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crónica política

La partida del 10-N (IV). La batalla del PP por reconquistar el feudo murciano

  • Teodoro García Egea y Fernando López Miras. Foto: MARCIAL GUILLÉN (EFE)

MURCIA. El éxito de los pactos ha soterrado una verdad que escuece en González Adalid, la sede los populares murcianos: el PP sufrió este año dos batacazos en las urnas. Primero cedió en las elecciones generales de abril, imbatibles en Murcia desde el año 1993; después claudicó en las autonómicas, el feudo inexpugnable desde 1995. Por primera vez en casi tres décadas el PP asumía que ya no era la primera fuerza de la Región de Murcia: la hegemonía se había esfumado.

Fue el fin de una era. El PP había sido una apisonadora en la Región, hasta el punto de que en ocasiones se erigió en la punta de lanza nacional de su maquinaria electoral. En las generales de 2011, dominadas por Mariano Rajoy con una aplastante mayoría, el PP logró 380.000 votos en la circunscripción de Murcia y acaparó ocho de los diez diputados murcianos. En el Ayuntamiento de Murcia, Miguel Ángel Cámara, que consiguió cinco mayorías absolutas consecutivas, se convirtió en 2007 en el alcalde de las capitales de provincias con el porcentaje más elevado de voto; el récord de Cámara ha perdurado hasta el 28-A, desbancado por el vigués Abel Caballero. El PP era un rodillo: barría sin piedad en la Región.

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