MURCIA. Escombreras contará con dos nuevas instalaciones medidoras de contaminantes para incrementar el control medioambiental de la ciudad y su entorno. Estos dispositivos, que han sido instalados por la Autoridad Portuaria de Cartagena (APC) con un coste de 456.000 euros, estarán encargados de disminuir el impacto de las operaciones gracias a la digitalización.
La APC ha destacado la necesidad de hacer compatible el movimiento de gráneles sólidos con el mantenimiento de unos adecuados niveles de calidad del aire.
En concreto, la presidenta de la APC, Yolanda Muñoz, señala que han instalado las dos estaciones medidoras para “informar a usuarios, clientes y vecinos sobre los parámetros ambientales en tiempo real".
El primero de los equipos se ha instalado en la ampliación de Escombreras, donde se produce el mayor tráfico de gráneles sólidos. El segundo, sustituye al que ya se encontraba ubicado entre los muelles Príncipe Felipe e Isaac Peral.
De esta forma pretenden conseguir una monitorización efectiva de las emisiones de polvo que se puedan generar. Además, como un adelanto a las nuevas regulaciones que sobre la calidad del aire se impondrán a corto plazo, se dotará a la nueva estación medidora de contaminantes de un analizador de partículas PM2,5.
Para Muñoz, "los datos de calidad del aire vienen a confirmar que las medidas operativas implantadas para la buena manipulación de los gráneles sólidos, junto con la vigilancia diaria de los niveles de inmisión y el compromiso mostrado por las empresas estibadoras en modernizar sus medios. Son la herramienta adecuada para garantizar que la manipulación de gráneles sólidos se realiza de manera segura para la salud de las personas y el ecosistema, así como para la ciudad y su entorno".
Los sistemas instalados de medición y control en tiempo real permiten actuar sobre la emisión elevada de partículas debido a las condiciones climáticas adversas, como los vientos por encima de los 30 kilómetros por hora. De esta forma, se pueden paralizar las operativas que emitan partículas nocivas hasta que las condiciones mejoren, lo que evitaría que el polvo pueda afectar a la salud de los trabajadores, poblaciones cercanas o al medioambiente.