El pasado mes de junio, el BOE publicó las bases del concurso para adjudicar una concesión de dominio público portuario y cinco meses después este mismo boletín ha anunciado que la Autoridad Portuaria de Cartagena ha sacado a concurso la instalación y explotación de un sistema de Onshore Power Supply (OPS) en el muelle Juan Sebastián Elcano, un proyecto que puede cambiar el día a día del puerto de forma bastante visible.
El planteamiento es sencillo de explicar: quieren que los cruceros puedan enchufarse a la red eléctrica cuando atracan, de modo que apaguen motores y eviten ese murmullo persistente -y ese olor a combustible quemado-. Es tecnología que ya funciona en otros puertos europeos y que, además, suele mejorar mucho la convivencia entre ciudad y muelle.
La concesión tiene un peso considerable: 35 años, sin prórroga. Es un compromiso largo, casi estratégico, que seguramente atraerá a operadores energéticos y compañías especializadas en infraestructura portuaria. Y, como sucede en estas licitaciones, viene acompañada de sus obligaciones económicas.
Costes y tasas
La parte económica del anuncio es bastante concreta:
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Tasa de ocupación: 11,72 €/m²/año… o 68,63 €/m²/año. El propio documento mezcla ambos porque uno es la base de cálculo y el otro la cifra resultante tras aplicar el gravamen.
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Tasa de actividad: 0,15 € por cada MWh suministrado a los cruceros. Una cantidad pequeña en apariencia, pero que se multiplica rápido cuando hablamos de barcos que devoran energía incluso cuando están parados.
A esto se suma la garantía provisional de 50.000 euros, que actúa como filtro natural para quienes no tengan intención real de competir. Además, el procedimiento es abierto, con un plazo de 30 días hábiles para presentar ofertas y un pliego cargado de requisitos técnicos, financieros y profesionales. Nada imposible, pero tampoco un camino de rosas.
Y es que el proyecto encaja en una tendencia que ya se ve en puertos como Hamburgo o Bergen, donde la conexión eléctrica a tierra se ha convertido casi en norma y los vecinos lo agradecen. Cartagena quiere seguir ese rumbo, modernizarse, reducir emisiones y, de paso, presumir de un puerto más silencioso y respirable.
La adjudicación se realizará mediante procedimiento competitivo, valorando tanto la calidad técnica del proyecto, como la viabilidad económico-financiera, la sostenibilidad ambiental y las tarifas propuestas para el suministro eléctrico
Ahora falta saber quién se anima a tomar las riendas de un proyecto que, sin hacer ruido puede marcar un antes y un después en la vida del puerto.