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Lourdes como destino: peregrinaciones murcianas del 'tren de la esperanza'

30/05/2024 - 

MURCIA. Tal día como el próximo sábado, hace 55 años, un breve anuncio en la prensa local proclamaba que el sanatorio murciano 'Virgen de la Vega', a través de su Comisión Diocesana, había organizado una peregrinación de enfermos al Santuario de Lourdes, uniéndose a la peregrinación nacional, que se iniciaría el 27 de junio.

Testimonia la actual Hospitalidad de Lourdes que fue la hermana María Segarra, religiosa que prestaba sus servicios en el hospital, quien dio traslado de la propuesta al entonces párroco de Santa María de Gracia, Narciso Dols, y un grupo de 31 peregrinos, con 6 enfermos, se convirtieron en los encargados de abrir camino a otros muchos en años sucesivos, hasta nuestros días.

Eso sí, más que de la peregrinación murciana, de lo que se escribió mucho en aquellos días fue de la detención del sacristán principal de la Basílica de Lourdes, acusado de haberse apoderado durante diez años de una parte considerable de lo depositado por los fieles en los cepillos del concurrido lugar de culto, cifrándose en medio millón de francos, 7 millones de pesetas por aquellos días, lo derivado por el empleado a sus bolsillos.

Lo cierto es que, puesta la primera piedra, un año después ya se daba noticia en el mes de abril de que el 26 de junio partirían cinco trenes especiales con enfermos y voluntarios de las diócesis de Murcia-Cartagena (denominación usual entonces), Valencia, Orihuela y Segorbe. Las inscripciones podían verificarse en el Palacio Episcopal.

Aquella segunda vez ya tuvo un mayor número de peregrinos, un aparato logístico más elaborado y un eco mediático muy superior. Fueron 165 personas en total las que partieron desde la estación del Carmen, de los que 33 eran enfermos, no sin que antes se celebrara, en la mismo lugar, una misa concelebrada por el obispo diocesano, que lo era el mallorquín Roca Cabanellas, más tarde arzobispo de Valencia, y los sacerdotes participantes en la peregrinación.

"La expedición se identificó como el 'tren verde' por su inmensa carga de esperanza"

La Hospitalidad de Lourdes, impulsada por la activación de las peregrinaciones, festejó en 1971 la festividad de la Virgen, llegado el día 13 de febrero, con una misa en la Catedral, tras recepción a los enfermos en la plaza de Belluga y con imposición de insignias y brazaletes a camilleros y enfermeras. La celebración fue presidida por el entonces obispo auxiliar, monseñor Azagra, y concelebrada por Narciso Dols, como capellán de la asociación. No faltó la procesión de antorchas, tan identificativa de Lourdes, por el interior del recinto catedralicio.  

Ese año ya se incorporó la posibilidad de viajar en avión para determinados enfermos, con lo que la peregrinación, conjunta con las de las diócesis de Alicante, Valencia y Castellón y programada para el 28 de junio, siguió aportando novedades en el corto espacio de tres años.

La expedición se identificó como el 'tren verde', por su inmensa carga de esperanza, en especial para los alrededor de 60 enfermos que viajaron en esta oportunidad. 3.500 pesetas costaba en aquel tiempo el viaje, que para aquellos que no podían costearlo podía reducirse o incluso resultar gratuito. Para financiar total o parcialmente estos viajes, hizo falta a última hora un empujón solidario, y como tantas veces, la recordada Radio Juventud ofició de instrumento para, en apenas unas horas, alcanzar y superar la recaudación de 50.000 pesetas precisa para cubrir gastos. El obispo Roca hizo en esta ocasión el viaje con la expedición, que crecía rápidamente.

Un mes después del regreso de los expedicionarios, ya entrado el mes de julio, la misma Radio Juventud ofreció en horario vespertino una serie de programas basados en los testimonios recogidos durante la peregrinación por su director, Adolfo Fernández, y el título fue 'El tren de la esperanza', que ya quedó para siempre vinculado a estos viajes anuales.

La novedad en la peregrinación de 1972 fue la incorporación de los peregrinos de la diócesis albaceteña, cuyo prelado tenía interés en iniciar estos viajes y crear la Hospitalidad en su capital. Además, se anunciaba una nutrida presencia cartagenera y al obispo Azagra, aún auxiliar, al frente de los expedicionarios. Eso sí, se anticipaba, a finales del mes de abril, que la máxima capacidad de acogida sería para 50 enfermos.

"el precio del viaje para los enfermos fue de 3.200 pesetas y para el resto de viajeros llegó a las 3.650 pesetas"

Era el presidente de la Hospitalidad murciana en aquellos primeros años Emilio Carrillo, que tras asistir a una convención en Lourdes, a algo más de un mes de la peregrinación de finales de junio, anunció que serían entre 400 y 500 los viajeros, y que se integrarían en una global de unos 3.500 españoles de la zona de Levante y de 25.000 personas contando a los peregrinos extranjeros. En esta ocasión, el precio del viaje para los enfermos fue de 3.200 pesetas y para el resto de viajeros llegó a las 3.650 pesetas.

Quizás la gran anécdota de aquella edición fue la presencia, ataviada de enfermera, de Josefina Mondéjar, murciana elegida ese mismo año 'Maja de España'. Y en el lado negativo, el hecho de que Renfe no instaló esta vez en el convoy el vagón-hospital, lo que obligó a la Hospitalidad a adaptar uno normal de la mejor forma posible.

Y es que todas las peregrinaciones están salpicadas de anécdotas de cualquier tipo, y 55 años después, las buenas, que son la inmensa mayoría, y las no tan buenas, darían para escribir un libro, sobre todo si consideramos que sólo las cuatro primeras se han bastado para escribir un par de folios sobre el 'tren de la esperanza'.


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