La Unión de Empresas Auxiliares (UEA) del astillero de Navantia Cartagena ha puesto sobre la mesa sus condiciones para desactivar la huelga indefinida que desde hace días mantiene en vilo a trabajadores, contratas y mandos intermedios. Y lo ha hecho con un tono firme, pero no cerrado. Quieren diálogo, sí, pero también resultados. Y los quieren ya.
En un comunicado hecho público este martes, las empresas aseguran que su principal objetivo es la desconvocatoria del paro, porque, como afirman sin rodeos, "esta situación no beneficia a ninguna de las partes". Sin embargo, también advierten que no aceptarán dilaciones ni condiciones unilaterales.
Navantia ha manifestado su intención de participar en una mesa de negociación el próximo 1 de julio, aunque con un requisito que ha sido recibido con escepticismo: exige la suspensión inmediata de la huelga para sentarse. Una postura que la UEA no comparte. "La negociación debe comenzar de inmediato y con Navantia plenamente implicada", reclaman, dejando claro que no están dispuestos a esperar mientras los días siguen pasando y el conflicto se encona.
En paralelo, la UEA exige que la FREMM (Federación Regional de Empresarios del Metal) acuda a esa reunión con una propuesta concreta sobre el plus de astillero: 33 euros diarios, con carácter retroactivo. "No es una petición nueva", recuerdan. Es una demanda que lleva meses planteándose, una y otra vez, sin respuesta. Esta vez, advierten, es el punto de partida imprescindible para desbloquear la situación.
Con esa oferta sobre la mesa, las empresas auxiliares estarían dispuestas a valorar seriamente la desconvocatoria de la huelga. Eso sí, el resto de reivindicaciones —como la subrogación de trabajadores o la mejora de condiciones para tareas tóxicas, penosas o nocturnas— podrían abordarse en una segunda fase. No es una renuncia, aclaran, sino una estrategia para avanzar sin enquistamientos.
"Estamos dispuestos a firmar un compromiso formal de negociación", señalan, siempre que se garantice la voluntad real de solucionar el conflicto y no solo de posponerlo.
La verdad es que en el fondo de todo este pulso no solo hay cifras y convenios. Hay desgaste. Hay frustración. Y también cierta urgencia por evitar que la fractura entre las partes se vuelva irreparable. Por eso, desde la UEA insisten: si hay voluntad, aún hay margen.