MURCIA. Los perseguidos es la novela que tantas alegrías está dando a Fernando Benzo (Madrid, 1965). Le ha coronado como Premio Azorín de Novela 2023 y, de momento, le ha blindado una segunda edición, la capacidad de llegar a más lectores y una repercusión mediática considerable. La parte menos bondadosa es que el escritor se vio obligado a enterrar a Hugo Vanderbilt, el seudónimo bajo el que había presentado sus obras a certámenes durante 30 años. Y la presión del galardón: "Estoy arrancando una nueva novela y, al principio, me pesaba el Premio Azorín por no saber si estaba a la altura de volver a escribir, pero ya me he desprendido de esos frenos mentales", reconoce Benzo.
- En junio salió la segunda edición de Los Perseguidos. ¿Esperabas esta repercusión?
- Una segunda edición es una muy buena señal, pero también mido la repercusión por la avalancha de comunicación en cuanto a lectores individuales que me escriben por redes sociales. Con todo esto, la sensación que tengo es que la novela interesa y gusta. Es ambiciosa porque quiere llegar a muchos lectores.
- ¿Crees que sin el Azorín a la novela le estaría yendo tan bien?
- No. Un premio de la envergadura del Azorín es una catapulta para una novela. Tiene mucha tradición y mucho prestigio, con un listado de ganadores espectacular y un enorme impacto en los medios y los lectores. La vida de una novela con y sin el premio Azorín es diferente; el galardón es decisivo.