EL PRESIDENTE abre fuego en el debate del estado de la Región (Fotos: A. R. M.)
EL PRESIDENTE abre fuego en el debate del estado de la Región (Fotos: A. R. M.)
EL PRESIDENTE abre fuego en el debate del estado de la Región (Fotos: A. R. M.)
MURCIA. Para un presidente del Gobierno, un debate del estado de la Región es, ante todo, un regalo político: es una excelente oportunidad para sacar pecho de su gestión. El escenario resulta idóneo: todo el altavoz del Parlamento regional, ante los ojos de los murcianos y de los medios de comunicación, para plantear sus medidas, sus decisiones y su credo político. Luego afronta la parte más fea -o excitante, según se mire-: debe rendir cuentas ante la oposición y entrar en el cuerpo a cuerpo para rebatir sus juicios, pero eso es otro día. En la primera jornada, digamos, cuenta con todo el escaparate de la Asamblea Regional, sin nadie que le interrumpa, sin nadie que le imponga el guion ni le haga preguntas incómodas: sin nadie que le tosa.
Y 90 minutos tuvo Fernando López Miras para repasar a lo largo y ancho la actualidad murciana. El presidente pudo abordar, y lo hizo, los principales temas que desasosiegan a la Región de Murcia en los últimos meses. La pandemia, faltaría más, ocupó el eje central; otros, por desgracia, son los mismos asuntos que resuenan en la Cámara autonómica desde hace décadas: Mar Menor, Trasvase, financiación autonómica... Y, por supuesto, pudo tocar -y vaya si lo hizo- la política. Sin embargo, el jefe del Ejecutivo regional evitó situar el foco en precisamente el episodio político más importante que ha vivido la legislatura y que, por cierto, casi acaba con su carrera al frente de San Esteban: la moción de censura.
Apenas nada, apenas treinta segundos, dedicó a este episodio que colocó a la Región en el primer plano de la política española y cuyo terremoto causó un 'efecto dominó' sin precedentes. Lo bordeó casi de pasada al principio de su discurso, sin nombrar explícitamente a la dirigente que encabezó la operación para destituirle, su hoy adversaria y hace nada socia del Ejecutivo: Ana Martínez Vidal. No la mencionó, pero sí se dirigió brevemente a ella empleando el manido mantra de "ambición personal". Cuando el PP suelta ese epíteto, todos saben a quién se refiere.
"La pandemia puso sobre la mesa tres prioridades, que no podíamos entender como incompatibles: la sanitaria, la económica y la social", arrancaba López Miras. "A estas prioridades algunos sumaron otra más; sus propios intereses y su ambición personal, que antepusieron a todo lo demás", comentaba mientras el plano de la tele enfocaba a Martínez Vidal y Juan José Molina. "Pero no voy a referirme a ello, ni a ellos", apostillaba, decidido. "Ya han visto la respuesta mayoritaria de la Región de Murcia y las consecuencias que han provocado. Tuvieron su minuto de gloria y duró sesenta segundos, ni uno más. No merece la pena distraerse con ello, la Región de Murcia merece mucho más".
Y así, sin más aspavientos, despachó el tema, enterrando de alguna forma la rivalidad que mantuvo con la coordinadora autonómica de Ciudadanos, que fue su portavoz durante casi dos años. Bien distinto será, como decíamos, esta segunda jornada de hoy, en la que los portavoces de la oposición dispararán con artillería pesada hacia el máximo mandatario regional y no es difícil anticipar que se volverá a recordar la moción de censura y sus secuelas, trufadas con calificativos como "tránsfugas" y "compra de voluntades". No obstante, la líder de Ciudadanos, ya ubicada en los escaños del Grupo Mixto, no podrá replicar desde la tribuna, ya que las intervenciones están reservadas para los portavoces parlamentarios.
El presidente aprovechó la cita también para agradecer públicamente la labor de Javier Celdrán, quien la pasada semana le daba un 'disgusto' al presentar su renuncia, sorprendiendo a todos. Estuvo atento y cariñoso Miras con su colega en su adiós a la primera línea de la política: "Javier, amigo, hoy era de justicia que estuvieses sentado junto a tus compañeros del Gobierno regional. Tu trabajo y dedicación merecen hoy todo mi reconocimiento y agradecimiento". No era un consejero cualquiera para él: Celdrán ha sido uno de sus principales escuderos desde que en 2017 fuera nombrado al frente de la Comunidad. Era su hombre fuerte en el gabinete del PP y ahora tiene que buscar su sustituto, del que no dio pistas en el debate.
López Miras, fiel a su tradición, también se acordó del "señor Sánchez", una de sus coletillas favoritas y también uno de los latiguillos que más le recriminan desde la oposición. Invocó en más de diez ocasiones al presidente del Gobierno central. Lo citó para reprocharle que "endulzó" la pesadilla del coronavirus, para culparle de que "ninguneó" a la Región y para advertirle de que "no aceptará" todo lo que sea menos de 2.400 millones de euros de los fondos Next Generation.
No pudo faltar tampoco un dardo hacia su gran rival político, Diego Conesa, quien le escuchaba desde el escaño, aguardando con los cuchillos a su turno de hoy. "Vaya papelón, señor Conesa", le espetó sobre la posición del PSOE murciano en torno al "recorte" -"la muerte por capítulos", dijo exactamente- del Trasvase Tajo-Segura. "Encima usted dice que ha negociado. Ha dado ruedas de prensa diciendo que ha negociado. ¿El qué exactamente? Justifican la muerte del Trasvase por la transición ecológica, por el cambio climático". Conesa, que ayer en la rueda de prensa censuraba que Miras "sólo sabe confrontar", podrá este miércoles devolver el golpe al presidente desde el atril.
Miras -y el PP, y Vox, y toda la derecha en general- sabe bien que el desafío independentista de Cataluña es algo que 'quema' a los murcianos. Bien sabe que es un tema sensible en la Región. Y por eso no dudó ni un segundo en referirse a los indultos y la salida de la cárcel de los líderes independentistas condenados por el procés: "Esas imágenes me humillaron como español pero como máximo representante del Estado en la Región de Murcia es mi obligación manifestarme y expresar mi absoluta repulsa y condena". Poco después hiló con otro tema delicado para los murcianos, el agua, y le salió el cóctel perfecto: "Si el Gobierno de Sánchez hubiera dedicado a los agricultores el mismo tiempo y las mismas atenciones que a los independentistas catalanes, la realidad hoy sería muy distinta en la Región".
Una hora y 20 minutos después, el mandatario cerraba su discurso. Lo hacía exhortando -otra de sus coletillas fetiches- al "millón y medio de murcianos" a vivir "con valentía, con coraje y desde el respeto a la diversidad, sintiéndose parte de un objetivo común". Y concluía: "Estamos ganando, cada día, metro a metro, un futuro para las próximas generaciones", remachó mientras se ponían en pie, aplaudiéndole, sus compañeros del partido, sus colegas del Gobierno y, por supuesto, sus socios parlamentarios.