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DI PATATA

Joyería dental: el arte que se esconde entre los dientes

MURCIA. Una buena sonrisa puede convertirse en uno de los mejores complementos. Suele quedar bien con cualquier conjunto: con el uniforme del trabajo, con un bikini, y hasta con el pijama de la casa del pueblo. La sonrisa, ya de por sí encantadora, ahora puede ser incluso más única por medio de la joyería dental, un arte que se esconde entre los dientes y que aumenta el valor de este gesto, ya de por sí tan carismático. 

Hay quien le añade una joya (semipermanente) a su diente con las llamadas tooth gems, y hay quien prefiere diseñarse una joya de quita y pon hecha a medida, como una especie de “funda dental” de oro, cromo cobalto y piedras preciosas. A estas joyas dentales se las conoce como grillz.

En Valencia, por ejemplo, hay varios artistas que se han atrevido a jugar con estos complementos. Desde Asensi Estudio están Rebeca Cáceres y Javier Asensi, quienes con sus conocimientos de joyería han decidido comenzar a hacer estas fundas doradas para los dientes. Les sigue Laura Salguero, quien también se dedica a crear estos acoples -los grillz- que coloca en su estudio ubicado en la ciudad. 

Hay perfiles, como el de Ana Ruiz, que se dedican a las gemas. Ella comenzó trabajando con las joyas dentales hace más de cinco años en València, y con ellas ha llegado a “vestir” la sonrisa de artistas de la talla de Nathy Peluso, Samantha Hudson o actrices como Lola Rodríguez (la joven Veneno) y Martina Cardidi (Élite). Junto a sus compañeros, Ruiz se encarga de dar un nuevo toque a la sonrisa, de complementar las caras de sus clientes y de generar escuela de València al mundo entero. 

Paula Cariatydes posa con los WildGrillz de Laura Salguero

Una joya semipermanente

La artista valenciana Ana Ruiz comenzó a interesarse por las joyas dentales en la pandemia, cuando se inscribió a un curso en línea de la artista londinense Chai B. que venía de una escuela de Los Ángeles y que desvelaba las claves para aplicar estas joyas de forma duradera. Empezó a ponerlas en su piso de Patraix en el año 2020, cuando en València no había prácticamente nadie haciéndolo “más allá de alguna clínica y de forma más tradicional”. 

Confiesa que en ese momento era más difícil atraer clientela, pero tan solo un par de años más tarde los cantantes de géneros como el trap y el reggaeton comenzaron a llevarlas y popularizarlas, con lo que creció la demanda. “En tan solo dos años empezó a verse por todos los lados, me da la sensación de que la gente se ha empezado a atrever a experimentar con este complemento y que ya no va tan ligado con una tribu urbana única”, apunta la artista, cuyos acoples duran entre medio año y dos años, según el cuidado que le dé el cliente. 

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