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EL GATO EN LA TALEGA / OPINIÓN

Los subtítulos de La 7

26/04/2022 - 

MURCIA. El subtitulado de La 7 Región de Murcia es una de esas cosas estrambóticas que se miran con estupor. No hay ni una sola emisión de esta cadena en la que los subtítulos tengan la menor coherencia. Y no solo en los contenidos del mensaje que quieren transmitir con el lenguaje escrito, del todo imposibles de descifrar o meramente risibles, sino hasta en su ubicación, fondo y tipo de letra. Los subtítulos aparecen interfiriendo con las imágenes y su comprensión visual. Cognitivamente es un ejercicio de adivinación mezclado con lógica. Por necesidad soy casi una experta en lides que tratan de descifrar los mensajes orales cuando se trascriben, así que sé lo frustrante que resulta no poder lograrlo por causas ajenas.

"No es mucho pedir que el subtitulado en la era de las tecnologías sea perfecto"

No es mucho pedir que el subtitulado en la era de las tecnologías sea perfecto. Quizá en una televisión autonómica no tengan tanta pericia o infraestructura tecnológica, pero lo que está a la vista es que subtitular correctamente existe y lo ponen en feliz práctica diferentes cadenas de televisión. Lo que tenemos en La7 queda en un mero insulto a la inteligencia, sabiendo como se saben las cifras y peripecias de un contrato millonario, con sus correspondientes cláusulas al respecto, y la persistencia de este subtitulado imposible en la televisión pública regional.

Para más emoción, da igual que se trate de un directo o de algo grabado. A veces me pregunto si lo hará un traductor de voz a texto automático como los infames de WhatsApp para gente engandulada en escribir, capaces de enviarte el mensaje con palabras cambiadas, sin mayúsculas, sin ortografía decente y hacen de la comunicación un dolor para la vista de quien intenta leer entre la sensación de falta de respeto.

Por poner unos ejemplos de frases subtituladas made in La 7 de las que tengo sus correspondientes fotos, ante la dificultad para memorizarlas por sus incoherencias, las copio seguidamente tal cual: "Si acaba de ellas han subido sus había y de quien era verdad"; "será el Rey, que aprobará tortilla"; "creo que lo hubiera su señora e Irak"; "esto puro estos AEPA que muy bueno", estas en un programa de entretenimiento. "En la meta del de causado tantos molestia. Mil qué", en una película. "Y beatificado la mecha rio no quiere que se quede la no", Doña Sardina en el desfile del Entierro de este año. Para qué poner de informativos, del tiempo e incluso de anuncios publicitarios enlatados, si solo hay que sintonizar La 7 y mirar el espectáculo. Desgraciadamente, no son pinceladas, sino despropósitos de textos a cascoporro durante toda la emisión.

Hay cosas que no son éticas y provocan primero estupor y después, enfado. Cosas como las conversaciones de coleguismo chanchullista con impunidad de Ruby y Geri. Y estas aún tienen una clara explicación de ansia económica, pero lo del subtitulado en La 7 sobrepasa la capacidad de comprensión y apunta a una ejecución y supervisión simplemente mediante la chapuza, la dejadez y la empatía cero hacia un tipo de discapacidad. Así, mientras la parejita de machos alfa del fútbol español se reparten el bacalao y se ríen del país al pleno, uno porque se cree de otro y el otro porque le da lo mismo, ambos porque se consideran más listos e intocables, estos de La 7 es que ni saben ni quieren saber cuál es la finalidad de un servicio de subtitulado. Si los afectados pudiésemos decidir, la Supercopa se haría en España generando divisas y permitiendo a los españoles asistir sin que nos estafen con precios desorbitados en el país petrolífero, que tiende a liar en kilómetros de tela a sus mujeres, y el subtitulado de la tele pública regional sería ejemplar.

Volviendo a lo de andar por casa, y antes de finiquitar este artículo, regreso ante la caja tonta conectando La 7 como con si escribirlo hubiese sido un mal sueño y se obrase el milagro de comprender los textos al pie, pero no: en mi tele aparecen los subtítulos pesadilla y a los cinco minutos de leer disparates e intentar ver la media pantalla que dejan los intentos de textos irracionalmente colocados, mis neuronas comienzan a chisporrotear y me sube una mala leche tan antológica que irremisiblemente me hace cambiar de canal, dejando de seguir a la televisión pública de mi propia Comunidad Autónoma y sintiéndome insultada por toda persona con responsabilidad, o beneficio, en el asunto. 

Celia Martínez Mora

Investigadora

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