P. Pasodoble
MURCIA.- La música presente en la filmografía de Berlanga es tan variopinta como lo es la sociedad que reflejaba. Sin duda había un tipo de composición por el que el cineasta sentía predilección: la música de banda y el pasodoble. Y eso, a pesar de que no fue un hombre excesivamente sensibilizado con la música, como explica en El último austrohúngaro: conversaciones con Berlanga, de Manuel Hidalgo: «Si la música funciona bien en algunas de mis películas, será por un fenómeno ajeno a mis sensibilizaciones. A los músicos que han trabajado conmigo siempre les he dado unas ideas más literarias que musicales».
Hay que tener presente que el cineasta partía de un momento en el que la precariedad económica, derivada de la posguerra española y europea hizo que los compositores, sin formación específica, se introdujesen de forma autodidacta en la industria cinematográfica. Por lo que el mapa de melodías en sus películas es un recorrido lleno de vaivenes; éxitos y batacazos en parte fruto del contexto, en parte fruto de la conexión con el compositor.
Al inicio de su filmografía, las bandas sonoras se componían de música próxima a la zarzuela y a la opereta, en ocasiones recordando a la sonorización del cine mudo. Para ello, contó con Jesús García Leoz, uno de los grandes compositores del momento. García Leoz sería el responsable de crear la banda sonora de Esa pareja feliz (1951) y Bienvenido Mr. Marshall (1952). Para la segunda, construyó la que sería su mejor obra, pero también la más alejada de su propio estilo. En ella mezcla zarzuela, revista, canción popular española, folclore y música de banda. Música fácil, populista, que agrade a la España de la posguerra. La guinda perfecta para acompañar la visita de aquellos diplomáticos estadounidenses a Villar del Río. Tal fue así que, al margen de todos los reconocimientos que se llevó el film, su música consiguió el premio del Círculo de Escritores Cinematográficos de ese año.
Unos años después contaría con dos grandes compositores italianos, Guido Guerrini y Angelo Francesco Lavagnino para musicalizar Calabuch (1956). Sin embargo, el director valenciano no quedó contento, ya que de ella dijo que tal vez fuera la música más impersonal de toda su filmografía y eso que cuenta con música durante casi la totalidad de la película. Tampoco en Los jueves milagro (1957) tuvo mucha suerte. Pese a contar con un excelente compositor, Franco Ferrara, el film es considerado como uno de los fracasos más grandes de Berlanga. Al parecer, Ferrara no se esmeró demasiado y la banda sonora es más típica de la comedia americana. Eso sí, hay que subrayar los momentos de música de banda que acompaña a las escenas más graciosas y que sí se identifican con el cine de Berlanga.