MURCIA.- Afinales de la década de los setenta, la ficción audiovisual mantenía una delicada relación con los nazis. Algunos de los villanos cinematográficos del momento eran oficiales de la SS que eludían la justicia internacional que los buscaba para juzgarlos por sus crímenes. Marathon man y Los chicos del Brasil, producciones ambas de 1976, son dos buenos ejemplos de ello: hablan del criminal de guerra, pero poco sabemos acerca de sus crímenes. Los casos contrarios podían contarse con la mitad de los dedos de una mano: El diario de Ana Frank (1959), Los juicios de Nuremberg (1961) e Historia de un holocausto (1975). Fue precisamente esta última la primera en dar protagonismo al término ‘holocausto’ y poner el foco sobre los terribles sufrimientos por los que tuvieron que pasar millones de judíos y todos aquellos que, como en el caso de esta película, les intentaron ayudar.
El espectador estaba acostumbrado a saber de la barbarie de los campos de concentración a través de documentales en blanco y negro que solamente arrojaban datos y cifras. En 1978, una buena parte de la sociedad no era consciente de hasta dónde había llegado la brutalidad impuesta por Hitler y sus lugartenientes. Que los grupos punk usaran esvásticas como un elemento más para provocar, incorporándola a su vestimenta —como ocurre en algunos diseños de Vivienne Westwood— nos da una medida de, hasta qué punto, lo que hoy nos resulta inadmisible, entonces aún no lo era del todo.
La ficción televisiva ayudó a sacudir dicho panorama. El director Marvin J. Chomsky había logrado un gran éxito televisivo con Raíces, miniserie estrenada en 1977 que versaba sobre los orígenes de la esclavitud y convertía a los negros africanos secuestrados y vendidos como mercancía humana en protagonistas del relato. Por supuesto, había grandes dosis de melodrama, pero gracias al poder de la televisión, capaz de meterse en millones de salas de estar de todo el mundo, la serie cambió la percepción popular acerca de la esclavitud. A continuación, Chomsky se planteó algo similar poniendo el foco sobre los hechos que llevaron a la exterminación a millones de judíos inocentes durante la Segunda Guerra Mundial. Basada en un guion de Gerald Green, Holocausto fue una de esas producciones televisivas que cambió la manera de ver la historia