a la caza de los 23 votos

Las cuentas de la moción: las dudas de Castillo, la ambigüedad de Liarte y el veto de Podemos a Vox

16/03/2021 - 

MURCIA. Si la política hace extraños compañeros de cama, que diría Churchill, los bailes que puede deparar la moción de censura dejarían corta la expresión atribuida al célebre estadista británico -y parafraseada genialmente por Grouxo Marx: "El matrimonio hace hace extraños compañeros de cama"-. El éxito de la votación dependerá de un complicado puzle que, a priori, no lo sería tanto si algunos de los protagonistas desvelaran su posición. Es el caso de los tres diputados expulsados de Vox, que prefieren no indicar el sentido su voto. Otros, en cambio, como Alberto Castillo, el presidente de la Asamblea Regional, afirman sentir dudas y sopesan abstenerse, aunque su entorno dice que lo tiene muy decidido y votará abstención (como así señalaba el diario La Verdad).

23 es el número clave. Si PSOE y Ciudadanos quieren sacar adelante la moción necesitan alcanzar esa cifra. Los apoyos estaban muy claros el pasado miércoles, cuando ambos grupos registraban la moción. El texto incluía la firma de 23 diputados. Es decir, tenía atada la mayoría absoluta para tumbar al presidente Fernando López Miras. Pero dos días después la política regional vivió otro giro insólito de los acontecimientos: tres de los parlamentarios naranjas se desmarcaban y anunciaban que votarían en contra. Son Isabel Franco, Francisco Álvarez y Valle Miguélez, que han pasado además a formar parte del Gobierno regional de López Miras (si bien en el caso de Franco se mantiene como estaba)Su cambio de posición ha creado todo un cisma en la Región de Murcia y ha cambiado el tablero de la moción de censura.

Sin conocer la postura de los tres diputados expulsados de Vox, los promotores de la moción cuentan con 22 votos: los 17 del PSOE, los 3 de Ciudadanos y los 2 de Podemos, que en un primer momento aseguraron que la apoyarían. Sin embargo, esa cifra se puede reducir si Castillo se abstiene y sobre todo si Podemos tiene constancia de que Vox va a entrar en la ecuación. La formación morada no está por la labor de permitir eso. La decisión, a día de hoy, se mantiene, según explican fuentes del partido que lidera Sánchez Serna. Sin Podemos y sin Castillo, Ana Martínez Vidal y Diego Conesa ya sólo tendrían la baza de los diputados que defienden las siglas de Vox a pesar de que ya no forman parte del partido.

El propio Liarte se negaba este lunes a revelar su postura. "¿Quién será el presidente a partir del próximo jueves?", se preguntaba, sin dar una respuesta. "A fecha de hoy no puedo responderles a esta pregunta". El portavoz parlamentario del grupo Vox pronunció un discurso -sin aceptar preguntas- marcado por la ambigüedad: se inclinó a ambos lados, con argumentos a favor y contra López Miras, sin despejar su voto.

Es decir. Por un lado, Liarte recuerda al presidente que "no ha cumplido" el documento de doce puntos que firmó con Vox para sacar adelante los Presupuestos de 2020. Entre esos postulados se encuentra el 'pin parental', una medida que solamente el PP comparte. Y añadía: "¿Qué importan las siglas, los colores, las promesas si no se cumplen? ¿Hemos de apoyar al PP sólo porque ahora se dicen de derechas? Ayer decía que era de centro. ¿Si el PP forma gobierno con Cs es por razón de Estado y si lo hacemos nosotros es un delito de lesa patria? ¿Aunque desprecien como lo hacen a nuestros votantes? ¿Aunque se rían de ellos a través de nosotros?", manifestaba.

Por otro lado, Liarte quiso enviar un mensaje de tranquilidad a los votantes de Vox. "Que estén tranquilos y que mientras nosotros estemos aquí sacrificaremos lo que sea para defender sus intereses. El tiempo de las promesas se ha pasado y ha llegado el de los hechos". Es evidente que nadie vota a Vox para que facilite un Gobierno del PSOE. Y Liarte sostiene que, a pesar de sentirse "abandonado por los dirigentes y la estructura de Vox", su grupo ha defendido "los valores y principios de los votantes de Vox".

Liarte, por tanto, no deshoja la margarita y la incógnita parece ser que se mantendrá hasta el último momento. Socialistas y liberales, por su parte, niegan haber negociado con Vox ("Ni lo he hecho ni lo haré", afirmaba Diego Conesa), pero es evidente que necesitaban hacer algo más que apelar a "elegir entre dignidad o corrupción" si no quieren que la moción fracase. "Hay partido" y "está todo abierto", anunciaba Mario Gómez, generando expectación aunque sin aclarar cómo conseguirán ganar el partido.

En el otro lado, el PP de López Miras cuenta con sus 16 diputados, de los que no se espera ninguna fisura -sería una sorpresa mayúscula-, así como con Franco, Álvarez y Miguélez. También quiere encontrar a Castillo de su lado y sabe que Pascual Salvador, el único diputado que reconoce Vox, votará en contra del "pacto de los traidores", como así bautizaba Santiago Abascal la alianza socialista-naranja. Para garantizarse que la moción no prospere, necesitan el respaldo de los tres expulsados de Vox. Preguntado por esto en rueda de prensa, Segado, sin perder la calma, explicó que hablarán con ellos y les trasladarán "la visión de lo que la Región de Murcia necesita". Dicho queda.

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