MURCIA. Hoy vamos a hablar de Pepa 'La Galla', una murciana de fama nacional a la que se le adjudicaban propiedades sobrenaturales, pues se decía que podía curar cualquier enfermedad -"hasta la calvicie"- y que poseía una medalla portentosa a través de la cual obtenía sus poderes. En el objeto místico aparecía una imagen de la Virgen del Amor Hermoso, a quien Pepa se encomendaba: "¡Oh, María! Sin pecado concebida, ruega por los que recurrimos a vos, ¡Amén!".
El cronista Antonio Botías documenta varios medios de comunicación que ese hicieron eco de los prodigos de Josefa Martínez Requena, su verdadero nombre, como 'La Discusión', 'El Museo Universial' o 'La Iberia', en los que básicamente intentaban recopilar información sobre los portentos de Pepa y comprobar qué de verdad había tras de ellos. Las conclusiones fueron que se trataba desde "mujer embaucadora" hasta “mujer tocada con la gracia de Dios”.
Cronológicamente estamos en Beniel entorno al año 1864 , cuando un vencino de la zona se queja de la cantidad de "forasteros" que colapsaban los servicios de la ciudad, así como de que hacían largas colas en la casa de Josefa. La propia Guardia Civil se ve obligada a poner orden ante la gran avalancha de enfermos necesitados de las manos dividas de la curandera.
Llegó a tener tanta fama que un sacerdote planteó la posibilidad de restaurar la ermita para venerar a la que se le acabó llamando 'La Virgen de la Medalla'.
A pesar de que podía quitar el aliacán (mal de ojo, "la tristeza dela huerta"), curar huesos rotos, sanar enfermedades, devolver la vista a los ciegos o hacer crecer el cabello con tan sólo tocarles la cabeza, y a pesar de que tenía muchos detractores que no creían nada de lo que se decía de La Galla, la propia iglesia inició un expediente por el que fue condenada a dejar de realizar estas prácticas.
Antonio Martínez Cerezo, en su artículo La Tía Pepa 'La Galla', curandera que se las daba de santa porque curaba todos los males del cuerpo con su medalla portento, en la Revista MVRGETANA (2017), habla de que se le intentó restar credibilidad a sus sanaciones, de la misma manera que se generaba una especie de leyenda urbana por la que se la acusaba de repartirse a medias las ofrendas obtenidas de los enfermos con el cura del pueblo. Acabó excomulgada por la iglesia.
Seguro que te estás preguntando el motivo por el que era llamada 'La Galla'. Este no era otro que por la medalla prodigiosa. Las personas desde Orihuela hasta Beniel, a lo largo de toda la Vega Baja, la conocían como 'Pepa, la de la medalla' y, con el paso del tiempo y por economía del lenguaje acabó siendo llamada como 'Pepa, la Galla'.
* Santi García es responsable de Rutas Misteriosas y autor del libro del 'Murcia, región Sobrenatural'