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el tintero

La resaca nacional

  • FOTO: EFE

MURCIA. Tras el largo puente donde los valencianos celebraron su día, toda España y gran parte de los aficionados al tenis en todo el mundo disfrutamos de un nuevo triunfo del gran deportista Rafael Nadal, pero no sólo emocionó a sus compatriotas con su 13 Roland Garros y su 20 Grand Slam, sino que hizo que el orgullo de ser y sentirse español y la sensación (difícil de explicar) de ilusión y emoción al ver cómo sonaba la marcha real, o sea, el himno de España en París y todos lo escuchaban con respeto y el tenista natural de Mallorca se emocionaba, nos hizo vibrar y de alguna forma, entender la importancia del patriotismo. Porque es algo natural y lógico, de la misma forma que si hubiera ganado Djokovic se habrían emocionado los serbios y no los españoles. 

El triunfo de los españoles en el deporte suele ser una de las pocas situaciones en que la bandera de España y el orgullo y la satisfacción patria parecen estar legitimados, pero justo al día siguiente tuvimos la celebración de la fiesta nacional, día de la Hispanidad y celebración de la Virgen del Pilar, de gran arraigo en nuestro país y patrona de la Guardia Civil. En esta ocasión la celebración del tradicional desfile militar quedó reducida a un solemne acto en el Palacio Real, pero que no por ello tuvo su impecable protocolo y reconocimiento a los caídos y sobre todo a quienes de forma anónima están siempre cuando más los necesitamos: ejército, guardia civil, policía, protección civil, médicos de urgencia y demás servicios. Sólo hubo un aspecto negativo que como en tantas otras ocasiones, protagoniza el vicepresidente segundo del gobierno, quien no está ni personal ni profesionalmente a la altura del cargo. 

Llegamos a un martes 13 donde se celebró otro Consejo de Ministros y volvimos a encontrarnos con el ansia total y descarada por parte del actual gobierno de aniquilar el estado de derecho, de ciscarse en las Cortes Generales y de intentar controlar todo, empezando por la Justicia. Si no logran el tantas veces sacrosanto consenso, si no consiguen renovar los órganos de gobierno de los jueces junto a los partidos de la oposición, deciden hacerlo de manera unilateral y encima tienen el cinismo de decir que lo hacen para defender la Constitución. Una muestra más de que toda crítica, toda preocupación y todo mal augurio sobre lo que pretende hacer el ejecutivo actual está más que justificado. 

Hemos vivido unos días de fiesta y celebración, una especie de respiro en este extraño y desagradable año 2020, hemos podido vibrar con un deportista español que es ejemplo de todo y disfrutar de un día que se celebra en España y gran parte del continente americano y que nos recuerda que somos una tierra de cultura y civilización de la que sentirnos profundamente orgullosos. Y todo ello pese a los constantes intentos de manipular la historia, descontextualizarla de sus hechos acaecidos en cada momento histórico y aislarla del comportamiento de otras naciones y otros imperios, en definitiva generar una leyenda negra que no se ajusta a la verdad histórica y que sólo sirve para azuzar el odio de acomplejados y pusilánimes, pero la resaca está presente en el cuerpo del ejecutivo y no nos libramos de sus síntomas: dolor de cabeza, cansancio y sensación de cabreo y arrepentimiento por no haber hecho las cosas de otra manera. 

Estos días leí un artículo que abría hueco a la esperanza, y algunos líderes políticos intentan generar ese clima de que los españoles somos capaces de lo peor y lo mejor, así somos, de extremos, de organizar la mejor fiesta y vivir la peor resaca, de tener a gente como Felipe VI o Rafael Nadal y por otro lado a personajes como Pedro Sánchez o Pablo Iglesias, y al final siempre salimos victoriosos de las empresas en que nos enrolamos. Esta vez el enemigo es interno, el problema está donde debería estar la solución y la pandemia del coronavirus favorece mucho a quienes abogan por restringir libertades y aniquilar derechos, quizá estamos ante una de las peores resacas y aún no somos conscientes del todo. 

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