Viva Suecia (Rafa Val, Alberto Cantúa, Jess Fabric y Fernando Campillo) lanzan nuevo disco en medio de una expectación como pocas veces ha experimentado la banda. Este jueves, en la firma de discos celebra en Madrid, tuvieron que tocar finalmente dentro del hotel donde celebraban la misma ante el colapso que había en la calle. Su nuevo álbum, Hecho en tiempos de paz, habla de vivencias, estados de ánimo, amistad, familia y, paz. No la paz mundial, fin último pero imposible para un puñado de canciones, sino ese momento de paz que debemos buscar y abrazar. Porque, afirman, si estás en paz, tu entorno también lo estará y, en definitiva, tendremos entre todos un mundo mejor. La portada del disco corre a cargo del artista, también murciano, El tipo raro.

Nuevo disco, Hecho en tiempos de paz. Me da la sensación de que os hace especial ilusión, ¿es así?

Rafa Val Totalmente. Lo hemos pasado tan bien haciendo este disco… Nos hemos divertido muchísimo y estamos muy contentos con el resultado. Es increíble que, después de doce años, sigamos tan ilusionados con nuestro trabajo.

En la información que nos facilitaban habláis mucho de vivencias, y da la sensación de que, si uno escucha todas las canciones, hace un viaje por ellas. ¿En qué os inspiráis para estas once canciones?

Jess Los cuatro tenemos gustos muy dispares, y de ahí sale un poco el eclecticismo. Creo que podría ser casi cleptomanía, porque realmente estamos robando de muchos estilos (risas).

R. V. Hemos hecho un gran mix de todas las bandas que nos gustan (risas).

J. Hemos intentado quitarnos el peso de los prejuicios y hacer canciones que realmente nos gusten, que nos hagan sentir algo. Sin preocuparnos de si suena de una manera u otra. Si nos apetece hacer un rock and roll, lo hacemos; si nos apetece una balada, también. Así somos nosotros.

A lo largo de las once canciones aparecen varios conceptos o temas. Uno de ellos, que me ha gustado mucho, es la necesidad de tener una tribu, ese colchón social en el que apoyarte tanto cuando estás bien como cuando estás mal. ¿Es algo que también percibís, o por el contrario veis más soledad en la sociedad actual?

Alberto. La sociedad está cada vez más individualista. Responsabilizamos muchísimo al individuo, como si todo dependiera de él: si te esfuerzas, lo consigues; si lo sueñas, lo logras. Pero la realidad es otra: somos animales sociales, y las cosas se consiguen mucho mejor en equipo. A veces puedes prepararte mucho para algo y, aun así, no lograrlo por lo que te rodea. Reivindicamos precisamente eso: las relaciones sociales. Somos cuatro tipos haciendo música, y lo hacemos juntos.

El otro concepto del disco es la paz, que además aparece en el título. Leí hace tiempo una frase que decía que la verdadera felicidad no es estar contento, sino estar en paz contigo mismo. ¿Es algo que sentís también?

R. V. Totalmente. Sabemos que, desde nuestra pequeña parcela, no podemos cambiar el mundo ni alcanzar la paz global, pero sí podemos encontrar nuestra propia paz en nuestro entorno. Y eso también contribuye a la sociedad, aunque sea con un pequeño granito de arena. Irnos a componer a una casa en la sierra, pasar una tarde tranquila con tu pareja o tu gato… son momentos de paz que te hacen mejor persona. Y si tú estás bien, tu entorno también mejora. Además, queríamos ponerle a la gente la palabra “paz” delante, recordarle el concepto.

¿Por qué nos cuesta tanto encontrar esa paz, si todos coincidimos en que es lo que nos gusta?

R. V. Porque vivimos aceleradísimos. Necesitamos estímulos cada diez segundos. Creemos que más es mejor, cuando muchas veces lo que necesitamos es menos. No nos damos cuenta y la vida pasa. Cuando explotas y sobrevives, reflexionas… a veces demasiado tarde. Creo que tenemos que aprender a encontrar esos pequeños oasis, esos momentos de paz, refugiarnos en la gente cercana y construir desde ahí.

La discográfica comentaba que, al preparar un nuevo disco, os preocupa no caer en copias de otros o de trabajos anteriores. ¿Eso os ha presionado en este caso?

J. No, no nos preocupa repetirnos. También somos conscientes de que hacer siempre lo mismo no tiene sentido. Hemos encontrado muchos registros distintos y, en este disco, nos hemos sentido muy libres para probar cosas diferentes. Tiene un viaje muy ecléctico: hay rock and roll, baladas, canciones tristes, de amor…

Fernando. Somos tan cabrones que, cuando suena algo que ya sabemos hacer, decimos: “Fuera”. Esto ya lo hemos hecho, así que nada, fuera (risas).

Sois de Murcia y habéis triunfado. ¿Se ha roto ya el mantra de que para que te escuchen tienes que venir a Madrid o Barcelona?

A. A medias. Creo que eso se rompió hace tiempo, no solo en la música, sino en general. Hasta hace poco, ser de provincia —y de Murcia, más todavía— era un impedimento. Pero se está trabajando mucho desde Murcia para cambiar esa percepción.

J. Yo soy de Jaén, y nunca he sentido que eso fuera un problema. No lo he pensado demasiado, la verdad.

A. Es verdad que hace unos años aún se notaba ese complejo, y a veces nos hacían preguntas absurdas, como si fuéramos de otra época. Pero ahora cada vez pasa menos. Se ha hecho mucho trabajo para quitarnos ese complejo y sentirnos orgullosos de dónde somos.

R. V. Al final, como en el fútbol, once contra once y no hay rival pequeño (risas).

En la Región hay muchas bandas y mucho talento musical. ¿Lo percibís cuando vais por festivales?

R. V. Sí, totalmente. Hay festivales en los que parece que somos más murcianos que madrileños. Es una plaga buena (risas).

J. Nos sentimos parte de esa cantera porque nacimos rodeados de músicos, locales de ensayo, salas, periodistas, gente vinculada a la cultura… Ya había un circuito creado. Teníamos referentes como Second o Varry Brava, y nos alegra que siga habiendo una cantera potente. Además, no solo en el rock: en muchos otros estilos y disciplinas están saliendo cosas increíbles desde Murcia, incluso a nivel internacional. Podemos estar muy orgullosos.

Hace unas semanas sacasteis a la venta las entradas de vuestra gira y se agotaron enseguida, en Madrid y en Murcia. ¿Estamos un poco acelerados, quizá?

A. (Ríe) Otro complejo. Si lo hacen grupos americanos, nos parece normal.

R. V. Exacto. Yo hace un año sabía que iba a ver a Oasis y hago el esfuerzo, porque son parte de mi vida.

F. Es un reflejo de la sociedad. Vivimos con estrés, compramos entradas a un año vista… pero esto ha pasado siempre.

J. ¿Tú crees? Antes tenías que desplazarte a la ciudad más cercana, como Granada, y comprarlas en una tienda de discos. Ahora es más fácil, haces clic y listo. Lo que pasa es que ahora ocurre con bandas nacionales, y parece que sorprende. Nadie se escandaliza por quedarse sin entradas para Radiohead, pero si pasa con un grupo de aquí, sí. Deberíamos alegrarnos por lo que estamos consiguiendo.

Sí, totalmente. No lo decía como algo negativo, sino porque da la sensación de que vivimos con mucha antelación, también en la música. ¿Lo notáis desde la pandemia?

R. V. Sí, pero es algo bonito. Que la gente priorice ir a un concierto habla del poder de la música en directo en este país. A mí me parece maravilloso.