MURCIA. Cuando, todas las puertas parecen cerrarse una tras otra y no encuentras el camino, es necesario parar y reflexionar sobre las opciones que nos quedan y recomenzar.
Los olvidos de la Región resuenan en el silencio de la noche, cada vez más fuertes y atronadores. Los silencios de una sociedad que constata año tras año el continuo olvido de la Región en su conexión a los grandes ejes de comunicaciones y que sigue esperando y confiando en su plena incorporación, pues en ello le va su presente y más aún su futuro. Aquí destacan el aeropuerto y el nuevo puerto de El Gorguel, que pasan y pasan los años y el Gobierno de España sigue sin declararlo de interés nacional pese a ser un puerto de contenedores fundamental para España y vital para la Región.
Como en el ferrocarril, las provincias del entorno ya contaban con los nuevos corredores ferroviarios y, mientras pasaban años y años, la Región seguía y sigue esperando. Hoy sigue sin llegar la alta velocidad por el corredor mediterráneo a Cartagena ni a Lorca. La continuidad del corredor ferroviario del mediterráneo para las mercancías, que es vital para toda esta gran área socioeconómica, sigue parada en Monforte, con lo que vuelve a repetirse la historia de la autopista del mediterráneo. La pregunta que nos hacemos es que ¿acaso se pretende que los tráficos de mercancías peligrosas pasen por debajo de la estación soterrada de El Carmen?
El corredor ferroviario es vital para la Región en su conexión directa con el centro y norte peninsular, es el histórico corredor Cartagena-Murcia-Albacete-Madrid, que sigue esperando a que se cumpla el PITVI y se desdoble y electrifique para pasajeros a 250 km/h, así como para las mercancías.
Nuestra historia está preñada de compromisos, esfuerzos, renuncias, sacrificios y de emprendedores a pesar de las dificultades, pero la protesta y la manifestación no han estado nunca en el sentir de las gentes de estas tierras. Por ello, la importancia de sus silencios como respuesta a los olvidos.
"Nuestra historia está preñada de compromisos, esfuerzos, renuncias, sacrificios, pero la protesta y la manifestación no han estado nunca en el sentir de las gentes de estas tierras"
Un territorio antaño conformado por el Reino de Murcia cuando se produce su incorporación a la Corona de Castilla y antes (la Civitate de Aurariola) al Reino de Tudmir desde el año 572 al 831, y cuya capital estaba en Oriola (actual Orihuela), hasta que Abd al Rahman II la trasladara a la nueva ciudad de Murcia, creada en el año 825, como capital de la Cora de Tudmir.
La pérdida continuada de su histórico territorio se hace aún mas patente cuando en el año 1833 Javier de Burgos, al configurar España en provincias (no tuvo en cuenta ninguna razón histórica), recogía las de Murcia y Albacete, olvidando Cartagena, que fue la única provincia marítima que no incorporó a la nueva configuración provincial. Finalmente, tras la Constitución de 1978 con el Estado de las autonomías, Albacete se incorporaba a Castilla-La Mancha y la Región de Murcia se retrotraía al territorio de la propia provincia.
El III Plan de Desarrollo Económico y Social del Sureste Español 1972-1975 constataba que a partir de los años 1960/1970 la Región no se incorporó al desarrollo que iniciaba España, especialmente en las zonas turísticas. A pesar de su excelente situación geográfica, al olvidarse de la Región en la modernización de los corredores viarias y al excluirla del Plan REDIA (Red de Itinerarios Asfálticos 1967-1991) mientras que sí se incluía a Alicante.
En 1962 el Banco Mundial, en su informe sobre Desarrollo Económico de España, indicaba que la única carretera importante de nueva construcción, que sería necesaria en un futuro inmediato, era la autopista de la costa de Levante, a lo largo de la costa Mediterránea desde la frontera francesa hasta Murcia. Nuevamente se olvidaba a la Región y la autopista del Mediterráneo finalizó en Alicante, pasando muchos, muchos años antes de su continuidad y llegada a la Región de Murcia.
El diario Cinco Días del 21 enero de 1997, en un artículo de Beatriz Pérez Galdón titulado El Gobierno de la Región considera vital la creación de un tren de velocidad alta que complete la red transeuropea en el Arco Mediterráneo y permita la conexión de Madrid con Levante. En él se hacia mención al estudio encargado por la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Murcia a la Consultora MECSA, como corredor vital para la Región, Cartagena-Murcia-Albacete-Madrid, con una fotografía en la que se indicaba que el plan de viabilidad prevé la realización de la nueva estación del ferrocarril al norte de Murcia.
