CARTAGENA. Los yates Bravo Eugenia y Vibrant Curiosity permanecen amarrados en el Puerto de Cartagena, en las instalaciones de Navantia, donde están siendo sometidos a diferentes reparaciones y puesta a punto. Con ellos ha vuelto a reactivarse el negocio que la factoría se vio obligada a paralizar motivada por la guerra de Ucrania. Desde este verano los operarios de Navantia trabajan en estos dos superyates de millonarios americanos y alemán respectivamente.
Solo hay que echar la vista a unos meses atrás para recordar los grandes yates de los millonarios rusos, como el que atracó en marzo de 2021, propiedad el yate de lujo Nord, de 142 metros, propiedad del multimillonario ruso Alexei Mordashov o el Yate A, del multimillonario ruso Andrey Melnichenko. A partir de la invasión y fruto de los embargos a los oligarcas rusos, algunos de sus barcos fueron incautados y otros, los más avispados, decidieron trasladarlos a puertos lejos de las sanciones.
La cifra de negocio supone una importante inyección económica y de trabajo para Navantia, entre 18 y 20 millones de euros en la época prepandémica y generaba 3.000 noches de hotel para los propietarios y la tripulación de los buques. El incremento en la contratación de estos trabajos de revisión y puesta a punto de los yates ha escalado desde los 5 yates de hace diez años a los más de 20 hasta 2019.
Hace solo unos meses, antes del verano, Laura Correa, directora de reparaciones de yates del astillero, explicaba en Onda Regional que este sector mueve 20 millones de euros anuales, con una media de 15 reparaciones. Para lo que queda de 2022 hay 4 reparaciones de yates contratadas y otras 2 para 2023. Además, Correa señaló que Navantia aspira a entrar en el sector de las terminaciones de lujo para interiores en colaboración con diseñadores internacionales.
Las instalaciones de Navantia pueden reparar en seco y simultáneamente hasta 11 yates. Los muelles, de hasta 1.300 metros, y el taller multipropósito permiten realizar diferentes trabajos a cubierto. El trabajo que llevan a cabo desde la factoría cartagenera va desde el tratamiento de las superficies, trabajos de pintura, acero y madera y de interiores, en el que ofrecen el diseño, construcción y remodelación de todas las zonas interiores del yate.
En el caso de los dos grandes megayates que están en la ciudad, hay que subrayar que el Vibrant Curiosity, de 85 metros de eslora, es propiedad del empresario alemán y coleccionista de arte Reinhold Würth. Es dueño del imperio de la marca que fundó su padre y a la que da nombre, Würth, que es una mayorista mundial de elementos de fijación, tornillos, tacos, productos químicos, componentes electrónicos, etc... Fue adquirido en el año 2009 por unos 75 millones de euros, es, con sus 85 metros de eslora, uno de los yates más grandes del mundo.
El yate tiene camarotes para alojar a 18 invitados. El dueño dispone de un camarote con terraza ubicado sobre la cubierta superior, en donde también se encuentran dos camarotes vip con vistas a la cubierta de popa.
Los estabilizadores de buque en puerto aseguran la comodidad de los invitados y la tripulación, formada por 26 personas.
Los 85 metros del Vibrant Curiosity pueden desplazarse a una velocidad de 18,5 nudos gracias a los dos propulsores de 3.500kW cada uno, con una autonomía de 5.500 millas náuticas.
En el año 2010 este yate fue galardonado con el premio al «Best Custom-Built Yacht» de más de 150 piés en los Asia Boating Awards.