EL PASICO DEL APARECIDO  / OPINIÓN

La red de araña pepera

8/05/2021 - 

CARTAGENA. Como es sabido, las arañas suelen tejer sus redes empezando por la periferia para establecer primero unos puntos de apoyo desde los que ir hilando hacia al centro. En política no siempre sucede así, sino que, por el contrario, muchas veces el poder irradia desde el centro a la periferia. Tal ha sido el caso de la región argárica durante los muchos años de gobierno del PP: el poder político se concentraba en la ciudad de Murcia y, aunque otras localidades importantes, como Cartagena con Barreiros y Molina de Segura con Contreras (Lorca estaba en las socialistas manos del gran Miguel Navarro) ostentaban sus propias cuotas, el tándem compuesto por el presidente Valcárcel y el alcalde Cámara dominaba la escena política. Eso era tan así que llegó a hablarse de una suerte de incipiente bicefalia en la que el poder municipal ejercía cierto contrapeso al Gobierno regional.

"ahora los que mandan son Miras, Egea, Ortuño, Luengo y Arroyo"

Sin embargo, esa situación no reflejaba fielmente el mapa de la economía regional, en la que la mayor concentración industrial se situaba en Cartagena, dominio reforzado por la circunstancia geográfica de ser la sede del Puerto Marítimo, y en la que el dinamismo empresarial de Molina (y del eje Yecla-Jumilla) era notable. Pero así era, constituyendo la ciudad de Murcia una megápolis a escala regional, que albergaba un potente sector de servicios, universitario y sanitario. La creación de la UPCT (decisión de Valcárcel) equilibró bastante las cosas, pero no por completo.

Tras el breve episodio del presidente interino Garre, que no se resignó a serlo, la hegemonía política de los murcianos empezó a debilitarse con el ascenso a la Presidencia regional de Pedro Antonio Sánchez, que había ejercido de alcalde de Puerto Lumbreras durante un largo período, y de José Ballesta a la Alcaldía de Murcia, pues, aunque murciano de pura cepa y murcianista a tope, carecía de trayectoria previa en el PP y de influencia en el aparato orgánico.

Tras el chusco episodio de la fracasada moción de censura argárica y el triunfo aplastante de Ayuso en la comunidad madroñera, la pareja pepera más influyente aquí está constituida por Miras y Egea. Aunque técnicamente el primero es murciano, pues nació en el hospital de la Arrixaca, en realidad inició sus estudios en Cartagena y, tras pasar por Águilas, estuvo largamente vinculado a Lorca, donde ejerció el importante puesto de gerente en el hospital estatal local. Es, pues, argárico, dada la pluralidad de sus vinculaciones, o, en todo caso, lorquino, que no murciano. Y Egea procede de Cieza, donde se inició a la política como concejal, a lo que siguió una fulgurante carrera que lo convirtió en el artífice de la victoria de Casado en las primarias y de los siguientes pactos con Cs y Vox, luego traicionados por Arrimadas, para formar varios gobiernos regionales de liderazgo pepero. Todo un éxito, consolidado ahora en el episodio de las mociones, a pesar de los fracasos en el País Vasco Español y en Cataluña.

Además, quizás en previsión de no poder revalidar la Presidencia regional si la reforma de la ley de presidente se tuerce, Miras ha reforzado ha reforzado su cuadro de mando con José Miguel Luengo, que fue alcalde de San Javier, y con Marcos Ortuño, que lo fue de Yecla. Si a eso unimos que Noelia Arroyo se hará en breve con la Alcaldía de Cartagena, y que Ballesta acaba de perder la de Murcia, resultará que, por primera vez en mucho tiempo, no hay ningún murciano en la cúpula del poder político argárico pepero.

El caso de Ballesta guarda cierto paralelismo con el del defenestrado socialista Gabilondo en Madrid. Si iniciarse a la política pasando de rector a ministro lo privó del entrenamiento necesario para fajarse con competidores en divisiones inferiores, saltar de rector a consejero y de ahí a alcalde, sin etapa previa como sufridor político de base, puede haber facilitado la acción depredadora del ambicioso Gómez en el Ayuntamiento murciano. Es difícil evaluar qué habría ocurrido de haber manejado el regidor la situación de otro modo, pero, en realidad, ya es irrelevante. El hecho es que ahora el socialista Serrano lleva el bastón de mando y se ignora, de momento, si Ballesta aspira a intentar reconquistar la plaza perdida o preferirá retirarse con todos los honores, tras haber ocupado varios puestos de alta responsabilidad en la región.

Sea como sea, ahora los que mandan son Miras, Egea, Ortuño, Luengo y Arroyo, pues Lorca ha pasado de nuevo a manos socialistas con Mateos y, como decimos, en Murcia está Serrano. Esa situación, que además de inédita puede ser inestable. Inspira dos preguntas obvias. Una, ¿se conformará el murcianismo tradicional con lo que hay o promoverá alguna clase de iniciativa para recuperar algo de terreno? Y, corolario de la anterior, ¿albergará Cámara la intención, libre ya de problemas judiciales, de volver al escenario político? Facultades no le faltan, correoso es como pocos, y sus relaciones con Miras son excelentes, todo lo cual resulta bastante sugerente. En el próximo pasico, un análisis similar respecto de Cs, con Padín de figura estelar. Cartagena, en el centro.

JR Medina Precioso

jrmedinaprecioso@gmail.com

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