Se trata de una estación fundamental para la ciudad de Murcia y para toda la Región, al conformarse como una estación multimodal a la que, además del ferrocarril en todas la direcciones, incorporaba la estación de autobuses y todos los servicios complementarios. El Ayuntamiento de Murcia renunció y, en consecuencia, el Ministerio abandono el proyecto.
El 22 de enero de 1997 en el diario La Verdad, en un artículo de Manuel Buitrago, recogía que RENFE anunciaba por sorpresa que ya preparaba la alta velocidad para la línea Cartagena-Chinchilla.
A finales del pasado siglo y primeros de este la Región se incorporaba (con lustros de retraso frente a su entorno) a los grandes ejes de comunicaciones viarios que, junto a la aguas del trasvase y a un muy importante crecimiento de la actividad empresarial. Al fin y al cabo, pasaba de aportar el 2,18% al total nacional del PIB en el año 1995 al 2,6% en el 2007, confirmando el potencial de la Región si realmente se ponen los medios para su pleno desarrollo.
A partir del 2008 en que se inició la Gran Recesión, se produjo la ralentización y o paralización de las infraestructuras y la no realización de la modernización de los corredores ferroviarios para su total conexión con el centro y norte peninsular ni por el corredor mediterráneo, tanto para pasajeros como para las mercancías. Llegó en consecuencia la paralización del proyecto del nuevo puerto de El Gorguel, con lo que volvían los olvidos para con la Región que siguen persistiendo y condicionando su presente y su futuro, lo que conllevó que no pudiera incorporarse plenamente al desarrollo del Arco Mediterráneo Español.
Hoy, 15 años después, la Región sigue aportando al total del PIB nacional el 2,6%, el mismo que en 2007, y en PIB y Renta por habitante seguimos en el mismo entorno que en 2007 a pesar de su crecimiento poblacional y de su potencialidad de desarrollo, como se puede constatar en el cuadro y cuyos datos precisan de una profunda reflexión.
Una Región que constata que estos continuos retrasos en su conexión viaria, aeroportuaria, portuaria y ferroviaria han condicionado y siguen condicionando su desarrollo, a los que se han sumado una financiación autonómica insuficiente, que ha conllevado a una deuda a la que la Región no puede hacer frente. En el silencio de la noche se hacen patentes los olvidos y emerge la frustración por lo no conseguido, a la vez que la necesidad de un mayor compromiso y fortaleza para alcanzarlo.
Evidentemente, la insuficiente financiación no ha ayudado a un mayor crecimiento al retrasar o condicionar las actuaciones para impulsar un mayor desarrollo socioeconómico. A esta insuficiente financiación se han sumado el exceso de burocracia y una administración que, en muchos casos, se duplica con otras, así como el lastre de gastos no prioritarios como la televisión regional, entre otros.
Sacar a la Región de la actual situación y alcanzar la media nacional en el entorno del 2030 precisa de un compromiso cierto, de poner como primero y principal a la Región, y conseguirlo solo será posible desde el diálogo y el acuerdo. Por ello, es fundamental conocer el compromiso de los candidatos y sus partidos con objetivos y plazos para con la Región, conscientes de que nuestro voto es fundamental para poder conseguirlo.
El próximo 28 tenemos la oportunidad y la obligación de decidir, con nuestro voto, quien nos gobernará los cuatro próximos años, tanto en la Comunidad como en los Ayuntamientos, y por tanto debemos apoyar con nuestro voto a los que se comprometan cierta y públicamente con la Región. Debemos apoyar a las personas y partidos comprometidos a llevar a cabo las negociaciones precisas para hacerlo realidad, para que la Región cuente con un plan con plazos y recursos para ello como la realización de las infraestructuras reiteradamente demandadas por la sociedad civil conforme al acuerdo del 6 de marzo 2020.
Hay que pedir un compromiso para concretar y acordar un proyecto de Región -con objetivos, plazos y recursos- que conlleven pasar de la actual divergencia negativa con la media nacional a su convergencia en la evolución de la economía regional. Singularmente destaca el sector de los servicios para poner en valor, a través del dialogo y el acuerdo, todas las ventajas con las que cuenta la Región.
Decidir acertadamente es nuestra responsabilidad y nuestra obligación. La Región no puede ni debe seguir en el enfrentamiento y la divergencia. La negociación, el acuerdo y el consenso deben conformarse como el medio para conseguir poner en valor toda la Región, así como la externalización de sus oportunidades de desarrollo para atraer inversores y talento y recuperar su total capacidad de desarrollo en cada uno de sus territorios.
La Región de Murcia ha afrontado en estos últimos cinco años algunos de los mayores desafíos que se recuerdan y que han generado un clima económico de pura incertidumbre en el que los empresarios han tenido que navegar. Sin embargo, las empresas murcianas han puesto de manifiesto su habilidad para capear el temporal y mejorar sus resultados