MURCIA. El Consejo General de Economistas prevé que el PIB español caiga este año un 4% siempre que la actividad económica se recupere en mayo tras la pandemia del coronavirus, según las previsiones recogidas en su último Observatorio Financiero.
Con todo, prevé que en el primer trimestre la economía española crezca entre el 0,1% y el 0,2% por la inercia del último trimestre de 2019, y estima que será en el segundo y en el tercer trimestre cuando se reflejen "ampliamente" los efectos de esta crisis en la economía.
No obstante, los economistas afirman que la incertidumbre sobre la duración de la crisis sanitaria, y, por tanto, de la recuperación de la actividad, hace necesario analizar distintos escenarios.
El Consejo General de Economistas destaca que el riesgo de la economía española es que es "muy dependiente" del sector servicios, en el que el turismo tiene un peso fundamental, y a ello hay que sumarle la paralización de la construcción, así como del comercio exterior y la caída de la inversión.
"Estos no conduce a un escenario de incertidumbre, cuyas consecuencias dependerán del tiempo que se tarde en controlar la pandemia y, por tanto, que se pueda reactivar la actividad económica", subraya.
En cuanto a la evolución del empleo, los economistas afirman que el mercado laboral se está viendo afectado "muy negativamente" por la situación debido al cese de actividad de muchas empresas, en muchos casos pymes y autónomos, y con mayor incidencia en el sector servicios (206.016 nuevos inscritos en el SEPE en marzo) y en la construcción (59.551 nuevos desempleados), efecto que, sin duda, se "agudizará" en los próximos meses.
El Consejo General afirma que el Gobierno está adoptando medidas para mantener cierto nivel de consumo y para que el efecto de esta crisis sea temporal, como, por ejemplo, facilitando los ERTE o el estableciendo
moratorias en los pagos de las cotizaciones sociales, con la esperanza que este paro temporal no se convierta en definitivo.
Por último, apunta que es importante que se mantenga controlada la prima de riesgo, dado el aumento del déficit y deuda, y la necesidad de que se sigan financiando a tipos muy bajos.