LORCA (EFE). Las monjas mercedarias, con más de 500 años de presencia en Lorca, y la asociación de antiguas alumnas y amigos del colegio de esta orden católica envasan estos días 450 kilos de dulces rollicos que serán comercializados este sábado 3 de febrero, San Blas.
La tradición tiene su origen en los primeros años del siglo XX y se recuperó en 1996, gracias a la colaboración de estas mujeres, después durante varios años no pudiera realizarse porque las monjas no podían hacer frente al trabajo que supone la elaboración y venta de estos populares dulces.
Las mercedarias guardan secreto sobre las proporciones de cada ingrediente de este diminuto dulce, elaborado con una masa que lleva azúcar, anís, harina, aceite y matalauva y que venden en bolsas de 14 unidades, que este año se venden a 1,7 euros.
El año pasado estas populares rosquillas se agotaron en apenas cuatro horas, ha dicho la presidenta de la asociación de antiguas alumnas, Inés Lorca, que ha explicado que este año se pondrán a la venta unas 300.000 unidades.
Del mismo modo, los devotos podrán acudir el 3 de febrero a comprar las reliquias de San Blas, hechas en lana y seda de las que las religiosas han elaborado a mano casi 4.000 en colores diferentes y que se venderán al precio de dos euros.
Al dulce y a las reliquias se les atribuyen desde hace más de un siglo propiedades milagrosas sobre las afecciones de garganta, especialmente las infantiles, ya que San Blas es el patrón de los laringólogos.
Rollos y reliquias serán bendecidos a primera hora de la mañana del 3 de febrero en una eucaristía y la venta se realiza en el convento de la orden mercedaria hasta última hora de la tarde.