MADRID. En los últimos diez años, los inversores no han prestado mucha atención a los dividendos. Las compañías estadounidenses tecnológicas y de consumo generaban una rentabilidad superior al 10% y dominaban la mayor parte de la rentabilidad total del mercado, lo que hacía que los dividendos resultaran realmente aburridos.
Hoy nos gusta lo aburrido. Con la ralentización del crecimiento, el coste del capital está aumentando y las valoraciones de las compañías tecnológicas menos rentables están cayendo. En mi opinión, los dividendos podrían contribuir de manera más significativa y estable a la rentabilidad total.
Aunque los dividendos representaron únicamente el 16% de la rentabilidad total del índice S&P 500 durante la década de 2010, históricamente han contribuido de media un 38% a dicha rentabilidad. En la década de 1970, especialmente caracterizada por el elevado nivel de inflación, este porcentaje superó el 70%.
Los datos de 2020 van desde el 1 enero 1926 al 30 noviembre 2022 en dólares americanos. Fuente: índices S&P Dow Jones. LLC. La rentabilidad total del índice S&P 500 fue negativa durante la década de 2000, por lo que no pudo calcularse la contribución de los dividendos.
Cuando se prevé un crecimiento inferior al 10%, los dividendos pueden dar una cierta ventaja. También pueden ofrecer protección en periodos de aumento de la volatilidad, pero resulta esencial entender la sostenibilidad de dichos dividendos.
Encontramos compañías con dividendos estables y superiores a los del mercado en sectores diversos como el financiero, energía, materiales y sanitario, entre otros. Entre los ejemplos destacan ZurichInsurance, la multinacional del sector de la minería y la metalurgia Rio Tinto, el gigante biofarmacéutico AbbVie, la compañía de cuidado personal Kimberly-Clark y los fabricantes de tabaco Imperial Brandsy British American Tobacco.
Caroline Randall es gestora de renta variable en Capital Group