Fotos: RÍO OPEN
MURCIA. Sin título y lesionado. Carlos Alcaraz Garfia perdió ante el británico Cameron Norrie la final del ATP 500 de Río de Janeiro, claramente lastrado por su maltrecho muslo derecho, en el que ya sufrió una dolencia que le impidió disputar el Abierto de Australia a comienzos de año. El 7-5, 4-6 y 5-7 registrado en 2 horas y 35 minutos de partido dejó al murciano con las ganas de revalidar el título y de ser el primer tenista que conquistase en un mismo año los torneos de Argentina y Brasil.
El joven jugador de El Palmar, de 19 años y número 2 del mundo, perdió su tercera final en las 10 disputadas desde su estreno en el circuito profesional y apenas una semana después de su anterior éxito, el logrado en la capital argentina y ante el mismo rival por 6-3 y 7-5.
Esta era otra historia y el primer set fue muy igualado, con cada jugador ganando su saque y concediendo poco al rival. Alcaraz mandó con el 1-0, el 2-1, el 3-2 y el 4-3, eso sí salvando una bola de break en su tercer turno de servicio.
En el octavo juego el murciano dispuso de hasta tres bolas break, pero no aprovechó ninguna de ellas y Norrie, con muchos apuros, niveló la contienda por cuarta vez.
Ese hecho hizo que CA se desordenara por momentos y dos fallos seguidos le hicieron ponerse 0-30 en contra, pero reaccionó de la mejor manera para, con cuatro puntos del tirón, seguir llevando la iniciativa en el marcador.
El pupilo de Juan Carlos Ferrero se dispuso a restar con la opción de anotarse la manga y acercarse al objetivo de ser campeón en Brasil.
Su cuarta opción de ruptura en el partido, que además fue de set, tampoco la hizo buena el palmareño y Norrie continuó al acecho (5-5), aunque con la sensación de que Carlos estaba un punto por encima y de ese modo logró tomar ventaja de nuevo con golpes de calidad a pesar de la tensión del momento.
El español tenía una nueva opción de hacerse con el primer parcial. O le rompía por fin el servicio a su oponente o el mismo se resolvería en el tie break. Y ocurrió la primero. CA dispuso otra vez de un 0-30 y más tarde una nueva opción para cerrarlo y en esta ocasión ya no falló para, con una gran derecha ganadora, poner fin a una primera batalla de 58 minutos saldada con el 7-5 a su favor.
Tras dos semifinales tan intensas como las que afrontaron ambos jugadores y el consiguiente desgaste acumulado -Alcaraz sufrió para vencer por 6-7 (2), 7-5 y 6-0 al chileno Nicolás Jarry y Norrie para imponerse por 6-2, 3-6 y 7-6 (3) al valenciano Bernabé Zapata- dar primero se antojaba muy importante.
No obstante, Cameron reanudó el juego teniendo un 15-40 aunque Carlos no se descompuso y, de nuevo con cuatro puntos seguidos, también comenzó esta manga por delante.
Algo similar sucedió con CA al resto. Su contrincante fue ganando por 40-15, pero otra tacada de cuatro puntos supuso el 2-0 con su segunda ruptura ejecutada con determinación.
El español pareció poner la directa ante un rival impreciso y el 3-0 cayó en blanco. Daba la sensación de que la final estaba cerca de tener dueño cuando en el siguiente servicio de Norrie el tanteo reflejó un 0-30.
Ese juego no cayó del lado de Carlos, cuya racha se quedó en cinco juegos consecutivos, lo que le dio para llevarse el primer set y encarrilar el segundo, pero el trabajo no estaba acabado, ni mucho menos.
De hecho, el número 13 del mundo, un tenista tremendamente combativo, obtuvo por fin el break que andaba buscando y que se le resistía y sin duda que eso fue un punto de inflexión en el encuentro. Hasta el punto de que el jugador nacido en Johannesburgo creyó en sus posibilidades y, mejorando la calidad de sus golpes, encadenó cuatro juegos seguidos para voltear el marcador (3-4).
La respuesta del tenista de El Palmar fue la de recuperar parte del terreno perdido con una ruptura solvente, pero acto seguido incurrió en el mismo error y cedió su tercer saque consecutivo.
Con 4-5 Alcaraz requirió atención de fisioterapia -se le aplicó un vendaje en su muslo derecho- e instantes después Norrie se hizo con el set con un 4-6 en 47 minutos.
En ese momento ya se temió por una lesión, pero CA y su cuerpo aguantaron. De hecho, arrancó la manga definitiva del campeonato sacando adelante su servicio en blanco y luego, mostrándose tremendamente agresivo, amplió su renta hasta el 2-0.
Sin embargo, como había ocurrido antes, le faltó consistencia para darle continuidad a su tenis y se dejó un nuevo servicio (2-1).
El murciano tiró su raqueta al suelo y más tarde se quitó el vendaje pero lo que no pudo evitar fue que Norrie empatara a 2 juegos con un saque ganado en blanco.
En condiciones normales era un momento para tener calma, pero Alcaraz siguió jugándoselas casi todas porque el físico no le acompañaba y no estaba preparado para puntos largos.
Con esa táctica forzada CA fue capaz de hacer el 3-3 con un break y el 4-3 en blanco. Cuando lo que prima es el talento por encima de cualquier otro aspecto el mejor normalmente triunfa y así Carlitos mantenía sus opciones de coronarse en Río.
No en vano, se apuntó el 5-4 casi sin poder correr pero con sus derechazos y sus dejadas. Encomiable su esfuerzo y su afán, aunque no le alcanzó para lograr lo que era prácticamente un imposible.
En un choque en el que cada jugador logró 110 puntos Cameron Norrie, de 27 años, inscribió su nombre como ganador del Río Open con el 5-7 después de otros 55 minutos que Alcaraz jugó prácticamente cojo. Su arrojo quedó sin premio y lo peor es que, además de no estar seguramente en el ATP 500 de Acapulco, podría estar un tiempo más en el dique seco.