LA UNIÓN. Volver a La Unión siempre es especial para José Mercé. Aquí fluye en su espectáculo más flamenco, donde "el público manda"; pide, y él concede. Siente esta tierra como estar en casa y eso se ha plasmado en su vuelta a las tablas de la Catedral del Cante, con un concierto inmenso de uno de los más grandes del flamenco.
Su público se mantuvo fiel, abarrotando la sede del Festival, como ya auguraba el artista: "El Antiguo Mercado Público se pone a reventar, la gente disfruta y yo disfruto más todavía". Se encontraba así con su "familia y con su gente" en un festival que ya auguró en sus inicios que sería el más importante a nivel internacional, con un show especial para La Unión, más flamenco, en un momento en el que se encuentra inmerso en su gira El Oripandó, un disco puramente autobiográfico. Comenzó con taranto y el ritmo fue apoderándose de Mercé, haciendo un viaje a La Caleta e invitando a su mujer a que le acompañara con las palmas en el escenario. A ellos se sumaron a ritmo de alegrías Luki Losada al cajón, Antonio Higuero a la guitarra y Pablo Oliva, Chicharo y Merce García a las palmas y coros.
Entre cantes, Mercé bailó en el escenario y sonó su quejío con frases a capella que hacían un guiño a la tierra donde se encontraba: "Que dicen los mineros / que suban los jornales / que ganan poco dinero". Con las manos en alto, haciendo caso omiso a lo que digan de él, prometió al cielo y a su hijo Curro, que seguirá cantando. Aún hay mucho Mercé que disfrutar.