MURCIA. No voy a dejar que nadie me levante la voz. Si me gritan pienso hacerlo yo más. Sea quien sea. Hay personas que creen que tienen la verdad absoluta ante temas banales que me dan muy igual, es el acto de que me griten el que no tolero. “Tú a mí no me vuelvas a gritar en tu vida”, dije. A veces hay que dejar claro donde estamos y qué aceptamos y qué no, porque la gente se confunde y no hay que dar pie a que nadie crea que vamos a aguantar más o menos de lo que piensan, que luego la confusión se enquista. En este mundo, el que no tiene un cuñado tiene una prima –política casi siempre, de esas que son como el que tiene un tío en Graná’, que ni es tío ni es na’– y así se repite hasta la saciedad. “¡Es como si todas las palabras hablaran de nosotros!”, decía el Sr. Berenguer en La Mala Educación, de Pedro Almodóvar. Hay que dejar claro qué limites no son traspasables hasta en la familia, pero yo pensaba que eso solo era necesario en el trabajo. Mucho más de la calle es la frase habitual de mi tía: “Esta es la familia de Pedro Melero, que hasta el abuelo era puñetero”. Sí, señoras y señores, prepárense, que esto solo acaba de empezar. Ya lo dije: yo ya no tengo paciencia ante los gritos, la estupidez humana o la gente que pretende sentirse mejor haciendo daño a los demás.
¡Volvieron! En 1990 coincidieron. ¡Qué importante es el número de septiembre! Nuevo año, nuevas tendencias. Septiembre es el equivalente del nuevo año en la industria, esta edición es la más grande y amplia debido a que recopilan lo que serán las tendencias del próximo año y una cantidad infinita de publicidad, todo entorno a la nueva temporada Primavera-Verano. En las capitales de la moda, como Nueva York, Madrid, París, Londres y Milán inician la semana de la moda en donde los diseñadores muestran y exhiben sus últimas creaciones. Este número empieza a planearse muchos meses antes, siendo la novena revista del año la más importante. Nuevas tendencias, pero vuelta de las de siempre. Linda (Evangelista), Naomi (Campbell), Cindy (Crawford) y Christy (Turlington) se unieron –aunque todos sabemos las rivalidades que las separaban, quizá enterradas por la suma de los años– se unieron para protagonizar la portada de la revista Vogue para la edición de septiembre.
La revista informó que, en el mes de mayo, las cuatro modelos estaban en un estudio fotográfico en el West Side de Manhattan, igual que cuando tenían 30 años, y usaban diversas prendas, lo que las convirtió en un icono de la moda. La última vez que posaron juntas las supermodelos originales fue para la portada blanco y negro en el Vogue británico de 1990.
Hoy, todas tienen 50 años, pero Vogue mencionó que “eso no importa, son supermodelos y pueden tener cualquier look, cantar valientemente junto con una banda sonora de los primeros Madonna y Lauper, atrapar la luz solo para crear formas que en realidad no concuerdan con sus cuerpos reales, y mientras tanto entrenan sutilmente a los jóvenes”.
Al mismo tiempo, Zara lanzaba su campaña. Se trataba de una colección de edición limitada bajo el título “Thirteen Pieces”. Está compuesta por trece prendas de carácter atemporal y en tonos neutros, como vestidos, kimonos o pantalones, con las que la firma busca destacar la sencillez y la elegancia. Y para dar a conocer la colección ha contado con la actriz Ángela Molina que, a sus 67 años de edad, se ha convertido en la modelo de mayor edad en posar en una campaña de Zara.
Zara dio por primera vez síntomas de que quería desmarcarse del edadismo imperante en la industria de la moda en 2021, cuando se colgó del brazo de Marie Shopie Wilson, de 58 años, para protagonizar la campaña de la colección “Timeless”.
Las imágenes que integran la campaña de la nueva colección “Thirteen Pieces” están tomadas en blanco y negro y en ellas Ángela Molina, bajo el objetivo de Mario Sorrentti, aparece luciendo prendas y complementos sencillos y atemporales (un vestido camisero negro ornado con un collar largo y un brazalete, por ejemplo).
Molina jamás se ha afanado en esconder los signos propios de la edad y ha enarbolado con orgullo la bandera de su exquisita madurez. La actriz, que recibió el Goya de Honor en 2021 y el Premio Nacional de Cinematografía en 2016, cuenta con más de cien producciones en su filmografía y ha defendido siempre con sumo orgullo sus canas y sus arrugas.
La conversación de septiembre está clara. La edad ya no es un impedimento. Entonces, ¿qué diferencia a Ángela de Naomi, Linda, Cindy o Christy? La respuesta, también clara. Mientras que unas parecen perfectas, de cera, como si los años no pasaran; retocadas por el Photoshop hasta la saciedad en un intento de convertirlas en muñecas –cosa que es completamente aceptable, respetable e incriticable–, la otra se deja ante la cámara como es. Es curioso, ¿no? Hablamos de la edad y de que se puede ser modelo en cualquier momento, pero machacamos los signos de esta. Quizá ese sea nuestro error. Pretendemos envejecer sin arrugarnos. Ya lo dijo Sarah-Jessica Parker en una mítica entrevista que hizo para Vogue USA.
“En ocasiones parece que la gente no querría que estuviéramos perfectamente bien con lo que somos. Como si desearan que nos doliera nuestra apariencia a día de hoy, tanto si decidimos envejecer de manera natural y no vernos totalmente perfectas, como si nos hacemos algo que nos haga sentirnos mejor”, añadía Sarah Jessica Parker a la conversación. “¿Qué esperan que hagamos? ¿Qué dejemos de envejecer? ¿Qué desaparezcamos?”, remataba la actriz.
No es la primera vez que Sarah Jessica Parker hacía referencia a la presión de la industria y los seguidores para con la juventud y belleza de las actrices, modelos y, en definitiva, las mujeres. En 2019, en otra entrevista, reconoció que no estaba dispuesta a someterse a ninguna intervención de cirugía estética a pesar de ver cada mañana en el espejo como se iba haciendo mayor prácticamente a diario. No dudo de la belleza de Naomi, siempre la admiré. Lo sigo haciendo. Pero si hablamos de un número que pone a la edad por bandera, dejemos que esta se vea libremente.
Y así, sin más, descubrí que la conversación rondaba en derredor a la edad en los números de septiembre y que a mí una extraña no me levantaría la voz.