EL GATO EN LA TALEGA / OPINIÓN

Medusas en el Mar Menor

4/07/2023 - 

MURCIA. No hay verano sin medusas. Para quienes amamos el mar, las medusas siempre están presentes. Más en concreto, para quienes vivimos junto al Mar Menor, tenemos implementados estos cnidarios en nuestra vida, como los legendarios berberechos. Este año han vuelto, en un escenario electoral que admite poca atención efectiva a un mar mientras no escupa más peces muertos.

En uno de los baños vespertinos en este junio que muestra el cambio climático que tantos quieren obviar confiando en el Dios de la tecnología, me reencontré con ellas. Cada brazada que daba sobre un jardín de Caulerpa caía sobre estos seres y las enredaba en una pequeña espiral, modificando su trayectoria. Algunas veces me detenía a observarlas, consciente de que cuando crecieran, en ese número en el que se presentaban, sería imposible nadar. Casi en paralelo, mis compañeras de Pacto por el Mar Menor, Isabel y Paqui, nadaban también entre ellas dejando un reportaje gráfico tan natural y verdadero, que hizo palidecer a cuantos observatorios, boyas, sistemas de seguimiento, y demás inversiones humano-tecnológicas hay instaladas en el Mar Menor. Esto es lo que tiene ser marmenorense de nacimiento o adopción, que una se entera antes porque dialoga con su mar.

Una vez difundidas estas imágenes y emitidas las correspondientes consultas tanto al actual portavoz del Comité Científico, como al propio consejero de Medio Ambiente, pasando por el director del IEO. Una vez superado el cortapega de algunos artículos en prensa escrita con información existente en diferentes páginas webs al respecto, de haber tenido eco en medios de comunicación regionales, nacionales e internacionales, la respuesta a esta nueva situación sigue brillando por su ausencia.

"el Mar Menor parece estar sumido en un continuo déjà vu"

En el aspecto socioeconómico, los Ayuntamientos marmenorenses han solicitado la instalación de redes antimedusas. Piensan en el turismo y la temporada alta, y quiero creer que también piensan en los residentes. El Ayuntamiento de Los Alcázares ha sido el único que ha decidido no solicitarlas, probablemente porque siguiendo el criterio de algunas voces científica que las desaconsejan. De momento, discurrimos viendo el partido y será interesante ver si las colocan, y si se analizan sus efectos.

La verdad es que el Mar Menor parece estar sumido en un continuo déjà vu, con episodios de imprevisiones difícilmente entendibles. Me pregunto cómo es posible que no haya habido previsión con este asunto cuando se trata de un enfermo supuestamente monitorizado al milímetro. Vamos, que encima las medusas no crecen por generación espontánea a velocidad de la luz. Pero es que, además, las explicaciones que se dan son reiteraciones de otras en otro contexto. Hoy día, según nos han contado, el Mar Menor está totalmente monitorizado, controlado y observado. ¿Por qué tiene que llamar la atención una persona que ha ido simplemente a disfrutarlo? Y, una vez expuesta la situación, ¿por qué se adopta la no respuesta como maniobra de distracción? Aburrir y desanimar es la consigna, una estrategia de ghosting y tan anchos.

Decididamente, el sector turístico, la hostelería o el comercio local en la ribera del Mar Menor tienen necesidad de hacerse respetar. Pero para ello se tienen que oír. Alguna voz dirá que las medusas no afectan a las cancelaciones, que la gente se adapta (se aguanta), que están en ello, que el asunto es multifactorial, o que no hay aún conocimiento suficiente aplicado a este ecosistema. Pero estos sectores tan ligados a la población local necesitan urgentemente salir del letargo, reflexionar sobre sí mismos, coger todo eso y comenzar a proyectarse. La tutela de las primeras cosas que se hacen tiene un tiempo finito, el resto se hace sin tutor. Solo se trata de creer en sí mismo, no en lo que te digan.

"Lo bonito de todo este drama es que el propio Mar Menor emite la información a quien tenga la capacidad y quiera recibirla"

Y sí, esto es una pesadilla desmoralizante, no ya por las medusas, sino porque deja al aire carencias que revierten en ineficacia a la hora de proteger el ecosistema y el tejido socioeconómico asociado. Lo único positivo es que gracias al despertar de la conciencia ciudadana sobre la crisis ecológica del ecosistema se puede escuchar la voz de las personas. Resulta lamentable que alguien pueda pensar que se genera una alarma por decir en voz alta que hay un gran número de pequeñas medusas en el Mar Menor y aportar material gráfico. Regresa el mantra estrella "no hablemos mal de lo nuestro". La alarma no la genera la pregunta, sino la falta de respuesta. Lo que no se puede hacer es mentir, mirar para otro lado, negar una evidencia, apoyar la falta de respuestas, alimentar el miedo o la coacción cuando se trata de un ecosistema antrópicamente impactado.

La ciudadanía hace como las medusas cambiando el agua por la información; con contracciones rítmicas la toma, la procesa y la expulsa. Si no se hiciese así, no habría movimiento, sino que viviríamos en un estado estático propio de la estabulación mental y/o la ignorancia. Lo bonito de todo este drama es que el propio Mar Menor emite la información a quien tenga la capacidad y quiera recibirla. He aquí cómo el mar prodigioso es el verdadero propulsor de su supervivencia

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