Hace tres semanas que Noelia Arroyo, alcaldesa de Cartagena, invitaba a los propietarios del camping Villas Caravaning a presentar un Plan Especial para recuperar la licencia de actividad. “Si presentan mañana un Plan Especial para tener licencia de actividad, abren, no pierden las 20.000 reservas, no tienen que echar a nadie y pueden darle el uso del camping como establece la licencia de actividad en función del decreto que tienen que cumplir”.
Sin embargo, poco se ha avanzado en este aspecto, según informan desde el propio ayuntamiento, a excepción de rumores de que iban a poner en marcha un Plan de Autoprotección y otro de conservación y de instalaciones eléctricas, pero de momento no se ha presentado nada, a un solo día de arrancar el verano. Esto provoca que la instalación siga cerrada y la imposibilidad, por tanto de reservar parcelas para pasar unos días estivales en la misma.
En el Ayuntamiento no han visto ningún tipo de paso firme para regularizar la situación, que supone que todo quede tal y como acontecía el pasado mes de mayo. La propiedad denunciaba la pérdida de miles de reservas y la del empleo de los trabajadores -hasta 150- que dependían del negocio turístico en el camping. El concejal de Infraestructuras, Diego Ortega, fue claro a la hora de contestar: “Nos dicen que se van a perder 20.000 reservas. Es una desgracia que Cartagena o la comarca o la región pierda 20.000 reservas, pero lo que no podemos permitir es poner en riesgo la vida de 20.000 personas que vienen de otros lugares de España o de Europa o del mundo a pasar sus vacaciones a Cartagena" y subrayó que se había tomado la medida para velar por la seguridad de las personas y si no lo hacían, “lo que estaríamos provocando es una dejación de funciones", apostilló Ortega, quien recordó que en el año 2022 se firma una orden, un decreto de cese de la actividad.
Los informes técnicos municipales lo que dicen es que el camping carece de las medidas de autoprotección y de vigilancia y conservación y de instalaciones eléctricas acorde al Código Técnico y que eso pone en grave riesgo a las personas que están en el camping.
Piden auorización excepcional
En una carta enviada ayer a la alcaldesa de Cartagena, el director general de Caravanings Costa Cálida S.L., Nicolas Houé, ha solicitado una autorización excepcional para reabrir parcialmente el Camping Caravaning La Manga, cerrado por orden administrativa. El documento, que va dirigido también a los servicios técnicos municipales, apela a una solución “progresiva y realista” que permita salvar empleos y evitar un colapso económico mayor.
No se trata de una reapertura completa, ni de una maniobra para eludir las normas. Lo que piden es algo más modesto, pero urgente: volver a operar en cuatro sectores del camping -los identificados como I, J, K y L- que, según afirman, ya cumplen con todas las condiciones de seguridad exigidas por el Ayuntamiento.
“Estos sectores no suponen ningún riesgo para los usuarios, no contienen parcelas privadas, y podrían generar una actividad económica modesta pero vital”, subraya Houé en la misiva. Y añade: “Hay 90 empleados fijos y 60 temporales en paro. Reabrir, aunque sea parcialmente, es permitir que 150 familias vean una luz al final del túnel”.
El mensaje va más allá de una simple solicitud. Tiene algo de súplica y mucho de advertencia: si no se reacciona a tiempo, los daños serán difíciles de revertir. La empresa asegura haber cumplido con todos los pasos acordados con Urbanismo en reuniones previas -los días 2 y 12 de juno-, incluyendo la elaboración del Plan Especial, la adecuación eléctrica de varias zonas, y un nuevo Plan de Autoprotección.
También hablan de facturas impagadas. Más de 200.000 euros en deudas de agua que podrían saldarse si se permite reactivar el negocio, aunque sea parcialmente. “No estamos pidiendo privilegios. Solo la posibilidad de empezar a sanar esta herida”.
El Camping Caravaning La Manga, con su historia urbanística tan particular-una mezcla de zonas comunes, parcelas privadas e infraestructuras compartidas- es un caso difícil. Pero también es, como recuerda la carta, “único en Europa”. Y es que no es fácil legislar sobre algo que nunca fue del todo claro. Esa ambigüedad, dicen desde la empresa, no debería dejar en el limbo a quienes dependen de él para vivir.
El verano ha comenzado, los turistas ya buscan alojamiento, y en un rincón de La Manga, un camping entero sigue cerrado, esperando el sí que cambie su suerte.