crónicas de una región misteriosa

Leyendas de Navidad

25/12/2022 - 

MURCIA. Hoy es un día muy especial por muchos factores. Es un día deseado por multitud de niñas y de niños que se encuentran ansiosos de ver qué es lo que Papá Noel les ha dejado bajo el árbol. Un día en el que celebramos el nacimiento del Niño Dios, de una Nueva Era, de un Sol Invicto... todo en función de la cultura en la que nos hayamos educado. Pero si por algo son conocidas estas fechas y sobre todo este día es por la felicidad, la hermandad y las tradiciones populares con las que, de generación en generación, nos han educado nuestros ancestros. Y de eso vamos a hablar en las siguientes líneas, de esas tradiciones por las que hoy celebramos el Día de Navidad y que forman parte del espectro legendario de nuestra Región y, por qué no decirlo, de nuestra cultura y gran parte de nuestro país.

Lo primero que hemos de tener en cuenta es que no siempre han sido fechas sencillas; de hecho lo normal era que no lo fueran. Pensemos un poco: estamos en invierno, mucho frío y en épocas no tan lejanas –siglo XIX y principios del siglo XX– las ciudades de la Región de Murcia eran foco de contagio de innumerables enfermedades como la malaria, la tuberculosis, el cólera, etc... que hacían estragos muy importantes en la población, sobre todo en estas fechas, por lo que el espíritu de bondad, alegría y felicidad en ocasiones era bastante complicado. Es por ello que algunas de esas historias estaban enfocadas a que no se aumentara la mortalidad infantil en estas semanas, generando historias o adaptando leyendas en las ciudades con el objetivo. Se buscaba así el adoctrinamiento de los más pequeños, con el fin de que aceptaran las normas de los hogares y ciudades de buena gana y no se dedicaran a deambular por los alrededores de las mismas, evitando así los peligros que de ello se desprendían. En parte, las historias relacionadas con los famosos sacamantecas u hombres del saco eran muy comunes escucharlas en las noches de las semanas de adviento.

Del mismo modo hemos de ser conscientes de que estamos en un momento clave del año desde el punto de vista de la agricultura, máxime en nuestra Región, ya que la siembra comienza a dejar de producirse para dejar tiempo a que la Madre Tierra comience a fraguar lo que fructificará en primavera. Es, sin duda, un momento de esperanza en un futuro mejor asentado en la encarnación del Hijo del Dios Salvador, onomástica que lleva celebrándose desde el siglo IV dC, tras el Concilio de Nicea en el 325 dC.

Por este y otros motivos, nos encontramos en un período muy importante, rodeado de leyendas, mitos y tradiciones que vamos a intentar descubrir en las siguientes líneas.

Papá Noel o San Nicolás

Desde un punto de vista cristiano la leyenda de Santa Claus o Papa Noél hemos de remontarla al año 270 dC. Está basada en la vida de un monje que nació en la ciudad griega de Patara (muy cerca de Turquía). Hijo de nobles, heredó una gran fortuna la cual compartió con los más necesitados, enfermos, pobres y marineros (trabajo muy duro y con escasos recursos en aquellos años), llegando a ser conocido, por este motivo como protector de niños. Este monje fue conocido como San Nicolás de Bari, obispo de Myra. Defensor de la doctrina de la iglesia en un momento en el que los cristianos eran perseguidos, llegó a estar preso y tras su muerte en el año 343 se le considera como uno de los mártires no santos que generó una gran devoción entre Oriente y Occidente, siendo por este motivo símbolo de la unión de los seres humanos. Allá por el 1200 se le otorgan capacidades mágicas como volar y poder estar en varios lugares al mismo tiempo. De la misma manera se le considera protector de los niños pues, desde la Edad Media, se divulgó una leyenda en la que se decía que había resucitado a varios pequeños que habían sido asesinados y descuartizados por el dueño de una posada. A día de hoy sus restos parecen descansar en varios lugares del mundo, trasportados en 1087 por marineros que deseaban su protección, ubicándose en la propia ciudad de Myra (Turquía), en Bari (Italia) o en Francia. Algunos de esos restos óseos están siendo estudiados por la Universidad de Oxford desde el 2017, pero aún falta mucho para poder determinar si son verdaderos.

