MURCIA. Los últimos cristianos. Con esta aseveración nos referimos al testimonio arqueológico que podemos encontrar en la pedanía murciana de Algezares, una iglesia basílica que intenta explicar el misterioso tránsito desde los últimos momentos de la presencia cristiana en nuestra Región y los primeros momentos de la civilización musulmana. Según Gónzalez Moreno, esta pedanía la hemos de relacionar con Ello, la cual -y siguiendo las crónicas islámicas- fue una de las siete ciudades que en el año 713 se acogieron al Paco de Tudmir. Tras fundar la ciudad de Murcia en el siglo XI, la población ubicada en Algezares debió trasladarse al interior de las murallas de la nueva urbe.
Su cronología la podemos situar entre los siglos IV y V dC y la podemos visitar en la vertiente norocidental de la Sierra de Carrascoy, a unos 500 metros al Este de la población. Junto con el Castillo de los Garres, cuya datación nos lleva al siglo VIII dC, forman los últimos testimonios del pasado cristiano en nuestra Región, y nos ayudan a entender ese período de transición de una cultura a otra.
En los primeros momentos de la presencia musulmana y la consiguiente coexistencia de ambas culturas los cristianos que así lo desearan se convirtieron al mundo musulmán aunque manteniendo su esencia, sus tradiciones y sus ritos en el interior de sus casas. Otros se identificaban con el símbolo del 'pez' en algún punto de su vestimenta y otros simplemente mantuvieron sus ritos.
A pesar de que tiempo después una civilización absorbió a la otra nunca se llegó a perder de forma definitiva las tradiciones cristianas, las cuales, mezcladas con la cultura islámica, generaron la base de unas costumbres que a día de hoy seguimos disfrutando en la sociedad murciana. Desde nombres hasta gastronomía el legado de esta combinación de culturas hace de nuestra tierra una gran fuente de inspiración.
Santi García es responsable de 'Rutas Misteriosas'