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ANÁLISIS MÉDICO / OPINIÓN

Molestias gástricas, halitosis, mal sabor, pérdida de peso: ¿Infección por Helicobacter pylori?

27/12/2024 - 

Con frecuencia recibimos pacientes que nos consultan por mal aliento, molestias estomacales por digestiones pesadas, pérdida de peso por falta de apetito y enseguida aparece encendida la luz roja del semáforo clínico y te hace pensar: ¿Tendrá infección por Helicobacter pylori?

Helicobacter pylori constituye uno de las principales bacterias patógenas, ya que se estima que el 50% de las personas de todo el mundo pueden estar colonizadas por dicho microorganismo. De ellas, solo un pequeño porcentaje, que oscila entre 15%-20%, presenta sintomatología clínica que precisa su estudio diagnóstico y valoración de tratamiento. Su incidencia cambia de unos países a otros, alcanzando la máxima frecuencia en países subdesarrollados.

Es una bacteria gramnegativa, que tiene forma de espiral al poseer flagelos que permite su movilización y adherencia por todo el epitelio gástrico. 

Historia

Aunque su existencia era conocida desde hace más de doscientos años, fue descubierto y documentado científicamente en 1982 por los australianos Barry Marshall y Robin Warren, que lo encontraron asociado al desarrollo de úlceras pépticas, y recibieron en el año 2005 el premio Nobel de Fisiología y Medicina.

Tiene diversos factores de virulencia para desarrollar las diversas características de la enfermedad, incidencia y gravedad. Su principal factor es la producción de una enzima, Ureasa, que neutraliza el pH gástrico pudiendo desplazarlo hacia debajo de la mucosa gástrica, donde el pH es neutro. Todo ello está facilitado por sus 5- 6 flagelos que lo posibilitan escapar del ácido que lo rodea. 

En cuanto al gen Cag A cuando produce citoxinas, puede favorecer en ocasiones el desarrollo de cáncer gástrico. En líneas generales Helicobacter pylori tiene alta capacidad de supervivencia en nuestro estómago y puede vivir largos años (Cover TL and Blaser MJ in Mandell-Ninth Edition, 2020).

Epidemiología y mecanismos de transmisión

"en la mayoría de países solo una parte de los pacientes infectados recibe tratamiento antibiótico"

Esta infección se adquiere con mayor frecuencia en las zonas con bajo nivel higiénico, especialmente en niños. Por eso actualmente es más frecuente en personas >60 años. La disminución de su prevalencia se debe fundamentalmente a las mejoras de las condiciones de vida y el saneamiento de la población, más que con su tratamiento individual, ya que en la mayoría de países solo una parte de los pacientes infectados recibe tratamiento antibiótico para su erradicación.

En relación con el modo de transmisión, todavía no se conoce con seguridad. El microorganismo se encuentra en la saliva, encía dental y estómago, siendo la transmisión más común oral-oral o gastro-oral. Por ello los besos pueden ser transmisores a partir de la persona colonizada que lo tenga. No obstante, si la transmisión es a través del agua, los alimentos, mascotas, moscas y etc. todavía siguen siendo objeto de estudio y de controversia.

Sintomatología e impacto clínico

La mayor parte de los casos son asintomáticos con un riesgo de desarrollar a lo largo de toda la vida ulcera péptica duodenal (10%-15%). Entre 70%-75% de todas las úlceras pépticas tiene infección por H.pylori (HP), encontrándose que su tratamiento antibiótico erradicativo se asociaba con una mayor curación y con disminución de las recidivas. Por otra parte, cuando la infección se asocia con tratamiento con AINES (Antiinflamatorios no esteroideos), aumenta el riesgo de ulceras sangrantes (Rev Esp Enferm Dig, 2022).

Su sintomatología es muy variable, pero lo más característico en la fase aguda es el dolor en epigastrio: con mucho ardor estomacal, sensación de tener vacío el estómago con mucha frecuencia, junto con nauseas y mareos muy frecuentes y mantenidos. En los casos más graves, podemos observar inflamación de la lengua (glositis), así como heces más negras. Asimismo, de forma general y casi siempre secundaria, puede encontrarse hinchazón abdominal con grandes eructos, flatulencias y reflujo acido. En otras ocasiones, sabor agrio en boca, alteraciones del gusto y en algún estudio en pediatría se ha encontrado halitosis.

El paciente infectado suele tener gastritis crónica a nivel de la gastroscopia, pudiendo favorecer a la larga atrofia gástrica con metaplasia intestinal. Una minoría de estos casos pueden evolucionar a displasia y conducir a cáncer gástrico entre 1,5%-2%, variando según los países. Este riesgo de progresión está relacionado con diversos factores, como el tipo de paciente y microorganismo, añadiendo el hábito tabáquico y la dieta rica en grasas picantes, alimentos a la vinagreta o en escabeche y dietas bajas en frutas. La genética del individuo, que incluye como factores, el polimorfismo de los genes productores de enzimas proinflamatorios, así como el estudio genético del HP también han encontrado diversos factores de virulencia, que aumentando la inflamación se asocian con un mayor riesgo de cáncer.

