Cerebro y Conducta / OPINIÓN

Leer tus sueños

27/10/2020 - 

MURCIA. Los sueños, alucinaciones mayoritariamente visuales que experimentamos mientras dormimos, han fascinado e inquietado a la humanidad durante siglos; su carácter profético y su posible uso en el tratamiento de enfermedades mentales ha ocupado también a muchas mentes inquietas. La investigación científica sobre el sueño y los sueños comienza a mediados del siglo XX cuando se empezó a utilizar la electroencefalografía para su estudio. El pasado mes de junio falleció William Dement, uno de los pioneros en este ámbito. Junto con Nathaniel Kleitman y Eugene Aserinsky descubrieron y dieron nombre al sueño REM, o sueño de movimientos oculares rápidos por sus siglas en inglés. Hoy en día los sueños continúan siendo un enigma, pero lo que se sabe de ellos ha aumentado considerablemente.

"el cerebro procesa de forma parecida los mismos temas en las mismas regiones, lo que abre la puerta a la lectura de los sueños en la población"

Una de las nuevas técnicas para su estudio es la descodificación de la actividad cerebral. Consiste en detectar la actividad eléctrica o metabólica del cerebro cuando la persona realiza una tarea o se encuentra en un estado mental determinado, en este caso mientras está soñando. Las señales de esta actividad cerebral se procesan por medio de programas informáticos de inteligencia artificial, parecidos a los que se aplican a los datos que proporcionamos a través de Internet y de la telefonía móvil a muchas empresas. Estos programas ofrecen como resultado patrones o conjuntos sistemáticos de datos que se corresponden con aspectos concretos del estado o actividad que se estudia. Conocer el código de la actividad cerebral permite descodificarla y traducirla a conjuntos de números, que constituyen la firma o rasgo de identidad de un aspecto concreto, en este caso del sueño. Estos patrones de números pueden ser almacenados, transmitidos o utilizados de muchas maneras.

Una de las posibilidades que abre esta nueva técnica es la lectura de la experiencia onírica de una persona, es decir leer sus sueños. En la mayoría de las personas el contenido del sueño se suele centrar sobre uno o más temas: un paisaje, un lugar, un objeto, un rostro, una persona o una conversación. Cada uno de estos temas se corresponde con la actividad de miles de neuronas que se puede convertir en dígitos. Investigadores, como el japonés Tomoyasu Horikawa y la suiza Francesca Siclari y sus colaboradores, han elaborado catálogos o diccionarios en los que un tema o un aspecto concreto del contenido del sueño se corresponde con una determinada actividad cerebral y con su firma numérica correspondiente. En las investigaciones de Horikawa los ordenadores pueden identificar, con un nivel de acierto notable y mientras la persona está soñando, hasta unos veinte objetos o imágenes diferentes. El ordenador detecta la actividad metabólica o eléctrica del cerebro de una persona durante el sueño y compara esa actividad con la correspondiente a los componentes del contenido de los sueños que almacena en su diccionario. La máquina identifica el parecido y dice en qué está soñando esa persona.

Lo interesante es que el cerebro humano procesa de forma parecida los mismos temas u objetos en las mismas regiones, lo que abre la puerta a la lectura de los sueños en la población general.

Pueden imaginar, o soñar, que la cosa no acaba ahí. El patrón de la actividad de las neuronas que se corresponde con un elemento del sueño podrá emplearse el día de mañana para generar un código de estimulación eléctrica o magnética que, aplicada al cerebro de otra persona, incluirá o suprimirá ese objeto o ese aspecto en su sueño. Será posible eliminar pesadillas, crear sueños placenteros y experimentar el mismo sueño que otra persona. Ideas de películas como Minority Report, Desafío Total o Abre los Ojos, están más cerca de lo que parece


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