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 San Sebastián Gastronomika

Los postres de película de Cabaña Buenavista

19/11/2021 - 

MURCIA (EFE).- Pablo González-Conejero se ha propuesto que el comensal viva "toda una experiencia" en su restaurante Cabaña Buenavista, con dos estrellas Michelin en El Palmar, por lo que ha convertido los postres en una sesión cinematográfica que comienza cuando el cliente debe elegir una píldora, como en "Matrix".

En un pastillero, ha explicado esta semana en San Sebastián Gastronomika, se ofrecen al comensal cuatro pastillas (verde, marrón, roja y amarilla) que se identifican con hierbas, chocolate, frutos rojos y lácteos y cuya elección determinará "cuál será su camino en los postres".

Cada color está, además, asociado a una película, de forma que quien elija rojo se enfrentará a dos postres un tanto 'gore' inspirados en escenas de "El silencio de los corderos": cuando Anthony Hopkins hace comer su propio cerebro a un hombre aún consciente -se sirve con material quirúrgico, bisturí incluido para levantar la réplica de la tapa de los sesos- y la mariposa que aparece en la boca de sus víctimas.

Los lácteos corresponden a "La naranja mecánica" en recuerdo a los vasos de leche con LSD que pululan por la cinta. "El LSD lo hemos obviado", ha bromeado González-Conejero, pero no la "violencia extrema" de la película de Kubrick, de forma que el comensal debe romper con una cuchara la piel seca de leche que envuelve un postre; el otro, que recuerda al ojo maquillado del protagonista, es un mochi.

De "El cartero siempre llama dos veces" y su recordada escena de sexo sobre una mesa de cocina entre Jack Nicholson y Jessica Lange, una película con dos rombos que mandaban a los menores a la cama, se ha sacado de la manga postres "verdes" que aluden a esta clasificación y la famosa mesa a base de manzana, lima, limón y pistacho.

Quienes hayan optado por la pastilla marrón se encontrarán con "Charlie y la fábrica de chocolate", un sombrero de copa que oculta un postre de chocolate y frutos rojos y una reproducción de la icónica tableta de chocolate con piezas de diferentes rellenos.

"Para nosotros la experiencia es algo más, porque en muchos sitios se come de forma maravillosa pero la gente pide más, vivir ese día que viene a Cabaña Buenavista como algo especial y único. No quiero que piensen que hacemos malabares, la cocina es fundamental, pero creamos experiencias a través de la gastronomía", ha argumentado sobre su propuesta.

Por eso la extiende más allá del pago de la cuenta, despidiendo al cliente en una jaima en la que se le agasaja con la ceremonia del té de los árabes. 

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