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El centenario del nacimiento de Eusebio Sempere: recordatorios y sugerencias

  • Sempere recibiendo el Premio. FOTO: Fundación Princesa de Asturias - © FPA EFE

MURCIA. Este año se conmemora el centenario del nacimiento del artista de Onil Eusebio Sempere, Premio Príncipe de Asturias de 1983. Conviene recordar que, junto con el bioquímico Alberto Sols, de Sax, constituyen los dos únicos alicantinos galardonados con este prestigioso premio. Con este motivo, el arriba firmante quiere unirse a la celebración y recordar, aun brevemente, su vida y obra, para lo cual se impone recurrir a la biografía de referencia escrita por Fernando Soria Heredia.

Nació en Onil el 3 de abril de 1923, y ya desde niño mostró una gran imaginación. Aunque tenía los juguetes a su alcance, pues sus padres dirigían una pequeña empresa juguetera, él prefería fabricarlos. Ideaba y construía sus propios juguetes: máquinas de cine, escenarios para teatros, cachirulos y otros. Llegó incluso a hacer un barco de casi un metro de eslora que logró flotarlo, tras distribuir saquitos de arena por su interior, para proporcionarle estabilidad. También se sentía atraído por el mecanismo de los relojes, los desmontaba para observar sus diminutas piezas y luego las volvía a colocar en su sitio.

Pero una de las creaciones que puso de patente su creatividad fue cuando construyó un teatro de marionetas. El fondo lo decoró con papeles de colores y detrás colocó una bombilla, que movía mediante un cordel, de tal forma que originaba un juego de luces que acompañaba a las peripecias del argumento. Posiblemente, con esta ingeniosa invención fue cuando empezó a mostrar su interés por la luz y el movimiento que caracterizaron años después su obra escultórica. 

Destacó en el dibujo y la pintura y también se sintió atraído por la poesía y la música, Al acabar la guerra, su familia marchó a Valencia y estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos. Completó su formación con estancias en París, ciudad que lo embelesó y a la que volvió en varias ocasiones. Residió en ella durante doce años, y a lo largo de ese tiempo conoció a los grandes de la vanguardia artística —Arp, Braque,Vasarely y otros— manteniendo con ellos fructíferos encuentros personales que le hicieron desprenderse del asfixiante academicismo que imperaba en el arte español. A su regreso a Valencia, tras su primer año en París, realizó su primera exposición individual que no fue bien acogida por la crítica. Frustrado destruyó toda la obra.

Regresó a Francia donde prosiguió su andadura abandonando gradualmente la figuración y emprendiendo el camino de la abstracción. Aprendió la técnica de la serigrafía, cultivó el gouache y empezó a utilizar la regla y el tiralíneas en sus creaciones pictóricas. Viajó por Europa y Estados Unidos y colgó sus obras en las más importantes galerías, bienales internacionales y museos —como el MOMA—, tanto en exposiciones individuales como en colectivas.

Un día se interesó por el arte cinético y óptico creando relieves luminosos — utilizando diversos materiales y lámparas con interruptores— y esculturas en acero cromado en las que la luz cobraba una importancia esencial. Posiblemente su teatrillo de marionetas guardado en su inconsciente tuviera algo que ver. Y, en relación a esta última etapa, considero que el contenido simbólico que emana de su obra merecería una mayor atención por parte de los especialistas. En este sentido, probablemente, uno de los ejemplos más significativos sea Como una estrella, la escultura móvil ubicada en la avenida Óscar Esplá de Alicante. Se trata de un “dodecaedro” que, mediante un mecanismo eléctrico, gira sobre un “eje” (Axis mundi) y su movimiento compone una “esfera”, es decir, tres primordiales símbolos arquetípicos.

Desgraciadamente, en 1981 una incurable enfermedad truncó su vida: la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). En 1983 se le concedió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, y posteriormente la Diputación lo nombró Hijo Predilecto de la Provincia, la Universidad de Alicante lo invistió doctor Honoris Causa y el Ayuntamiento de Onil lo nombró Hijo Predilecto de la Villa.  La parálisis fue avanzando inexorablemente, y el 10 de abril de 1985 falleció en la ciudad que lo vio nacer a los sesenta y dos años.

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