7 años. Es la edad a la que murieron dos pequeños cuyas tumbas estilo sarcófago aparecen juntas en la zona de los infantes del cementerio de Espinardo, pegadas en la zona de las cabeceras. Antonio Barberan y Patrin Soler murieron casi a la par, llevándose tan solo 272 días, 8 meses y 27 días de diferencia entre el niño y la niña. Encontrarlos juntos es muy llamativo por la propia iconografía de sus tumbas, muy parecida, que más adelante interpretaremos; por los epitafios, que prácticamente cambia el nombre y la fecha, dándonos la impresión que serían hermanos o, al menos, familia. Y por una inscripción que poseen a los pies de los sarcófagos en su lado izquierdo en la que se puede leer 'A Franco Puente Nuevo'.
El niño Antoñito Barberan Godinez falleció el 20 de noviembre de 1935, con 7 años, debido a un motivo desconocido hasta la fecha como era una intoxicación por comer harina en mal estado. Junto con este pequeño fallecieron más de cinco mil personas entre diferentes puntos de la Región de Murcia, siendo Murcia capital, Cartagena, Lorca, Caravaca y Jumilla las que más muertes registraron. Una infección que costó diagnosticar su origen al confundirse con molestias del tránsito intestinal con síntomas muy imprecisos en un primer momento como malestar general, molestias musculares y cólicos muy dolorosos, pudiendo confundirse con intoxicación por metales pesados, propios de los pintores (saturnismo).

- Nota de prensa del DIARIO AHORA (Madrid, 1935) -
La niña se llamaba Patrin Soler Caballero, hija de Francisco Soler Rubio (natural de Sidi Bel-Abbés, África) y Milagros Caballero Marin (natural de Murcia). De esta familia sólo hemos podido localizar el expediente académico del hermano mayor Francisco Soler Caballero, quien entre 1935 y 1937 cursa estudios en Murcia de Segunda Enseñanza hasta los 12 años, pues esta familia venía de Barcelona, donde nació el 19 de febrero de 1925, cuatro años antes de nacer Patrin en la ciudad de Murcia, en el año 1929.
La posible relación entre las dos familias versa en que el niño Antoñino tuvo que ser cuidado por la familia de Caballero Soler al quedarse huérfano a los pocos meses de edad, ya que su padre y su madre fallecieron en sendas riadas ocurridas en la ciudad de Murcia en 1929 (ella) y en 1931 (él), entendiéndose así las similitudes que presentan ambos enterramientos así como los epitafios de las lápidas:
Antoñito: “…SUS PADRES Y HERMANITA…”
Patrin: “…SUS PADRES Y HERMANOS…”

- Tumba Zona Párvulos Cementerio Espinardo -
- Foto: SANTI GARCÍA