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proyecto de Ad Hoc: Arquitectura y Territorio

La reforma que ha convertido un piso de los años 60 de Murcia en un hogar con jardín ideal para dos gatos

14/11/2021 - 

MURCIA. Los gatos Metro y Milla están encantados con la reforma que ha permitido que una casa de los años 60, en un bloque de pisos tradicional en pleno centro de Murcia, disponga de una gran zona en contacto con la naturaleza, como las que tienen las viviendas en las afueras. Allí, los dos felinos tienen su propio espacio para disfrutar de sus juegos. El resto de la familia, formada por un matrimonio con dos hijos, también cuentan con el ambiente propicio para poder relajarse o trabajar, según toque. 

Y es que este proyecto llevado a cabo por Ad Hoc: Arquitectura y Territorio se ha adelantado a las necesidades postcovid ya que, aunque se ideó antes de la pandemia (la obra estaba muy avanzada cuando se decretó el confinamiento), "hemos visto como la mayoría de las cuestiones introducidas en este proyecto son reclamadas actualmente por un amplio sector de la sociedad urbana: mayor contacto con el exterior, jardínes interiores, espacios de juegos, teletrabajo...".

Cuentan en el estudio murciano que los propietarios habían adquirido "una vivienda de 1960, con numerosas habitaciones y pasillos kilométricos, que de ninguna manera reflejaba su modo de vivir". El reto que se plantearon los arquitectos fue: "¿Puede una vivienda en altura, en un bloque de manzana tradicional, disponer de una gran zona en contacto con la naturaleza, de un jardín?". 

En esta vivienda en el centro de Murcia idearon que el acceso sería ese nuevo exterior, como esa zona ajardinada previa a la entrada en una vivienda a las afueras. "Ello nos llevó a generar una nueva fachada, plástica y translúcida que, a modo de 'agujero de gusano', nos transporta a una nueva dimensión sosegada y tranquila".

Entre los objetivos de transformación estaba "el de generar el mayor espacio posible como zona de vida: salón, comedor, cocina conectada y que desaparezca si se desea… pero también debía contar con una amplia zona de trabajo, donde no aislarse, si no seguir conectados a la vida familiar. El resto de espacios van buscando su acomodo alrededor de este espacio principal".

Se pensó en todos los miembros de la casa. Así, por ejemplo, los niños disponen de un espacio común de juego y sueño que puede dividirse según se desee, con buena iluminación. Y, cómo no, en los gatos, que también reclamaban un espacio propio, a su escala. Para ello, en el jardín hay unos armarios rodantes, con huecos y escalones concebidos para que Metro y Milla puedan jugar, a la vez que sirven como elementos que ocultan la zona de lavado. 

Los gatos no lo pueden decir, pero seguro que están contentos con el resultado.

        

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