MURCIA. “Las empresas solo serán rentables a largo plazo si benefician a toda la sociedad”. El catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona, Antón Costas, que ofreció este miércoles la conferencia “Empresas con propósito y rentabilidad. Nuevas orientaciones para el liderazgo ético de los directivos” invitado por el Círculo de Economía, fue muy claro en cuanto a la necesidad de impulsar un nuevo contrato social que procure un reparto más equitativo de los beneficios que generan las empresas.
"La idea esencial es que las democracias occidentales deben reconstruir con rapidez el contrato social entendido como ese pegamento para hacer que la prosperidad sea inclusiva", destacó. Costas apuntó a que "ese pegamento se ha deteriorado de una forma extraordinaria", y que "es imposible que exista una nación, una comunidad, incluso una empresa sin ese compromiso para que la riqueza se reparta mejor".
El catedrático señaló que ha habido un cambio de paradigma en las últimas décadas, y que mientras en los años 50, 60 y 70, “lo que los economistas llamamos los 30 años gloriosos", se redujeron las desigualdades sociales y la brecha entre los que más y menos tenían,en los años 80 surge una corriente cuyo único propósito es maximizar la rentabilidad de las empresas y sus accionistas sin tener en cuenta nada más.
"Eso es deplorable. No se puede beneficiar sólo a unos pocos", subrayó. Como consecuencia, "vemos cada vez más desigualdad. Ahora hay más trabajadores pobres cuyos ingresos no les permiten construir una vida digna para ellos ni para sus familias".
Costas señaló que "las economías han seguido creciendo" en las últimas décadas "pero la desigualdad también",y detrás de la desigualdad, advirtió, "vienen los populismos y se debilitan las democracias”.
Por eso, defendió, el beneficio y la riqueza debe repercutir en toda la sociedad, en los que "los ingleses llaman 'skateholders': los trabajadores, los clientes, los proveedores y las comunidades donde las empresas desarrollan su actividad".
Abogó, además, que la economía de libre mercado debe apoyar un nuevo contrato social que mejore las condiciones de vida de toda la sociedad. Es decir, una nueva ética empresarial que pase de beneficiar exclusivamente a los accionistas a atender a todos los implicados en la generación de esa riqueza.
"En este momento, el contrato social no funciona. Eso nos perjudica a todos", apuntó. "Hay que reconstruirlo, debe haber un compromiso dentro de las empresas para que los beneficios repercutan en todos. La riqueza que se crea se debe repartir mejor".
A pesar de lo complicado de la coyuntura, Costas se muestra optimista con el futuro. "Están apareciendo movimientos de reforma del capitalismo que van por ese camino. No será fácil y llevará su tiempo, pero es imprescindible."
Entre esos movimientos citó el Bussiness Round Tablet, que reúne a los presidentes ejecutivos de las 181 mayores corporaciones de Estados Unidos, desde Amazon hasta Xerox, pasando por las mayores empresas de comercio minorista (Walmart),tecnología (Apple), energía (Exxon Mobil), telecomunicaciones (AT&T),automóviles (Ford), finanzas (JP Morgan Chase), entre muchas otras.
En agosto hicieron un manifiesto en que modificaban radicalmente la postura que han mantenido en los últimos 20 años y admitían que"se han equivocado en poner como único objetivo maximizar los beneficios para los accionistas". Además, abogaban por redefinir el capitalismo, mejorarlos salarios y las condiciones de trabajo de sus empleados así como la relación con todos los implicados en sus negocios.
¿Es sincero este cambio? "Ya lo veremos. Puede haber mucha hipocresía pero existen muchas fuerzas que están empujando en esa dirección. La idea es que a los que les va mejor en la vida, se comprometan a ayudar para que nadie se quede atrás”.