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EL PASICO DEL APARECIDO / OPINIÓN

La Transición en Águilas

22/05/2021 - 

CARTAGENA. Decía el liberal Benedetto Croce que "la historia siempre es contemporánea" y, en efecto, para entender la situación política actual en España hay que conocer, siquiera someramente, el proceso que nos condujo a la democracia y, acelerándose a partir de 1965, no solo se desarrolló en las principales capitales, sino también en muchos pueblos, como el de Águilas. Hay allí desde 1966 un conjunto de cuatro casas adosadas que, en honor de la película homónima, decidieron llamar 'Las cuatro plumas' los cuatro periodistas que lo construyeron: el inspirador de la idea y presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid, Jesús de la Serna; el corresponsal murciano de ABC en París, Salvador Jiménez; el especialista en deportes, Miguel Ors; y el creador de la Primera Plana televisiva, Miguel Pérez Calderón. Según fuentes locales, un adinerado propietario local les regaló el solar para promocionar la urbanización de aquella zona, la playa del Hornillo, donde se encuentra, desde 1903, el famoso embarcadero metálico que recogía los minerales traídos por vía férrea. Llegó a tener tanta importancia económica que, desde 1985, hay un Museo del Ferrocarril en el pueblo, aunque se perdió la conexión con Baza y Guadix (a recuperar).

"Las conversaciones de Paco Rabal con plumíferos en el franquismo fueron un ejemplo de diálogo entre intelectuales de las dos hemiespañas"

Los cuatro plumíferos recibían con frecuencia la visita del aguileño Paco Rabal, el guapo actor aficionado que luego triunfó con La muerte de un viajante, obra teatral de Arthur Miller, y con Nazarín, dirigida por Buñuel. Muchos lo recordarán por su papel en Los santos inocentes, sobre texto de Miguel Delibes, donde cuidaba a su "milana bonita", nombre que adoptó para su última residencia en la aguileña playa de Calabardina. A mediados de los 60 se afilió al entonces clandestino Partido Comunista de España (PCE), de modo que sus conversaciones con los cuatro plumíferos integrados en el franquismo constituyeron un ejemplo precoz de diálogo entre intelectuales de las dos hemiespañas. Eso era parte de la transición en Águilas. Pero había más.

Por la zona de playa de las Delicias se levanta el dúplex Los Ángeles, una alusión al primer nombre del propietario, compartido por su padre y su hijo, el escritor Ángel María de Lera, que organizó con los cuatro plumíferos el Premio Águilas de novela con bastante éxito. Su celebrada novela Las últimas banderas constituyó un hito editorial en España: aunque escrita por un comandante del ejército republicano, encarcelado entre 1939 y 1947, ganó en 1967 el premio Planeta. Para colmo, versaba sobre el final de la guerra civil en Madrid, relatando el golpe de Estado del coronel republicano Casado, con apoyo del socialista Besteiro, contra el gobierno del comunista Negrín, que quería seguir combatiendo contra los franquistas. En Cartagena, los partidarios de Casado, que habían tomado la Base Naval, fueron reprimidos enérgicamente por el comandante comunista Artemio Precioso, y esa ciudad fue la última en caer en manos franquistas. No obstante, las últimas embarcaciones con republicanos, en especial socialistas, que huyeron rumbo a Orán salieron de Águilas, precisamente de la playa del Hornillo, la noche del 27 de marzo de 1939. Le echaron remos: se arriesgaron a navegar en unas doce barcas de pesca de bajura. Y lo consiguieron.

La publicación de Las últimas banderas, concebida en Águilas, fue uno de los primeros frutos de la apertura informativa, que el año anterior había eliminado la censura previa. Fue propiciada por el ministro franquista Manuel Fraga Iribarne, fundador luego de la Alianza Popular, uno de los orígenes del PP. Eran los inicios de la Transición, que estallaron en la primavera del 68, movida en la que participo el Aparecido.

A pesar de haber sido aceptado por el sector aperturista del franquismo, Lera no cejó en sus querencias izquierdistas y escribió una biografía de Ángel Pestaña en la que no ocultaba sus simpatías por aquel anarcosindicalista, que llegó a presidir la CNT y se opuso a los bolcheviques, que tanto influyeron en la larga primera etapa del PCE. A partir de los años sesenta, todavía bajo el liderazgo de Santiago Carrillo, y en nuestra región, de Agustín Sánchez Trigueros, el PCE se distanció del bolchevismo, que había perpetuado Stalin. Saltó entonces a la nueva política del Pacto por la Libertad y la Reconciliación Nacional. Etiquetándose de eurocomunismo, con unos enfoques indistinguibles de la socialdemocracia, colaboró eficazmente en transitar a la democracia y en elaborar una Constitución que estableció, por primera vez en nuestra historia, un equilibrio entre el socialismo y el liberalismo en una monarquía parlamentaria.

Junto a los cuatro plumíferos, Rabal y Lera, en aquel pacto constitucional, luego seguido por el económico de la Moncloa, participó directamente otro aguileño, Alfonso Escámez. Hijo de un pescadero, huérfano precoz, entró de botones de un banco y llegó a presidir el Central. Donó los terrenos donde se levanta el Instituto educativo que lleva su nombre y, agradecido por todos sus servicios, el rey Juan Carlos lo nombró senador real y, luego, primer marqués de Águilas.

Por su parte, el eminente cirujano aguileño, Armando Muñoz Calero, médico en la División Azul, procurador en las Cortes franquistas y presidente el Atlético de Madrid, cuyo equipo jugaba cada verano en el campo local un partido, con los legendarios Peiró y Collar deleitando a los espectadores, no participó en los pactos de la Transición, pero tampoco se opuso. Falleció el año en que aprobamos la Constitución, 1978. Simbólico.

"LA democracia no habría existido sin los pactos de la transición, en los que Águilas jugó su papel"

Podría el Aparecido haber contado otros temas más recientes de interés cultural en Águilas: el embarcadero va a ser restaurado por el actual gobierno municipal socialista; al amparo del convenio firmado por la alcaldesa, la socialista Mari Carmen Moreno, con el buen rector José Luján, que antes había ocupado un alto cargo en la UPCT. los especialistas de la Universidad de Murcia investigarán los restos arqueológicos de la Isla del Fraile; en el centro cultural Francisco Rabal, la UM viene desarrollando desde hace años múltiples actividades de su Universidad del Mar, que tomaron un gran impulso con el rector Cobacho y su vicerrector Vázquez, aguileño; en marzo de 2007 se inauguró la rehabilitación del castillo de San Juan de las Águilas, promovida por el alcalde el pepero Juan Ramírez, con la colaboración del ministerio de Fomento, en manos de la socialista Magdalena Álvarez, con una modesta contribución del gobierno pepero regional de Valcárcel, y de la Armada, que aportó dos cañones del siglo XVIII custodiados en el Arsenal de Cartagena; por esas fechas, se construyó el esbelto edificio blanco del Auditorio, financiado por el ayuntamiento presidido por Ramírez en un terreno cedido por Patrimonio Regional cuando dependía de la consejera pepera aguileña Inmaculada García. Pero esos más recientes diálogos entre distintas administraciones han tenido lugar en una democracia que no habría existido sin los pactos de la transición, en los que Águilas jugó su papel y al que los eurocomunistas y los agitadores del mayo del 68 contribuyeron. Su historia contrasta con la de los indignados del 15 de mayo de 2011, como comentará el Aparecido en el próximo pasico. La historia siempre es contemporánea.

JR Medina Precioso

jrmedinaprecioso@gmail.com

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