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Día Internacional de las Montañas  

De cumbres peladas a bosques frondosos: la épica de Codorníu que transformó Sierra Espuña

CARTAGENA. Afrontamos una época nunca explorada hasta ahora por el ser humano, en la que el cambio climático ha acelerado y agravado las alteraciones de las que la Tierra está acostumbrada desde hace millones de años. La naturaleza no entiende cómo ni porqué, pero es capaz de adaptarse, transformarse cual camaleón en plena selva, y sobrevivir a todo tipo de situaciones, por muy humanas que se antojen.

La Región de Murcia lleva años en un proceso de alteración de su ecosistema. El agua, desgraciadamente, es escasa aunque todo aquel que ha habitado en épocas pasadas o que lo hace actualmente aquí ha sabido entenderlo y concienciarse del valor de cada gota de este recurso imprescindible para nuestra vida, de ahí que seamos un referente en aprovechamiento de aguas para el campo y la huerta. Pero, por desgracia, la falta de lluvia de los últimos tiempos afecta de manera alarmante y peligrosa nuestro ecosistema. Son miles los árboles de nuestras montañas que se están muriendo. Las estimaciones ya se elevan a cerca de medio millón de pinos, una auténtica hecatombe arbórea que, no lo dudemos, puede traer trágicas consecuencias.

Vivimos unos momentos complejos para nuestro sistema montañoso, porque la sequía está provocando la muerte de miles de árboles por toda la orografía regional. Datos recientes de la propia Comunidad Autónoma alertan que la falta de agua ha afectado a 960.000 árboles, sobre un total de 23.000 hectáreas, una lenta pero implacable guillotina que, silenciosa, acaba con todo nuestro patrimonio natural.

Este 11 de diciembre se celebra el Día Internacional de las Montañas y aunque todos las vemos a menudo y sabemos que están ahí o han permanecido siempre en nuestra retina y recuerdos, no son buenos momentos para la naturaleza, que pide a gritos ayuda para que la acción del hombre, lejos de convertirse en su tumba, sea la palanca que necesita para evitar un desastre sin solución.

Por ello, es un buen día para reivindicar la figura de Ricardo Codorníu y Stárico (Cartagena 1846-Murcia, 1923) que es considerado como uno de los grandes personajes del ecologismo en nuestro país, escasamente conocido y reconocido a pesar de su incansable labor naturalista que ayudó a convertir Sierra Espuña en lo que es a día de hoy.

El Apóstol del Árbol, como se le conoció para la posteridad al naturalista, ayudó a emprender un cuidadoso y efectivo plan de reforestación de finales del siglo XIX en el pulmón de la Región de Murcia, modificando de manera definitiva el paisaje de la sierra. Se tuvo que emplear grandes dosis de imaginación, mucho esfuerzo, dedicación y cuidado.

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