MURCIA. Actualmente, con la llegada de internet al mundo de los negocios, son muchos los cambios que se están produciendo en la sociedad. Uno de los más significativo lo podemos encontrar en la forma en la que realizamos nuestras compras. Ahora tenemos la posibilidad de comparar al instante todos los precios de un producto/servicio y, además, conocer las opiniones de los consumidores que ya lo han adquirido. Por lo tanto, el consumidor tiene la capacidad para distinguir qué precio está dispuesto a pagar. Este escenario ha facilitado que un gran número de empresas fundamenten su modelo de negocio en quitar todo aquello que los consumidores no están dispuestos a pagar de más en sus compras, son los llamados negocios Low-Cost.
"la forma de actuar de las empresas ha cambiado: se da paso a conductas basadas en favorecer el entorno medioambiental y social de la comunidad"
Este modelo de negocio lo pusieron de moda las compañías aéreas, cuando decidieron ofrecer menores precios en sus vuelos a cambio de eliminar determinados servicios y complementos. Está basado en el modelo Lean-Manufacturing, el cual trata de ofrecer al cliente el servicio básico, reduciendo todo lo accesorio. Con la llegada de la crisis económica provocado por la covid-19 y el desarrollo de las nuevas tecnologías, se ha iniciado una fuerte competencia por poder ofrecer productos y servicios a un precio bajo, con lo cual se ha reforzado en las empresas la idea de vender a un menor precio que la competencia como la principal estrategia comercial y en ocasiones la única.
Por otra parte, en el escenario actual el marketing se está enfocado en empatizar completamente con el consumidor, promoviendo buenas prácticas de responsabilidad medioambiental, económica y social. En consecuencia, la forma de actuar de las empresas ha cambiado, sobre todo en la última década, dando paso a comportamientos, actuaciones y estrategias basadas en favorecer el entorno medioambiental y social de la comunidad. En consecuencia, estamos viviendo un momento en el cual confluyen dos tendencias empresariales muy relevantes, que la mayoría de las veces no son complementarias.
Por ejemplo, la deslocalización de la producción es uno de los métodos más utilizados en los modelos de negocios low-cost para conseguir una mayor reducción de costes. Básicamente consiste en cambiar el lugar de producción habitual por otro en el que el coste de mano de obra, proveedores, materiales o simplemente por la política gubernamental del país, otorga unas ventajas que se traducen en la reducción del coste de producción. Es una de las prácticas empresariales más reprochables, éticamente hablando, ya que no solo exprime el país en el que se asienta si no que cuando los agentes sociales de dicho país se regulan al del resto de países, las empresas se vuelven a desplazar a otros lugares donde puedan seguir teniendo dichas ventajas. Peor aún, son las empresas multinacionales que cuando practican este fenómeno de desplazamiento temporal de producción, son capaces de no cumplir con las leyes, a nivel de derechos humanos y derechos de los trabajadores, por acogerse a las leyes locales que más les interesan para abaratar sus costes. Otra forma no ética de reducir costes que tienen estas multinacionales, es a través de los periodos de pago de las materias primas. Los cuales suelen ser muy superiores a los establecidos normalmente de 30, 60 o 90 días, pasando, en ocasiones, a realizar los pagos en periodos superiores a 180 días.
En estos escenarios, descritos anteriormente, solamente la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) de la organización nos puede permitir llevar a cabo un modelo de negocio basado en el bajo coste, y al mismo tiempo, actuar y operar de forma ética y responsable. En consecuencia, sería aconsejable conocer bien la RSC de una empresa que nos ofrece un producto/servicio a precio bajo antes de tomar la decisión de comprarlo.
Más información sobre esta temática la puedes encontrar en la revista Marketing News del Consejo General de Economistas.