CARTAGENA. En las últimas semanas se han publicado varias encuestas sobre qué opinan los españoles en varias diversas cuestiones de actualidad. Tales son si apoyan o no subir los gastos en Defensa, enviar armas a los ucranianos, acogerlos como refugiados, imponer sanciones a los rusos o facilitar el ingreso de Ucrania en la Unión Europea (UE). Otras encuestas han versado sobre la conveniencia de introducir cambios en el Gobierno español, convocar elecciones, bajar los impuestos o decidir si el Gobierno regional murciano, con un presidente del PP, y el Gobierno regional riojano, con una presidente del PSOE, deben su viabilidad a políticos expulsados de sus partidos de origen, Cs en el primer caso y Podemos en el segundo. Un aspecto sumamente interesante de esas encuestas es que se han desglosado las respuestas según el recuerdo de voto del encuestado, lo que permite medir, por ejemplo, qué proporción de votantes del PP quieren que se convoquen elecciones, o cuántos del PSOE quieren disminuir los impuestos. El resultado final es una matriz (una disposición de datos en filas y columnas) de números, un tipo de estructura que, en una reencarnación anterior, el Aparecido solía analizar para clasificar distintos grupos biológicos según sus similitudes y diferencias. ¿Se parece más un cocodrilo a un gorrión o a una tortuga? Ese tipo de cosas.
Con el objetivo de determinar la proximidad de los principales partidos españoles, se puede aplicar un análisis parecido a las matrices de datos de las preferencias políticas de los encuestados. El resultado, provisional, es un poco sorprendente. Según ese análisis, que no parte de ninguna hipótesis previa, los partidos más parecidos son, por un lado, los separatistas con Podemos y el PP con Ciudadanos. En segundo lugar, el PSOE se parece más al bloque Separatistas-Podemos que al PP-Cs, mientras que lo contrario ocurre con Vox. Sin embargo, tanto el PSOE como Vox se distinguen por su propia singularidad, quizás porque las respuestas de los posibles votantes del PSC no aparecen en los resultados.
"El único partido que, según LAS ENCUESTAS, no se ha atenido por completo a las preferencias de la mayoría de sus votantes es CIUDADANOS"
A la vista de esos datos, los votantes prefieren, en primer lugar, que los separatistas y los podemitas lleguen a acuerdos y que lo mismo hagan los peperos con los de Cs; solo en segundo lugar, que los socialistas y el bloque separatista-podemita, por un lado, y que los voxeros y el bloque pepero-ciudadanos, por otro lado, lleguen a acuerdos. Si comparamos esas conclusiones, basadas, repito, en las respuestas de los encuestados, con lo que están haciendo los partidos en la realidad, se nota que el trío de los separatistas, los podemitas y los socialistas están haciendo lo que las mayorías, que no las totalidades, de sus respectivos votantes prefieren, mientras que lo mismo ocurre con el dúo PP y Vox.
El único partido que, según estos datos, no se ha atenido por completo a las preferencias de la mayoría de sus votantes es Cs: mientras que los votantes apoyan los pactos con los peperos, como están haciendo en Andalucía y en el ayuntamiento de Madrid, muestran menos sintonía con el otro bloque. Eso quiere decir que, probablemente, la mayoría de los votantes de Cs no compartían la iniciativa de presentar mociones de censura contra los gobiernos del PP y Cs, con apoyo de Vox, en Murcia y en Madrid. Quizás eso explique por qué las encuestas le pronostican malos resultados en nuestra región y en Madrid. Sin embargo, no explica por qué tampoco obtendrán buenos resultados en Andalucía, cuando allí se han comportado como deseaban sus votantes. Solo cabe suponer que los de Cs en Andalucía se verán arrastrados por las desviaciones de sus compañeros en nuestra región y en la madrileña. Otra conclusión es que resulta estéril que los peperos les pidan a los socialistas que rompan sus acuerdos con los podemitas y los separatistas, lo mismo que es inútil que los socialistas pidan que los peperos no pacten con Vox. Ambos tipos de pactos gozan de los apoyos mayoritarios de sus respectivos electorados.
El Aparecido también ha aplicado este tipo de análisis de los datos disponibles sobre las opiniones de las personas que apoyan públicamente la ILP del Mar Menor para tratar de determinar su proximidad a los idearios de los distintos partidos políticos. En este caso hay que partir del léxico que emplean (feminista o tradicional; disruptivo u ortodoxo), la noción de democracia en las que se basan (representativa o asamblearia) y las organizaciones sociales en las que se apoyan (ecologistas o profesionales). El resultado es inequívoco: el partido más cercano, según esos indicadores, a los promotores de la ILP es nítidamente Podemos, seguido de los separatistas; por el contrario, el partido más lejano es Vox, seguido del PP. Por qué el PP está apoyando una iniciativa que, según la matriz de datos, entusiasma en mayor grado a los votantes de Podemos, dejando el campo abierto a Vox, es uno de esos misterios que el Aparecido se siente incapaz de dilucidar.
JR Medina Precioso