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Mazón, el lastre

Foto: ROBER SOLSONA/EP
11/01/2025 - 

El presidente nacional del PP y líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, ha visitado Valencia. Nadie lo diría, porque no se ha dejado ver, ni ante los ciudadanos ni ante los periodistas. Feijóo, por lo visto, ha visitado Valencia de incógnito, como el rey ruso Pedro el Grande cuando visitó varios países de Europa Occidental para comprender mejor sus sociedades, su industria y sus ejércitos y, en fin, para pasar un buen rato al modo en como lo pasan los turistas británicos en Benidorm o Magaluf.

Vas por la calle y puedes encontrarte por ahí, de incógnito, a Núñez Feijóo. Pero curiosamente no han aparecido fotos de Núñez Feijóo en Valencia visitando de incógnito las zonas más afectadas por la Dana, ni charlando con la gente, ni nada de nada. Y esto se debe a que Núñez Feijóo ha tenido que venir de auténtico incógnito, visto y no visto. ¿El motivo? Que al lado suyo había un activo políticamente tóxico: el president de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón.

Feijóo no se deja ver porque Mazón no puede dejarse ver en la provincia de Valencia y sobre todo en las zonas directamente afectadas por la dana. Por eso, sus apariciones nunca se dan en las poblaciones, sino en espacios controlados y despoblados, como cruces de caminos o polígonos industriales. Cuando se arriesga a salir mínimamente de ahí, o sencillamente cuando se hace público que Mazón está en algún puente compareciendo ante los periodistas que han recibido unas coordenadas (como si fueran espías del MI6) para asistir a las surrealistas apariciones "públicas" del president de la Generalitat, existe el riesgo de que aparezcan ciudadanos y le abucheen. Y ese es un riesgo que Núñez Feijóo no se puede permitir.

Mazón nunca fue un político afín a Feijóo. Cuando Núñez Feijóo llega a la presidencia del PP lo hace merced a un pacto de barones autonómicos, sobre todo un pacto con los presidentes de Andalucía, Juanma Moreno, y la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, para desembarazarse del entonces líder Pablo Casado y su afán intervencionista, canalizado a través de su número dos, Teodoro García Egea. Mazón, precisamente, fue un producto de García Egea, que lo impuso como sucesor de Isabel Bonig al frente del PP valenciano (sinceramente creo que con ella al frente de la Generalitat las cosas habrían sido distintas), y no tuvo ningún papel en la defenestración de Pablo Casado (tampoco se singularizó en su defensa), así que después de la llegada de Feijóo se puso de perfil. Como Feijóo llegó, desde el principio, postulándose como un presidente poco intervencionista, aupado por otros barones como él, que dejaría hacer a cada uno en sus territorios, Mazón pudo consolidar un precario control del PP valenciano, que se fortaleció muchísimo tras su relativamente sorpresiva victoria en las elecciones autonómicas de 2023.

Foto: JORGE GIL/EP

Ni el mayor fan de Mazón (tampoco es que hubiera muchos por aquel entonces) podría considerar que esas elecciones se ganaron gracias al carisma del candidato. Fueron unas elecciones que ganó el PP merced a la movilización de la derecha frente a Pedro Sánchez y también por la errática campaña electoral de PSPV y Compromís, que mantuvieron un perfil bajo que sólo sirvió para desmovilizar a los suyos, pero no a los votantes de sus rivales. Mazón, hasta cierto punto, fue "presidente por accidente" (tampoco es esto algo muy novedoso; también Ximo Puig lo fue en 2015, con el peor resultado de la historia del PSPV). 

Y lo primero que hizo, para garantizar que sería presidente, es pactar con Vox en plena precampaña de las elecciones generales que acababa de convocar Pedro Sánchez. Unas elecciones en las que casi todo el mundo pensaba que PP y Vox sumarían suficientes escaños para darle la presidencia a Núñez Feijóo, pero cuya estrategia (de Feijóo y el PP) consistía precisamente en hacer como si eso no fuera a suceder. Una vez se dio el pacto en la Generalitat Valenciana, que además implicó la entrada de Vox en el gobierno autonómico, el PSOE y Sumar pudieron enfocar su campaña en el campo más fértil que tienen: votadnos para que no llegue la ultraderecha al Gobierno. Un voto defensivo que fue suficiente para que al PP no le salieran las cuentas con Vox.

En resumen: que Núñez Feijóo tal vez perdió las elecciones en 2023 por culpa de Mazón. Pese a lo cual, las evidentes, y cada vez mayores, dificultades del gobierno de coalición PSOE - Sumar, en todos los órdenes, parecen indicar que cuando haya elecciones, esta vez sí, PP y Vox conseguirán los 176 diputados que dan la mayoría absoluta. Porque Sumar es una coalición muy debilitada, escindida con Podemos; porque la tendencia entre la población joven, sobre todo masculina, a apoyar a opciones de extrema derecha (Vox, Se Acabó La Fiesta) cimenta el voto a Vox y consolida ese espacio frente a la debilidad de la izquierda; porque el Gobierno no tiene una mayoría parlamentaria efectiva y resulta inoperante; y porque, además, el PSOE comienza a estar acosado por diversos escándalos (sin que importe demasiado, a efectos mediáticos y políticos, si dichos escándalos tienen base real o son producto del "entusiasmo" de ciertos jueces). Por último, el claro giro a la derecha (y a la extrema derecha) que está dando el mundo occidental en su conjunto, como es lógico, también favorece a Núñez Feijóo.

Foto: JOAQUÍN REINA/EP

Así que todos los astros se alineaban, y se alinean, para la llegada de Alberto Núñez Feijóo a La Moncloa... salvo uno. El desastre de gestión de las inundaciones en la provincia de Valencia el 29O, antes, durante y después de la tragedia, que afecta directamente al PP valenciano y a su presidente, Carlos Mazón. La Comunidad Valenciana, ahora mismo, es la única en la que, si hubiera elecciones, según algunas encuestas, la izquierda estaría en disposición de recuperarla, sobre todo por la fortaleza de Compromís. También es la única en la que se desploma la intención de voto al PP, con una motivación obvia. Por último, es la única en la que, si el deterioro continúa, podría ser factible un sorpasso de Vox al PP, que tal vez se produzca ya en la provincia de Valencia. La Comunidad Valenciana, en resumen, es el único problema de entidad, en términos políticos y electorales, que afecta ahora mismo a Núñez Feijóo. Y dicho problema está encarnado en su presidente, Carlos Mazón.

Ahora bien: es evidente que ni Núñez Feijóo ni el PP tienen ningún interés en mantener a Mazón en el cartel electoral. Pero tampoco tienen ningún aliciente para desembarazarse de él ahora, porque con ello lo único que lograrían es quemar prematuramente a quien haya de sustituirle. Por eso sigue Mazón, contra toda lógica, contra cualquier evidencia política, que indica que su responsabilidad en el desastre, que es notoria, exige su dimisión o destitución. La pregunta es hasta cuándo seguirá. Y cuánto afectará al PP en la Comunidad Valenciana la continuidad de Mazón y la evidencia de que el PP, igual que el PSOE, adoptan sus decisiones en la Comunidad Valenciana siguiendo exclusivamente criterios de estrategia electoral a nivel nacional. Como siempre.

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