VALENCIA (VP). Por tercer año consecutivo, Robeco ha publicado su encuesta anual sobre el clima, un estudio en profundidad sobre cómo se plantean los inversores las oportunidades y riesgos derivados del cambio climático. La encuesta abarca 300 de los mayores inversores institucionales y mayoristas de Europa, Norteamérica, Asia-Pacífico y Sudáfrica, que aglutinan a alrededor de 27,4 billones de dólares en activos gestionados.
Realizada por CoreData Research, la Encuesta Global sobre el Clima 2023 de Robeco muestra que desde 2022 ha aumentado ligeramente el número de inversores que han asumido, o están en proceso de asumir, un compromiso público de cero emisiones netas para 2050 (48% frente a 45%). Ahora están focalizados en la compleja tarea de ponerlo en práctica mediante la remodelación de sus carteras. La encuesta muestra un gran progreso en evaluación de relevancia, con una mayoría de inversores (55%) que evalúan el impacto de sus carteras en las emisiones de carbono. Sin embargo, las emisiones de Alcance 3, o emisiones indirectas, como los viajes de negocios y la eliminación de residuos, siguen siendo problemáticas, ya que sólo el 20% de los inversores las miden.
Además, sólo el 27% tiene una visión prospectiva de cómo evolucionarán las emisiones de las empresas en las que invierte, lo que es fundamental para las oportunidades de inversión, el engagement y las decisiones de desinversión. La encuesta muestra una adopción significativa de los escenarios de cambio climático, ya que el 25% de los inversores ya los integran en las hipótesis del mercado de capitales, o es probable que lo hagan en los próximos 12 meses. Además, el 29% ha adoptado o adoptará índices referencia orientados al clima durante el próximo año.
La Encuesta Global sobre el Clima 2023 también revela que la crisis energética ha aumentado la importancia de apostar por las energías renovables para más de la mitad (51%) de los inversores, aunque sólo el 30% ha acelerado los esfuerzos de descarbonización de su cartera a la luz de los últimos acontecimientos. Casi la mitad de los inversores (47%) ha revisado algunos de sus planteamientos ASG para evitar una rentabilidad inferior a corto plazo, al no querer perderse las fuertes rentabilidades del sector del petróleo y el gas. De hecho, el 38% de los inversores en Europa ha permitido mayores asignaciones a corto plazo en empresas petroleras y gasistas, porcentaje que se eleva al 48% en Norteamérica y al 59% en APAC.
Asimismo, en el proceso de transición a una economía con bajas emisiones de carbono, una transición justa -que aborde las implicaciones sociales del cambio energético- cobra mayor importancia para los inversores. Un 68% de los encuestados indica que va a ser un factor significativo en su política de inversión en los próximos dos años, aunque solo un 41% puede afirmarlo con fundamento.
Una de las principales conclusiones de la encuesta climática de este año es que la biodiversidad se ha convertido en una preocupación mayoritaria, con una relevancia que se acerca a la del cambio climático. Casi la mitad (48%) de los inversores considera que es importante o clave para su política de inversión, porcentaje que se prevé subirá al 66% en los dos próximos años.
Principales clases de activos
La renta variable, los bonos verdes y los mercados privados son las principales clases de activos para integrar la biodiversidad, aunque los mayores obstáculos para su aplicación son la falta de datos y calificaciones adecuados (53%) y la insuficiente experiencia interna (41%). En la actualidad, sólo el 25% de los inversores utiliza fondos dirigidos específicamente a objetivos de biodiversidad, aunque en comparación con 2022 se ha producido un gran aumento de la demanda de fondos de impacto (60%) y fondos temáticos (57%).
Un último resultado notable de la Encuesta sobre el Clima 2023 es la mayor presión política a la que se enfrentan los inversores, que pone de relieve importantes divergencias regionales. El movimiento antiASG gana adeptos en EE UU, y el 47% de los inversores norteamericanos está preocupados por la creciente oposición política y legal a sus planes de inversión sostenible, frente a sólo un 30% en Europa. Por otra parte, a la mayoría de los inversores europeos (63%) y de APAC (57%) les preocupa más la presión política por no actuar en materia de ASG y clima, frente a una minoría que comparte esa opinión en Norteamérica (40%).