MURCIA. Murcia es una fiesta este sábado. Y no una fiesta cualquiera. Es el día grande del Entierro de la Sardina, la diversión sin fin, que se disfruta desde el comienzo de la mañana (con los pasacalles y la música en la calle) hasta la noche (con el deseado desfile de la carrozas).
Apenas son las once de la mañana y ya atruena la música. Las calles del centro son un hervidero de gente. Los sardineros, ataviados con su indumentaria más inflamante, transitan con los primeros pasacalles a ritmo de charangas y pitos. Derrochan alegría y diversión. Contagian a todos los viandantes. Es mediodía y la fiesta ya se entiende por toda la ciudad.
Por la tarde, tras la comida, los jóvenes disfrutan al son de la música que sale desde los bares. En la Plaza Mayor hay también grupos familiares y los niños corretean. De tanto en tanto aparecen grupos de hachoneros, que cruzan la plaza con su marcha festiva. La gente sonríe: es su día grande, lo pasan bien, a la espera de la hora del desfile.