MURCIA. Hablábamos hace unos meses de un documental, Hype!, que contaba el auge y caída del rock de Seattle. Puede que estemos saliendo del revival de los 80, que ha durado veintipico años, más del doble que la década de marras. Ahora son frecuentes en los medios recuerdos de Nirvana, por ejemplo, treinta años después del suicidio de su líder. Sin embargo, de Jane’s Addiction, que siguen programando giras, no están recibiendo ninguna atención que celebre su importancia. A lo sumo, el documental sobre el origen de Lollapalooza.
La relevancia de este grupo podrá discutirse, pero el hecho es que sí que ha existido publicada en los medios la discusión que niega que Nirvana fuesen la zona cero del movimiento alternativo de los 90. Todos los grupos siempre tienen algún grupo antes, pero los propios Soundgarden, que venían de Seattle, decían que el grupo que rompió la pauta, que cambió todo, que abrió nuevos caminos en esa época, fueron Jane’s Addiction.
Lo cierto es que la polémica es absolutamente estéril, es una peleíta que ya no tiene ni contendientes. Es mucho más relevante cómo acabó el grupo. O mejor dicho, cómo acabaron ambos, tanto ellos como Nirvana: reventados. Los que alcanzaron el éxito a finales de los 80 y principios de los 90 vivieron una época en la que los clichés rockeros autodestructivos seguían a pleno rendimiento. Algo curioso, porque antes si algo habían sido era reiterativos.