y sobre todo, somos militancia. Somos coherencia.

Aunque no salgas en la tele, aunque nadie te nombre, tú también eres Podemos si pegas carteles, si sostienes un círculo sin recursos, si discutes en el trabajo o en la comida de Navidad por defender una idea de país más justo. Eres tú quien ha hecho posible que sigamos de pie. La que no se fue. Y también la que se fue, pero sigue mirando con cariño.

A todas, gracias.

Porque resistir ha sido duro. Pero no es el fin. Es solo el medio. El objetivo sigue siendo cambiarlo todo. Gobernar sin deber favores. Recuperar la política para la gente. Hacer lo que dijimos que íbamos a hacer.

Como dijo Pablo Iglesias: “La política funciona por emociones”. Y la nuestra sigue viva. Con cicatrices, sí. Pero firme. Porque hay algo que nunca han podido quitarnos: la esperanza.

Dormir con los de siempre es fácil. Resistir con “Sí se puede” es lo difícil. Pero no vinimos a dormir ni a resistir. Vinimos a cambiarlo todo.

Ángel L. Hernández

Secretario de Organización de Podemos en la Región de Murcia