CARTAGENA. Una de las historias que se han transmitido de padres a hijos que se confunden con los albores de los tiempos remotos es sin lugar a dudas la que se refiere a la leyenda del origen de la Plaza de San Ginés en el casco histórico de Cartagena. En ella se entremezclan diversos elementos que antropológicamente repiten patrones de otros lugares como hechos divinos, milagros extraordinarios y patronazgo de un lugar; aunque no por ello deja de ser increíble y digna de mención.
Los hechos nos sitúan este episodio rondando el año 1324. En el primer cuarto del siglo XIV es cierto que las epidemias de peste negra no eran extrañas en el entorno de nuestra ciudad ni tampoco en los alrededores. Decenas de personas fallecían día tras día y los muertos se hacinaban en las calles, había menos mano de obra para generar recursos económicos y alimentos y el clima de desesperación calaba más hondo semana tras semana.
Es por ello por lo que desde las autoridades civiles y eclesiásticas se decide apostar la suerte de la ciudad a su Santo Patrón, y sacarlo en rogativa para pedir que esa enfermedad infernal saliera cuanto antes de Cartagena. Es interesante insistir que las rogativas no se realizaran para que ese mal se extinguiera, sino para que se concentrara en otro lugar que no fuese nuestra ciudad, en un momento en el que las cofradías religiosas aún no realizaban esa cristiana sepultura a sus hermanos, máxime porque apenas si existían (tan sólo la del Santísimo Sacramento).
La Realidad
Ante la necesidad que hemos descrito se enfrentan a una terrible realidad: nadie recordaba quién era el patrón de la ciudad, ni si quiera los más ancianos del lugar. Es por ello por lo que se opta por preguntar a la divinidad directamente y que sea la propia “diosa fortuna” quien designe al nuevo protector de la urbe. El pequeño rito, acompañado de un Ave María y un Padre Nuestro, consistió en meter papeles con nombres de santos en una pequeña marmita, y que fuese una mano inocente, la mujer más joven con capacidad de andar de Cartagena, esto es, una niña de unos 6 años, quien sacase el nombre del Santo.
En un primer intento salió el nombre de San Ginés de la Jara, pero se consideró que tal vez fuera puro azar. Por ese motivo se volvió a introducir el papel de nuevo en la marmita y otra vez la misma niña sacó un nuevo boleto. Misteriosamente volvió a salir el nombre de San Ginés de la Jara…y así tres veces más.
El hecho de que saliera el mismo nombre del mismo santo en un total de cinco veces consecutivas hizo que fuese considerado un milagro y por ese motivo fue a la imagen de San Ginés a la que se le colocó sobre una peana y salió por las calles de Cartagena rogando para que el brote de peste negra desapareciera del entorno. Lo curioso es que ciertamente la enfermedad se extinguió de la trimilenaria, estando en lugares tan próximos como Lorca, Murcia, Caravaca o Mazarrón.
Desde entonces… Se dice que para este milagro estuviese siempre presente en el recuerdo vivo de la ciudad se propuso que la imagen de San Ginés en hornacina estuviera siempre visible en Cartagena y que fuera ese lugar punto de encuentro de fieles musulmanes y cristianos.
Lo cierto y verdad es que ese lugar es hoy conocido como la Plaza de San Ginés, en donde en una de sus esquinas se encuentra la imagen; este lugar es punto de encuentro a lo largo de la historia de la ciudad por varios factores:
- Era el punto en donde confluían los cementerios musulmanes por la C/ Cuatro Santos (Ss. XII-XIII) y cristiano por la C/ Duque (Ss. XIII-XV) siempre respetado por ambas culturas y religiones.
- Fue uno de los accesos a la ciudad ya que en los Ss XVI-XVIII se encontraba la Puerta de San Ginés, que daba acceso al arrabal del mismo nombre
- Actualmente sigue siendo punto de acceso al centro del casco histórico así como lugar de encuentro de las gentes de Cartagena y un lugar icónico de referencia para disfrutar de las procesiones de Semana Santa.
Asimismo destacamos un elemento que suele pasar desapercibido para propios y extraños. En la Plaza de San Ginés confluyen cinco calles, un hecho que muchos relacionan con la misma tradición por la que se establece una calle por cada vez que el nombre del santo fue elegido de entre el resto en el rito de la marmita antes mencionado. Estas calles son: San Francisco, Cuatro Santos, Concepción, Duque y San Antonio el Pobre.
*Santi García. Rutas Misteriosas y autor del libro Murcia Insólita