Fernando Benzo Sáinz / Foto: Rafa MolinaMURCIA. La XXX edición del Premio Azorín de Novela ha proclamado como ganadora la obra Los perseguidos, de Fernando Benzo Sáinz (presentada con los seudónimos Calles de traición, de Hugo Vanderbilt), dotada con 45.000 euros. "Hace 30 años empecé a enviar mis novelas. El Premio Azorín siempre me ha llamado la atención y ya me presenté, pero en aquella ocasión no lo gané. Siempre he usado el mismo seudónimo, que no tengo ni idea de dónde salió, cómo se me ocurrió o por qué lo he utilizado. Ahora tengo una sensación de despedida, porque ya no puedo usar este seudónimo", han sido sus primeras declaraciones al resultar vencedor.
Sobre la novela, Benzo Sáinz ha desgranado que los lectores y lectoras van a encontrar a "esos malos" y a Daniela, "una periodista dispuesta a desenmascararle". Todo ello con historias de amor, de amistad, de familia. "Es una novela muy ambiciosa que he escrito con enorme ilusión, pasión y ganas de compartirla con todos a través de este maravilloso canal que es el Premio Azorín".
Escritor asiduo de novela, su primera obra la publicó en 1988, titulándose Los años felices, mientras que su última obra más reciente -salvando la presente- fue en 2020 con una historia sobre ETA englobada en Nunca fuimos héroes. Nacido en Madrid en 1965, el recién galardonado es licenciado en Derecho y actualmente desempeña el cargo de Director General de Deportes de la Comunidad de Madrid. Anteriormente ocupó el cargo de subsecretario de Educación, Cultura y Deporte entre los años 2012 y 2017, secretario de Estado de Cultura, Secretario General Técnico del Ministerio del Interior y director gerente de la Fundación de Víctimas del Terrorismo.
Foto: Rafa MolinaAlgo tardía, a las 19.11 horas, ha arrancado una gala que ha sido coincidente con el día exacto en que, hace 56 años, falleció el escritor de la generación del 98. Un 2 de marzo. De 1967, eso sí. Este 2023 es muy numérico para el evento: además del más de medio siglo exacto del fallecimiento, se cumplen 150 años de su nacimiento y 200 del de la Diputación Provincial de Alicante, institución que, junto con el Grupo Planeta, impulsa este certamen en que lleva por nombre el del escritor natural de Monòver.
En un acto conducido por Eva Isanta, ha habido representación de diversas artes: la literatura, siendo la anfitriona; el teatro, con una lectura teatralizada del texto de Azorín El segador, en la que también han actuado la misma Isanta, Jesús Olmedo y Cristina Plaza; la música, a través de la orquesta ADDA Simfònica, dirigida por Tomás Grau, que ha sonorizado el acto con piezas del compositor alicantino Óscar Esplà, y la danza, con los movimientos de Asun Noales.
'Cuando lo escrito cobra vida' ha sido el lema de esta trigésima edición, anunciada por un jurado llamado al escenario. El órgano decisor ha estado presidido por la vicepresidenta primera y diputada de Cultura y Transparencia, Julia Parra; la directora de Editorial Planeta, Belén López Celada; los escritores Juan Eslava Galán, Luz Gabás y Reyes Calderón; el académico de Artes Escénicas de España, Carlos Ferrer; el escritor y crítico literario Juan Ramón Torregrosa, y la secretaria general de la Diputación de Alicante, Amparo Koninckx Frasquet.
Antes, el presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón, ha leído un texto de Azorín, tildándolo de un "clásico, literato universal que ha traspasado fronteras, un avanzado que eternizaba, que abría presas de sensibilidad". También ha habido cabida para la nostalgia, pues ha verbalizado que este será su último discurso en el Premio Azorín siendo presidente de la Diputación de Alicante, en un galardón que ha manifestado que es "un orgullo para nuestra provincia".
Han sido diez las obras finalistas de esta trigésima edición, seleccionadas de entre las 206 novelas que se han presentado. Las nueve finalistas que completan el elenco son El pasado invisible, de Carolina Redondo Fernández, Calles de traición, de Hugo Vanderbilt (seudónimo); El corazón del mar, de Joan Boix (seudónimo); La membrana, de María del Carmen de Frías García; Lo que el fuego no apagó, de Claudia Fernández (seudónimo); En el campo del olvido, de Miguel Tornadijo; Romance, de Guillermo Bell (seudónimo); Cristales rotos, de Remedios Solano Rodríguez; Mariana, de María Teresa Fernández y Solo la niebla, de Esther Egea (seudónimo).
