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La recuperación del petróleo, ¿sostenible o un respiro temporal?

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El precio del petróleo ha logrado una ligera recuperación tras registrar mínimos de varios años, aunque persisten importantes riesgos que podrían limitar la sostenibilidad de esta mejora. Durante las últimas sesiones, el crudo WTI ha subido más del 2%, superando nuevamente los 67 dólares por barril, impulsado principalmente por indicadores positivos de demanda en Estados Unidos y señales de una posible política monetaria menos agresiva por parte de la Reserva Federal.

La reciente desaceleración de la inflación estadounidense, evidenciada por la menor tasa de crecimiento del IPC en cuatro meses, ha alimentado expectativas en los mercados sobre una Fed más condescendiente en sus futuras decisiones monetarias. Esta postura podría ofrecer alivio temporal al petróleo, al reducir los temores sobre una política monetaria agresiva que frene la actividad económica.

Sin embargo, los riesgos bajistas siguen siendo relevantes. En particular, los factores geopolíticos generan incertidumbre adicional. Las negociaciones de alto el fuego entre Ucrania y Rusia podrían, paradójicamente, resultar negativas para los precios del crudo. Un eventual cese de las tensiones podría llevar a una mayor estabilidad en la oferta rusa, exacerbando el riesgo de sobreabastecimiento global, especialmente en un contexto donde la OPEP+ ya está aumentando su producción, con países como Kazajistán superando cuotas establecidas.

Por otro lado, los datos recientes de la Administración de Información Energética de EEUU (EIA) han mostrado señales mixtas. Aunque los inventarios de crudo crecieron en 1,4 millones de barriles—muy por debajo de las expectativas del mercado—estos continúan situándose un 5% debajo del promedio quinquenal, lo que indica que, por ahora, la oferta no es excesiva. No obstante, la considerable reducción en los inventarios de productos refinados, especialmente gasolina y destilados, puede mitigar parcialmente la presión bajista sobre el crudo.

La caída pronunciada en las reservas de gasolina, que retrocedieron casi 6 millones de barriles hasta alcanzar niveles no vistos desde enero, refleja una fuerte demanda interna en EEUU, otro factor que respalda temporalmente los precios.

En contraste, la reducción sostenida en las importaciones estadounidenses de petróleo, actualmente en 5,5 millones de barriles diarios, plantea un reto significativo para las economías exportadoras de crudo, particularmente México y Colombia. Menores ingresos petroleros podrían debilitar sus finanzas públicas.

Además, la incertidumbre respecto a los aranceles comerciales impuestos por EEUU, sumado a la demanda incierta en China—principal importador global de crudo—continúa ejerciendo presión sobre el mercado energético. Estos factores, combinados con la reciente decisión de Canadá de aplicar aranceles por más de $20 mil millones a productos estadounidenses, añaden volatilidad al panorama petrolero internacional.

Aunque la EIA ha ajustado recientemente a la baja sus pronósticos de superávit global para 2025, la combinación de factores económicos, geopolíticos y comerciales sigue generando un entorno altamente incierto.
En resumen, aunque el repunte actual proporciona un respiro, los mercados deben prepararse para más turbulencias en los próximos meses.

Quásar Elizundia es estratega de investigación de mercados en Pepperstone

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