El Linfoma del tejido linfoide asociado a la mucosa gástrica es muy poco frecuente. Está en su mayor parte causado por infección por HP y su erradicación; en la fase temprana de bajo riesgo puede conducir a su curación.

Por último, nos encontramos con la dispepsia funcional asociada a HP, con molestias digestivas variables, en la cual el tratamiento antibiótico con alto poder de erradicación solo obtiene buena respuesta en un tercio de los pacientes, dado que en este grupo de pacientes sus causas son de estirpe multivectorial (WGO- 2021).

Finalmente, también se ha relacionado a HP con purpura trombótica trombocitopenica (PTT), con muy limitada evidencia. Recientemente, existen estudios que lo asocian con esteatosis hepática no alcohólica. Asimismo, puede igualmente influir en déficit de Hierro, Vitamina B12, Síndrome metabólico con Diabetes mellitus, que puede aumentar el riesgo de síndrome coronario agudo, ictus y otras enfermedades, pero en todos estos casos no existe confirmación científica (Arch Alerg Inmul Clin 2021).

Ante este mosaico de procesos clínicos relacionados con HP,

¿Qué tenemos que hacer? ¿Será importante su diagnóstico? 

¿En todos los pacientes con sospecha de HP precisa confirmación de su diagnóstico? ¿Es fundamental su tratamiento?

La prueba diagnóstica por excelencia reside en la gastrocopia con biopsia del antro gástrico. Los test no invasivos (aliento y heces) no ofrecen todas las garantías.

Ante ello, deseo señalar que no es necesario confirmar el diagnóstico de HP en la mayor parte de los casos. Su indicación queda limitada de forma fundamental a los pacientes, que bien por tener mucha afectación clínica o posibles complicaciones precisan de tratamiento antibiótico con alto poder de erradicación. Una vez confirmado y recibido el tratamiento antibiótico adecuado, según la sensibilidad del microorganismo en los diversos países o en las diferentes áreas geográficas, es necesario su control a los 40 días tras completar el ciclo y sin tratamiento alguno incluido omeprazol. En esta situación, la realización de un test de aliento o estudio en heces pueden servir de control y monitorización, de su perfil evolutivo y confirmar su erradicación (J Clin Gastroenterol, Feb-2023).

Para responder a toda esta problemática en nuestra Región de Murcia, vamos a iniciar con la especial colaboración del Dr Andrés Serrano, jefe de la Unidad de Endoscopias del Hospital La Vega, un estudio prospectivo y monitorizado para conocer de primera mano su situación real y estructurar programa de posibles actuaciones consensuadas.

Medidas preventivas

Finalmente y como colofón, cabe señalar una serie de medidas preventivas, algunas muy curiosas, que pueden ayudar en limitar su prevalencia y mejorar sus síntomas.

Básicas: lavarse las manos con frecuencia. Consumir agua potable y alimentos bien lavados y cocidos. Evitar compartir utensilios y vasos con otras personas. Mantener una buena higiene personal. Limitar la dieta grasa, ya que puede exacerbar los síntomas.

Especiales: 1.- Brócoli. Inhibe HP al tener una gran actividad citoprotectora gástrica por su alto contenido en sulfarafano y tiene además elevada cantidad de vitamina C, colaborando al disminuir las recidivas de HP que se observan entre 1,5 %-8,7%.  

2.- Ajo. Contiene alicina que también inhibe HP. 

3.-Uvas negras. Contienen resveratrol que inhibe HP. 

4.- Te verde. Contiene polifenoles que induce catequinas que disminuyen los procesos inflamatorios del tubo digestivo. 

5.- Lactobacillus reuterii y acidophilus son los probióticos de mayor actividad anti HP.

En resumen, las infecciones de la patología digestiva tenemos que enfocarlas, como en todos los casos, de forma integrada, teniendo muy en cuenta sus tres pilares fundamentales: microorganismo, tipo de paciente y factores multivectoriales. 

Si precisa del tratamiento antibióticos, las directrices del Common Sense en la elección razonada del mismo son primordiales, debiendo hacerse  siempre de forma muy personalizada y no olvidando que la Medicina no solo es ciencia, sino también Arte; el Arte de conducir en cada paciente a su diagnóstico y tratamiento más idóneo en cada situación clínica y humana para conseguir su objetivo fundamental: la curación de los enfermos.


Joaquín Gómez Gómez

Profesor Emérito de Infecciosas del Departamento de Medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia

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