Su fama fue difundida por marineros holandeses y en España la tenemos localizada allá por el siglo XVI, estando presente en nuestra Región -según José Sánchez Conesa- en el siglo XVIII, presentándose transformado en un peregrino vestido de obispo que dejaba regalos a los niños en la noche del 5 al 6 de diciembre (día de su onomástica, San Nicolás), mientas viaja en burro por todos los pueblos. 

Con el paso de las décadas esta tradición pasó a la noche de Navidad, estando el entrañable personaje acompañado por Pedro 'el Negro', figura que podemos relacionar con el Krampus o el diablo de la navidad, quien interrogaba a los niños para saber los que habían sido malos y así llevárselos consigo para trabajar con él a lo largo del año venidero. 

El aspecto actual se debe a una evolución del personaje y de la tradición que comienza en el siglo XIX. En 1931 una conocida marca de refresco le da el toque conocidos por todos a día de hoy.

El Origen del Árbol de Navidad

Documentado en la Región ya desde finales del siglo XIX (1896) posee un significado bíblico muy interesante, pues representa el árbol del Paraíso, el árbol de la vida eterna, y nos recuerda que Dios vino a la tierra para hacer realidad la reconciliación entre la divinidad con los hombres y mujeres del mundo. Se dice que las primeras comunidades cristianas que llegaron a los países del norte de Europa fueron conscientes de que en esos lugares se celebraba el nacimiento del dios Frey -el dios sol- de una forma bastante llamativa: adornaban un árbol de hoja perenne, símbolo de la eternidad, en una fecha próxima al solsticio de invierno (Navidad). Este árbol representaba el universo, lo eterno, y en su copa se encontraba la morada de los dioses, siendo éste el motivo por el que hoy se coloca la estrella o una luz en ese mismo lugar. 

Los cristianos aprovecharon estos elementos para su evangelización. Se dice que San Bonifacio plantó un pino, que por ser perenne simbolizó el amor de Dios. Lo adornó con manzanas y velas. Las manzanas simbolizaban el pecado original y las tentaciones, mientras que las velas representaban la luz de Jesucristo como luz del mundo. Conforme pasó el tiempo, las manzanas y las velas, se transformaron en esferas, luces y otros adornos.

     

Otras teorías nos hablan del propio espíritu navideño. En Alsacia, se dice que hace siglos un sacerdote repartía en Navidad alimentos y ropa entre los más necesitados. Un día colgó estos obsequios en un pino próximo a su iglesia. Los pobres podrían así disfrutar del cielo estrellado de aquella noche clara mientras cantaban villancicos bajo el árbol. Fue tan agradable esta reunión que el Árbol de Navidad se transformó en un elemento indispensable de la fiesta navideña.

Pedro, el ayudante de Papa Noel que fue un diablo

Según se dice, existe una leyenda por la que los más pequeños deben de portarse bien todo el año o Papa Noel no les traerá nada. Este trato no siempre has sido así, pues ya desde 1915 encontramos relatos en la Región de Murcia (Julio Caro Baroja) en donde aparece una figura encargada de castigar a quienes no se hayan portado bien o no crean en Santa Claus. Nos recuerda a una figura de la tradición popular en los Países Bajos conocida con el mismo nombre. Cuenta la leyenda que Pedro era un malvado demonio que se dedicaba a secuestrar a los niños y al que San Nicolás de Bari vence y le otorga la misión de castigar a quienes se hayan hecho caso de sus padres. 

Se le ve viajando en un barco de vapor en las zonas de costa y en asno en los interiores, revisando el palo de madera que su jefe deja en las casas, pues ese es el símbolo que le indica que en ese lugar hay niños y niñas que hay que secuestrar. A este ayudante se le reconoce con bastante facilidad, pues se dice que  tiene la cara negra porque se manchó con carbón cuando bajaba por la chimenea a dejar los regalos y llevarse a niños.

     

* Santi García es responsable de 'Rutas Misteriosas' y autor del libro 'Murcia, Región Sobrenatural